Las marchas y contramarchas de la administración Donald Trump en su guerra de aranceles va mostrando más desorientación que efectividad y cada nueva medida termina por socavar la esencia misma del mensaje que el 47° presidente pretende enviar al mundo y el objetivo mismo de “hacer grande a Estados Unidos otra vez”. La última novedad es que el inquilino de la Casa Blanca quiere echar al presidente de la Reserva Federal (el banco central) Jerome Powell, porque se niega a bajar las tasas de interés. Casi en simultáneo, el Wall Street Journal publicó que el secretario del Tesoro, Scott Bessent (de visita fugaz en Buenos Aires el lunes) y su par de Comercio, Howard Lutnick, aprovecharon que Trump estaba solo en el Salón Oval para convencerlo de la necesidad de bajar un cambio sobre los impuestos aduaneros porque los mercados estaban descontrolados. Así fue que, sin la mirada admonitoria del asesor económico Peter Navarro, el mandatario suspendió la mayoría de las tasas por 90 días, dejando solo el monumental castigo a China, aunque quedaron a fuera celulares y computadoras.  Los chinos no se quedaron de brazos cruzados y su embajada en Argentina respondió al apriete de Bessent para que el gobierno argentino termine con los swaps.

El mensaje provocativo de Bessent en estas comarcas fue un toque de oportunismo: venía, se supone, a dar apoyo en medio de la crisis que justificó un nuevo “salvataje” del FMI, el BID y el Banco Mundial. Pero deslizó que el gigante asiático tenía políticas “rapaces” en África y Latinoamérica. La réplica fue inusualmente feroz: “exhortamos a la parte estadounidense a desintoxicar su mente. En lugar de dedicar su tiempo y energía a desacreditar y atacar en forma recurrente a China, o señalar con el dedo a los países de región por sus cooperaciones con otros países, o intentar imponer una nueva versión de la Doctrina Monroe, sería mucho más productivo realizar contribuciones reales a favor del desarrollo de los países de la región”, le espetó.

En otra muestra de cómo ven las cosas los empresarios, el CEO de Nvidia, Jensen Huang, se reunió en Beijing con Ren Hongbin, titular del Consejo Chino para la Promoción del Comercio Internacional, dependiente del Ministerio de Comercio, y se comprometió a respetar el compromiso de la empresa con el mercado chino ante los nuevas restricciones para exportación de chips H20.

Las cifras oficiales indican que China creció en 2024 el 5% y en el primer trimestre de este año 5,4%, mientras que el PBI de EE UU aumentó 2,9 el año pasado y 1,2% en lo que va de este. De allí la desesperación de Trump, que pretende impulsar la economía estadounidense bajando las tasas bancarias. Pero resulta que el jefe de la Reserva Federal se focaliza en controlar la inflación, que ya se ubica en el 2,4% y teme –con justa razón– que se desborde por la andanada de aranceles. Powell fue designado por el mismo Trump en 2018 y se mantuvo con Joe Biden. Legalmente, el titular del Ejecutivo no lo puede despedir así como así. «Tenemos un presidente de la Reserva Federal que está jugando a la política. Alguien a quien nunca le he tenido mucha simpatía… Las tasas de interés deberían haber bajado ya», despotricó de todas maneras Trump.

Bessent, por su lado, armó una estrategia en el marco de una interna desencarnada con Navarro, que había sido secretario de Comercio en la anterior gestión del empresario inmobiliario, y ahora impulsa el festival de aranceles con la esperanza de que esa sea la forma de que Estados Unidos se reindustrialice. Bessent tiene un objetivo similar, pero junto con Lutnick decidieron morigerar esas medidas ante el descalabro financiero que se registraba. El secretario del Tesoro, a todo esto, se bajó del avión que lo sacó de la capital argentina para recibir en Washington al ministro de Economía de España, Carlos Cuerpo, a quien reprendió por el viaje de Pedro Sánchez a Beijing para una larga conversación con Xi Jinpig.

