«Sigue el maltrato innecesario que no ayuda en nada: no la invitaron», lamentaron cerca de Victoria Villarruel. En el primer piso del Senado aseguran que la Casa Rosada no invitó a la vicepresidenta a participar de la entrega de «despacho y sables» a brigadieres, almirantes y generales de las tres Fuerzas Armadas. La ceremonia anual, que se realizó este viernes en el Edificio Libertador, tiene un valor casi litúrgico para los mandos militares. Javier Milei tenía decidido, junto a su vice, jerarquizar ese momento, pero finalmente lo hizo sin ella.
La tensión podría escalar y revela que el vínculo entre ambos no mejora sino que empeora justo en un momento donde el presidente necesitará del Senado para temas determinantes: desde la nominación de dos jueces para la Corte, cuyo trámite comienza esta semana, hasta la conformación de la comisión bicameral de Inteligencia y la próxima sesión, donde se tratará la nueva fórmula jubilatoria que Milei amenazó vetar cuando se enteró de su aprobación en Diputados.
Villarruel esperaba encontrarse con camaradas de armas de su difunto padre. Cuentan que sus interlocutores castrenses esperaban su presencia en el acto. La gala era la previa de las conmemoraciones por el fallecimiento del general José de San Martín. El homenaje principal se realizó este sábado en el Campo Histórico El Plumerillo, en Mendoza, corazón de una de la zonas más humildes y postergadas del área metropolitana provincial.
Allí San Martín organizó el Ejército de los Andes para cruzar la Cordillera y empujar la independencia de Chile, pero paradójicamente sus alrededores no salen de la postración. La vicepresidenta pegó el faltazo y zafó de encontrarse con el costado menos conocido de la provincia que el radical Alfredo Cornejo gobierna por segunda vez. Villarruel explicó en las redes que se descompuso. Es el mismo argumento que usó hace un mes para bajarse del acto del 9 de Julio, la fecha elegida para firmar el Pacto de Mayo en Tucumán.
Cerca de la vice explican que dejarla afuera de la ceremonia militar fue un gesto «de desprecio». Lo interpretan como parte de una ofensiva mayor, que incluye la intervención directa de la Casa Rosada en temas que competen al Senado. Lo peor, dicen, es que «ni siquiera le avisan».
La bronca más reciente, pero no la única, tiene que ver con una saga que se definirá este martes, cuando se reúnan los integrantes de la Bicameral de Inteligencia, el organismo parlamentario que tiene, entre otras, la facultad de controlar los gastos secretos del aparato de espionaje estatal. Su rol es más relevante que de costumbre desde que Milei disolvió la AFI, exhumó la SIDE, la subdividió en cuatro agencias y aumentó su presupuesto en 100.000 millones de pesos que sólo podrían ser revistados por esa bicameral.
Quizás por eso se demoró tanto la designación de sus nuevas autoridades, aunque la Comisión nunca puede dejar de funcionar. Fue creada por la Ley 25.520 y hasta que no tenga nueva conducción es dirigida por sus anteriores titulares. Hasta el martes será presidida en forma interina por el diputado de UP Leopoldo Moreau.
El nombre de su sucesor es un termómetro de los frentes abiertos que tiene Milei desde que impulsa una reforma de los servicios mediante tres decretos y no con una ley del Congreso, como ya sucedió en 2001 y en 2015.
La pelea por el próximo titular de la bicameral también fragilizó la relación de Villarruel con Milei. Así como la vice apunta contra Karina por dejarla afuera de la ceremonia verde olivo, carga contra el estratega presidencial Santiago Caputo, que impulsa al peronista no kirchnerista Edgardo Kueider al frente de la Comisión. Lo prioriza por encima del macrista Enrique Goerling, respaldado por la titular del Senado, pero como parte de la negociación más amplia con todos los bloques dadores de quórum.
El asesor habría vetado a Goerling por su cercanía con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y también con Victoria. Al parecer los hermanos Milei y Caputo no quieren dejar que Villarruel ni Bullrich metan la cuchara en los temas de control de la SIDE, aunque en las últimas horas surgió el nombre del radical Martín Lousteau como otro posible candidato.
Consultado por Tiempo, cerca del senador y titular del Comité Nacional de la UCR aseguran que es una «una operación desde el mundo libertario para ocultar sus propias internas entre la designación de Kueider o Goerling» . Y negaron la posibilidad. «Martín no esta en conversación con nadie ni aspira ese lugar», explicaron.
Lousteau no llegó sólo a la Comisión. Impulsó además un enroque: salió la senadora mendocina Mariana Juri y le dejó lugar a la diputada nacional porteña Mariela Coletta. Es contadora, presidió la UCR de la Ciudad y pertenece a Evolución, el mismo espacio de Lousteau, conducido por el vicerrector de la UBA Emiliano Yacobitti.
