El desafortunado video en el que la selección argentina reza cantos xenófobos contra Francia continúa dando tela para cortar. Después de la intempestiva salida de Julio Garro de la Subsecretaría de Deportes tras exigir que la AFA pidiera disculpas públicas al país europeo, otra interna estalló en Balcarce 50, esta vez con Victoria Villarruel como protagonista.
A última hora de la tarde del jueves, la hermana y secretaria general de la presidencia, Karina Milei, visitó al embajador francés, Romain Nadal, en la embajada para pedir disculpas por los dichos de la vicepresidenta en Twitter, luego de que el ahora exfuncionario ligado a Mauricio Macri se pronunciara en nombre del gobierno.
El encuentro de la hermana presidencial con el embajador se arregló a último momento y duró poco más de una hora. Durante la reunión, la secretaria no sólo pidió disculpas, sino que se encargó de recalcar que ninguno de los dichos de la vicepresidenta representaban lo que piensa el presidente Javier Milei, quien en la próxima semana viajará a París para presenciar la inauguración de los Juegos Olímpicos en la ciudad junto a su par Emmanuel Macron.
“Tuvimos que hacer control de daños, unas declaraciones así te pueden generar un problema con el país”, dijo ante este medio un colaborador del presidente sobre la decisión de que la secretaria del libertario se presente de urgencia ante la embajada. El dato curioso del encuentro, en tanto, es que a pesar de ser la representante del país en el exterior y la encargada de alimentar las relaciones bilaterales entre países, la canciller Diana Mondino no participó del encuentro.
Según pudo reconstruir Tiempo, la ministra de Culto no fue avisada del mismo ni existió intención alguna para que participara. La decisión, explican cerca de Milei, se debe a que entendían que este conflicto necesitaba de una intervención de mayor peso que la de la canciller. “Mondino no forma parte del círculo íntimo, Karina fue en calidad de presidente”, se sinceró ante Tiempo un importante colaborador que sigue diariamente los pasos del libertario.
A pesar que tanto en on como en off the record en el gobierno adoptaron la postura de que los dichos de la vicepresidenta fueron “desafortunados”, como declaró el propio Manuel Adorni en la mañana de viernes en conferencia de prensa, lo cierto es que las declaraciones de Villarruel no difieren de la postura que el propio presidente y otros funcionarios de gobierno expusieron en sus redes durante las horas posteriores a las declaraciones de Garro.
Ante la consulta de este medio sobre este punto, desde el círculo del libertario se defienden y sostienen que “no es lo mismo que las declaraciones las haga ella que él. Ella es su segunda, él es el presidente, puede hacer lo que quiera”, dijo sin sonrojarse un íntimo del libertario. La doble vara, exponen desde el edificio de gobierno, existe.
La tensión entre el presidente y su vice es un secreto a voces dentro de la casa de gobierno. La fría relación entre ambos se remonta desde el inicio de la gestión, cuando la vicepresidenta demostró tener mayores cualidades políticas que su compañero de fórmula y se dispuso a dialogar con todos los sectores del arco político para asegurarse una convivencia pacífica en el Senado. La misma astucia tuvo al asegurarse un vínculo directo con el ex presidente Mauricio Macri, con quien habla de manera más que frecuente. La cercanía entre ambos no cae en gracia en los despachos más importantes de la casa de gobierno.
Al igual que Cristina Fernández de Kirchner, Victoria Villarruel no tiene despacho en Casa Rosada y ejecuta sus funciones diarias desde las oficinas del Senado en el Congreso. La coincidencia no es casual, la decisión de mantener fuera de la casa de gobierno a la vicepresidenta vino desde adentro.
Durante meses, la ex diputada peleó para que se le diera un espacio en Balcarce 50 para empaparse del día a día de la gestión pero la respuesta del otro lado de la reja siempre fue negativa. Aunque ninguno de sus laderos se animan a atribuirle el triunfo, otras fuentes del gobierno afirman que fue la propia Karina quien trabajó para impedir su desembarco.
Los cortocircuitos con Villarruel se arrastran desde la campaña, cuando Karina insistió a su hermano para que no la eligiera como vice, orden que el entonces diputado desobedeció. Desde ese momento, la guerra fría entre las mujeres más importantes en la vida política del libertario no se detuvo. “Pobre jamoncito” supo sintetizar la propia vicepresidenta en una entrevista.
Aunque nadie se anima a hablar de un quiebre, puesto que la cúpula del Ejecutivo aún mantiene un vínculo de cariño mutuo, lo cierto es que tanto la hermana del presidente como el asesor todoterreno, Santiago Caputo, se encargan de mantenerla lo más alejada posible de las decisiones de la gestión. Lo están logrando, por ahora.