La justicia de Azul ordenó allanar el jueves pasado la Estación Comunal de Policía de Tapalqué para secuestrar documentación. No es la primera vez que se irrumpe en una dependencia policial en el marco de una investigación, pero las razones por las cuales ocurrió en esta oportunidad son tan bizarras como preocupantes: es que desde un juzgado de Garantías se comunicaron telefónicamente con la seccional y desde allí, según se estableció, los atendió un preso, quien además estaba detenido acusado de estafas telefónicas.
La tragicómica historia se dio el 12 de octubre por la mañana. Unos días antes, el juzgado de Garantías N° 3, con asiento en los tribunales de Azul, había recibido varios reclamos de personas privadas de la libertad alojadas en esta seccional que se quejaban por no poder tener contacto con los abogados defensores oficiales. Por ello, el juez Juan José Suárez, instruyó a sus funcionarios para que constataran estos hechos, se interioricen y pongan a disposición de los presos los números telefónicos de la Defensoría Oficial.
Finalmente, esa mañana, la voz del otro lado del teléfono fijo de la Estación Comunal no era la que esperaban escuchar los empleados del juez. Según se pudo reconstruir, respondió el llamado una de las personas que debía estar detenida cuya causa, incluso, está a cargo del mismo Juzgado de Garantías N° 3.
Al advertir la situación, el juez Suárez inició de oficio una investigación, aunque después pasó la causa a su colega del Juzgado de Garantías 2, Federico Barberena. Según publicó el Diario El Tiempo, interviene también la fiscalía de Azul a cargo de José Ignacio Calonje, quien avanza en la instrucción de un expediente judicial ante la posible comisión de un «delito de acción pública”.
Con los diferentes elementos recabados, agentes de la División Unidad Operativa de la Policía Federal con sede en Azul, allanaron el jueves la Estación de Policía Comunal que desde agosto conducen los comisarios Fabián Toledo y Eduardo Solari. Los investigadores secuestraron documentación de interés para la causa como los libros de registro de la dependencia, de Guardia, planillas de presentismo, de horas adicionales y de «imaginaria» del personal policial. De la misma manera, todas las cámaras que pudieran haber registrado lo que pasó esa mañana y, en definitiva, si lo que ocurrió pasaba todos los días y en todo momento.
«Parece que el detenido atendía el teléfono y a la gente. Con el allanamiento, que hizo la Policía Federal, buscamos determinar cómo son los movimientos en esa comisaría. Aparentemente los presos, en vez de estar en los calabozos, estaban sueltos dentro de la seccional y hasta atendían el teléfono. Por ese motivo se realizó esta diligencia», le dijo a El Tiempo un vocero judicial ligado a la causa penal.