El jefe de estado chino, mientras tanto, realizó esta semana una gira por Vietnam, Malasia y Camboya y desde la presidencia pro témpore de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) defendió el multilateralismo y un sistema de comercio mundial centrado en las directivas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Entrevistado por la agencia Xinhua, el secretario general de la OCS, Nurlan Yermekbayev, dijo que en la institución –que integran además India, Rusia, Pakistán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán– “estamos firmemente a favor de sistemas comerciales justos y sostenibles que beneficien a todos”.

El gobierno de EE UU, por otro lado, busca reducir costos y propuso el cierre de diez embajadas y 17 consulados, principalmente en Europa y África. Se eliminarían cinco consulados en Francia, dos en Alemania, dos en Bosnia y Herzegovina, uno en el Reino Unido, uno en Sudáfrica y otro en Corea del Sur.

En la otra disputa que se juega Trump, la de la geopolítica, concluyó este sábado la segunda ronda de negociaciones con autoridades iraníes, esta vez en la embajada de Omán en Roma, para establecer un nuevo por el acuerdo nuclear. Por la parte de EE UU fue el enviado especial Steve Witkoff y por Irán el ministro de Relaciones Exteriores, Abbas Araqchi. Por protocolo, debía haber estado Marco Rubio, que tiene cargo de canciller, pero estaba de viaje en París, mostrando su preocupación porque el diálogo con Ucrania y Rusia para no dan señales de avance. Rubio se reunió con funcionarios europeos pero no se supo mucho más en qué quedaron. El presidente ruso, a todo esto, decretó unilateralmente un alto el fuego para celebrar las Pascuas, pero desde Kiev le avisaron que no lo piensan respetar.

Fotos de la decadencia

“Bajo el régimen oligárquico y autoritario de Donald Trump, nos encontramos viviendo un momento sin precedentes en la historia moderna de Estados Unidos. Como resultado, tenemos que responder de una manera sin precedentes”, dice en una carta Bernie Sanders. El senador por Vermont encabeza una cruzada contra el gobierno en la que sumó a otros sectores del ala izquierda del partido demócrata, como la congresista Alexandria, Ocasio-Cortez que llamó Gira de Lucha contra la Oligarquía.

Los movimientos tectónicos en EE UU que refleja la emergencia de Trump dejan estos días otros botones de muestra. Alguno se remonta a la década del ’60 del siglo pasado. Siguiendo directivas del Salón Oval, la directora de Inteligencia Nacional (DNI), Tulsi Gabbard, encargó llevar a cabo la digitalización, desclasificación y preparación de los archivos de los organismos estadounidenses sobre Robert F. Kennedy y Martin Luther King, asesinados en 1968 con la sospecha permanente de la implicancia de los organismos estatales, como denuncia el secretario de Salud, Robert Kennedy Jr., hijo del malogrado secretario de Justicia y candidato a la presidencia.

Este sábado se cumplieron, además, 30 años del atentado terrorista en el Edificio Federal Alfred P. Murrah, de la ciudad de Oklahoma. El ataque dejó en saldo de 168 muertos y 600 heridos cuando un camión cargado de explosivos detonó frente a la mole de nueve pisos. No fueron extremistas islámicos, sino dos exmilitares del Ejército de Estados Unidos, Timothy McVeigh y Terry Nichols, fanáticos sí, pero contra el Estado federal.

Otros que tampoco quieren a los símbolos del gobierno central como los que atacaron el Congreso el famoso 6 de enero de 2021, terminaron condenados e indultados por Trump ni bien asumió, este 20 de enero. Ahora, un artículo de la agencia AP resalta que uno de ellos Ryan Kelley, condenado por delitos menores y por meses preso, ahora quiere postularse para gobernador de Michigan. No le fue bien cuando lo intentó en 2022. Pero quizás por entonces las brevas aún no estaban maduras.