Las puertas del Club Bahiense del Norte amanecieron el martes con carteles de apoyo a las familias en caligrafía infantil, en el día en que la ciudad de Bahía Blanca le dio el último adiós a las 13 víctimas del derrumbe y se conocieron los conmovedores testimonios de algunos sobrevivientes que hablan de un infierno de polvo, gritos y viento.
«Fuerza familia del patín», dice uno de las notitas adheridas al portón de ingreso de la institución en Salta 28; el que firman Valen y Pri entre corazones.
«Fuerza profes, estamos con ustedes», «Nuestro más sentido pésame por los fallecidos. QEPD» y «Fuerza Bahiense».
En medio, dos hojas A4 adheridas entre sí albergan el nombre de los 13 fallecidos bajo la leyenda «Siempre presentes».
Según informaron fuentes de la investigación, entre los fallecidos hay un niño de 5 años, su papá y sus dos abuelos maternos, mientras que la madre del único menor fallecido está internada en grave estado y una hermanita fue dada de alta.
Mientras transcurrían los velatorios e inhumaciones de las víctimas entre muestras de profundo dolor, se empezaron a conocer los testimonios de algunos de los sobrevivientes de la fatídica noche del sábado 16 de diciembre, durante los preparativos para una exhibición de patín en el club bahiense.
Tal es el caso de Tatiana Ortega, quien recordó «cómo se infló el techo» y se salvó de morir aplastada porque se tiró «debajo del escalón de madera» de la tribuna justo cuando se estaba por caer la pared derrumbada.
«Cuando vi que se caía me tiré abajo del escalón de madera. No sé de dónde saqué tanta lucidez para actuar. Todos se tiraron para adelante, yo me tiré abajo de la tribuna, atrás. No puedo creer cómo no tengo nada», expresó a Radio La Brújula la mujer que había concurrido para ver patinar a su hija que también resultó ilesa.
«Fuimos citados con mi nena por el profesor del club a las 19 horas, me llevó mi marido, nos dejó y me encontré con mi primo», dijo la mujer en referencia a Bryan Fernando Ortega, de 26 años, una de las víctimas fatales.
El primer síntoma de que las cosas no iban bien fue cuando «empezó a caer agua en nuestras espaldas» tras lo cual pudo ver «cómo se infló el techo y se cae el paredón«, ante lo cual atinó a tirarse debajo de la tribuna.
«Se cayó el tablón de la tribuna encima de mi espalda con todos los escombros y cuando abrí los ojos solo respiraba polvo, estaba todo medio oscuro y había mucha agua», contó.
Sin embargo, pudo escurrirse «por las estructuras de las escaleras hasta salir a una de las puntas de la tribuna y poder correr».
«Llamé a mi marido que estaba bien y ubiqué a mi hija que vio cómo se me caía todo encima», dijo.
Ortega volvió para buscar a su primo, quien estaba sentado al lado suyo, pero «ya estaba sin vida», al igual que otras personas, mientras que a «muchos heridos los estaban llevando al centro de la pista».
«Fue un milagro salir de ahí, no tengo raspones ni nada y por suerte todos los chicos de los clubes invitados y del Bahiense estaban un poco lejos del paredón que se cayó», afirmó.
Los restos de su primo fueron despedidos en una casa velatoria ubicada en la calle Estomba 255 y recibieron sepultura este martes en el cementerio municipal de Bahía Blanca.
También, en otras de las salas de esa casa fueron velados los restos de Norma Gladys Nieto, de 61 años, otra de las víctimas del temporal.
A pocas cuadras de allí y en otra casa velatoria de la calle Mitre al 400 se llevó a cabo la despedida de Luis Alberto Perez, de 67 años; Juana Graciela Danszyt, de 67;Benicio Baldi, de 5 años;su padre Rubén, de 45, y Adriana María Contento, de 63, todos víctimas del derrumbe en el Club Bahiense del Norte.