En el partido centenario analizan esos movimientos como una tradición política del sector que se referencia en Enrique «Coti» Nosiglia. Sostienen que el exministro del Interior de Raúl Alfonsín nunca perdió influencia sobre el aparato de inteligencia. Sus discípulos políticos estarían siguiendo sus pasos. Con esos antecedentes hay legisladores de la UCR que consideran «probable» que Lousteau quede en ese puesto, aunque el propio «Guga» lo descarte.
Además hay un hilo inquietante que vincula a la UCR con la reorganización de la estructura de inteligencia, a partir de José Luis Vila, el exfuncionario alfonsinista que trabajó para el gobierno de Mauricio Macri y ahora es secretario de Estrategia en el Ministerio de Defensa. En la Rosada lo nombran como una de las voces consultadas para la reforma, pero dentro de un diálogo con todas las tribus de exintegrantes de la SIDE, como su exdirector General, Antonio Horacio Stiuso.
La intriga se terminará este martes y la bicameral tendrá nuevas autoridades. Es un paliativo promovido por el Gobierno para postergar el casi seguro revés de la Cámara de Diputados a los decretos 614 y 656/24, que reformaron la estructura y aumentaron los fondos. Un DNU se anula cuando lo deciden ambos recintos del Congreso.
El cachetazo pronosticado en Diputados encierra un malestar que también podría suceder en el Senado, pero después de la demostración que se espera sobre movilidad jubilatoria, donde podrían sumarse 53 o 54 votos a favor. Si sucede, la norma previsional que fue aprobada por dos tercios en Diputados tendría la misma proporción en el Senado. Milei amenaza con el veto y Villarruel trabaja para llegar al jueves con un acuerdo que incluya cambios que devuelvan el texto a la Cámara Baja, pero las chances de lograrlo son escasas.
Los decretos de la reforma de inteligencia estuvieron a un paso de ser rechazados por Diputados este jueves, pero hubo reuniones discretas de Caputo con los legisladores opositores. Uno fue el catamarqueño Francisco Monti, que posee un lugar en la bicameral de Trámite Legislativo, donde ayudó a estirar los tiempos para evitar el rechazo. El miércoles pasado por la noche vencieron los diez días para que ese organismo dictamine. Desde el jueves puede ser tratado directamente por cualquiera de las dos cámaras. Era el cometido de la sesión especial que habían solicitado los bloques de Encuentro Federal y de la UCR.
La iniciativa quedó atrapada en las 22 horas de sesión que realizó el pasado miércoles y jueves la Cámara Baja. El oficialismo tuvo que negociar para no volver a quedarse sin quórum, como le sucedió la semana anterior. Esta vez la sangre no llegó al río, pero el titular del cuerpo, Martín Menem, tuvo que ampliar el temario propuesto y aceptó el reclamo del radicalismo: incluir el debate sobre la ley de financiamiento universitario, que finalmente tuvo media sanción por 143 votos a favor,77 en contra y una abstención.
Segunda combinación de votos peronistas, radicales y de Encuentro Federal para marcarle la cancha al gobierno en 40 días. Otro dolor de cabeza para Villarruel, que deberá estirar todo lo posible su tratamiento para ganar tiempo. Tiene otras urgencias, como el inminente debate de la nueva fórmula de movilidad jubilatoria.
La sesión de 22 horas de esta semana no dejó espacio para tratar los DNU sobre espionaje. El bloque que preside Miguel Pichetto pidió unificar los temarios de las tres sesiones que estaban en danza, pero la propuesta fue rechazada. Cuando ya habían pasado casi 10 horas de sesión, el diputado Nicolás Massot propuso un cuarto intermedio y su colega de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro, pidió incorporar los DNU al temario en curso. Las dos mociones fueron rechazadas, pero la pulseada confirmó los temores de Caputo. Si bien la moción de Ferraro no ganó, alcanzó a reunir 135 votos a favor. Un voto más de los 134 que Tiempo anticipó en su última edición dominical.
Tras perder la votación esta semana, Massot presentó otro pedido para tratar los DNU el próximo miércoles al mediodía. Ahora sumó el proyecto de Ferraro que propone declarar «nulo de nulidad absoluta» el DNU de los gastos secretos. La sesión se concretará un día después de la designación de autoridades de la bicameral de inteligencia.
Lousteau lo niega con firmeza, pero si los hechos lo contradicen y el radicalismo sale beneficiado en esa Comisión, los votos de la UCR contra el DNU podrían entrar en duda. En esa misma jornada, a partir de las 10, Lijo deberá contestar las preguntas de los miembros de la Comisión de Acuerdos del Senado para defender su nominación a la Corte.
La oposición unificada consiguió dos tercios en Diputados hace 40 días y esta semana podría llegar a la misma proporción en la Cámara Alta con el debate previsional. Queda el veto presidencial, pero Milei sabe que no será gratis. La oposición puede insistir después. Para hacerlo necesita esos dos tercios que ya juntó en la Cámara Baja y que amaga reunir esta semana en el Senado.