Pilar Noriega, una patinadora de 18 años que se alistaba para subir al escenario cuando sobrevino el desastre, recordó que en ese momento escuchó «gritos y un ruido como de un rayo».
«Al principio pensamos que era el techo, pero era el paredón», comentó la joven al Canal 7.
En ese momento se hallaba en un baño próximo a la pista cubierta con un telón; al salir de allí vio «mucho polvo, gritos y gente tirada».
«Nos evacuaron a un cuarto de karate, donde estuvimos un tiempo que fue eterno para nosotros», agregó durante un contacto con la prensa.
«Nunca nos hubiéramos imaginado que pasaría eso», acotó. Sus consecuencias habrían sido mucho peor si hubiera ocurrido una hora después, en pleno show.
El encargado del buffet del club, Raúl Macari, estaba dentro de su establecimiento, lindero a la cancha de básquet donde iba a realizarse el festival. Recuerda haber visto «la gente corriendo despavorida y las nenas gritando por sus mamás mientras corría un viento terrible».
«Me trajeron una nenita de 2 años llena de sangre que creo que fue internada después en el Hospital Penna y estuve casi todo el tiempo con esa bebé a upa porque había que tenerla en brazos para mantenerla calentita», contó a Télam.
Mientras tanto, «mi yerno, el profesor y otro amigo fueron a sacar gente de entre los escombros» porque en un primer momento «los teléfonos no funcionaban y no podíamos comunicarnos ni con Defensa Civil ni con las ambulancias ni nada».
«En un momento se pegaban ladrillazos uno con otros por sacar la gente, fue algo terrible», concluyó.
La investigación de la tragedia
El fiscal de la causa, Cristian Aguilar, aseguró que «prontamente vamos a tener informes preliminares» sobre las causas del colapso, a partir del trabajo de un equipo pericial del que participan ingenieros de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y del Colegio de Ingenieros.
«Es la tercera visita que hacemos. La primera fue con posterioridad a la tormenta, a plena luz del día para tomar conocimiento directo de lo que había acontecido, y en esa oportunidad solo vino personal de la Fiscalía», afirmó Aguilar en rueda de prensa.
«Luego convoqué a personal de la asesoría pericial, dos ingenieros mecánicos con los que vimos de nuevo el derrumbe, pero ya con criterios científicos», agregó.
Este lunes tuvo lugar una tercera inspección con «ingenieros de la UNS y del Colegio de Ingenieros«, con quienes conformaron una junta «para hacer una pericia muy amplia que permita determinar qué pasó».
«Hoy se va a sobrevolar con un dron para obtener una vista aérea de cómo está el techo, las condiciones de la estructura y las medidas de seguridad del techo», añadió.
El objetivo es determinar si hubo comisión de delito. En caso de ser así, las imputaciones que podrían corresponder son «homicidio culposo o estrago culposo».
El representante del Ministerio Público Fiscal (MPF) describió el panorama en el lugar, al que la prensa no tuvo acceso, como el escenario de «una tragedia».
«Es una pared lateral de un estadio que está derrumbada a partir de la zona de columnas, en un largo de unos 20 metros. Esa pared estaba arriba de la tribuna (dónde había gente sentada) y por eso se produjo el desastre», aseveró.
Aguilar expresó que aún no se avanzó con la investigación de las habilitaciones o la existencia de salidas de emergencia porque «lo primordial ahora es determinar la mecánica del hecho que terminó con 13 personas fallecidas y si está tragedia podía evitarse o no».
Y para ello hay que realizar con celeridad todas las medidas para recolectar «pruebas (en el lugar) que se pueden perder».
Aguilar explicó que por ahora la carátula es «averiguación de causales de muerte» en esta causa «compleja por la cantidad de personas fallecidas».
No obstante, «existe la mayor predisposición de la asesoría pericial y de los ingenieros» externos. «Yo entiendo que prontamente vamos a tener informes preliminares».