Siempre con personajes que buscan profundidad, Inés Estévez vuelve a estrenar una película donde explota su sensibilidad en pantalla. Protagoniza el film escrito y dirigido por María Victoria Menis, Miranda, de viernes a lunes, donde encarna a una profesora de literatura de mediana edad, que ante un hecho inesperado, se replantea toda su vida. Es que ante la denuncia de situaciones de acoso y abuso de alumnas del colegio en el que da clases, Miranda, el nombre del personaje que le da título allá película, deja de estar adormecida y estalla luego de años de autorrepresión, las apoya, y todo en un fin de semana.
La narración atraviesa su vida laboral, amorosa y familiar. Con algo del humor, sin dejar de lado la curiosidad de entender nuevas generaciones y la angustia que todo esto provoca, la profesora convoca a su banda de rock de la adolescencia, replanteándose porque se alejó de ese camino (y que hubiese pasado si no lo dejaba) y la música la acompaña todo el fin de semana mientras, de alguna manera logra dejar atrás su rol de madre, se independiza de sus hijas, para recordar a una madre con la que rivalizaba y también repensar a los hombres de su vida, como su novio, su ex, sus fantasías y, claro, a su padre. Una película que de alguna manera muestra cómo muchas veces hay generaciones de mujeres que también deben deconstruirse para liberar aquello que no se les permitió o no se permitieron, aprendiendo de las nuevas generaciones.
“Grabamos en cinco semanas y fue toda una aventura. Que sea dirigido por una mujer ya es algo que me convoca desde que acepté el papel. Si la protagonista es mujer, de más de 40 años y el relato pasa por lo extraordinario de una vida común y corriente, es seguro que deriva de la pluma de otra mujer”, comenta Estévez en este nuevo protagónico en el cual destaca.
-¿Cómo te llega la propuesta de la película y que fue lo primero que te gustó del guión?
-Me lo propuso María Victoria, me llamó la atención que fuera un proyecto de ficción con algunos puntos de contacto con mi vida real, y que hubiera sido escrito sin conocer dichos aspectos de mí. Fue algo movilizante e interesante de narrar y atravesar.
-¿Cuál es el elemento más fuerte que se narra, según tu parecer en esta historia?
-La posibilidad de despertar y cambiar el rumbo, no importa el momento de la vida en que te encuentres. Eso y la más gráfica y clara descripción de todo lo que sostenemos las mujeres.
-¿Cómo preparaste este personaje, que buscaste transmitir?
-La verdad es que en general no es algo que haga deliberadamente buscando algo específico. No preparo los personajes de un modo sesudo, los leo, e inmediatamente percibo el espíritu y la dinámica del mismo. Luego me limito a sentir lo que el personaje siente. Y listo. En lo que me apoyo muchísimo es en el aspecto físico, su modo de vestir, su pelo, son cosas que determinan en gran medida el comportamiento, y terminan de definir una personalidad.
-Es un film que deja al espectador imaginando algo que no muestra, ¿El hecho de no haber seguido el camino de la música, sentís que la afectó y su vida hubiese sido diferente? ¿Cada decisión que tomamos, por mínima que sea, afecta nuestro futuro?
-Claro, sin dudas, cada decisión que tomamos o que dejamos de tomar determina el rumbo. Igual ese es un detalle, pasa por otro lado el asunto, me parece. No sé si la afectó no seguir ese camino, no creo que la decisión actual del personaje sea hacer una carrera musical, sino recuperar un goce por la vida y un contacto consigo misma. Ahí está la clave de todo.
-En cuanto a la dirección, ¿cuál fue el pedido de la directora o qué era lo que más remarcaba María Victoria?
-No había algo en particular sino detalles puntuales en cuanto a los vínculos. Estaba muy pendiente de la precisión en la construcción de los mismos. Y todo lo referente a la banda de la adolescencia, tenía muy claros los momentos evocativos al respecto.
-¿Está inspirada en hechos reales como se anuncia? ¿De ser así cambia algo a la hora de interpretar un papel?
-No en mi caso, no miro ese aspecto. Además está inspirada pero es la base en la cual se le agregan recursos de la ficción. El recorrido del personaje es bastante individual e interno. Lo que sí cambia es el compromiso y la responsabilidad al contarlo porque el disparador es una problemática muy vigente que merece ser mantenida en el tapete y divulgada con seriedad. Por ahí viene la mano.
-¿Cuál es la principal fortaleza de la juventud en la lucha por la igualdad de género y cómo ves el devenir de esa lucha?
-Creo que la conciencia que se ha tomado a nivel global y las nuevas juventudes son motores vitales para propiciar un cambio. Ese cambio será lento, un poco porque hay un sector de la sociedad que no lo ve con claridad, y hay otro sector resistente y reactivo, que es el que le teme a ese cambio. La conciencia ya se ha tomado y de eso no se vuelve. Aunque haya algunos retrocesos, despertamos. De eso no hay dudas.
-En estos tiempos de negacionismo y de auge de los discursos de odio y ataques a todo tipo de sectores, ¿una película como esta es una manera de alzar la voz?
-Probablemente. Creo que viene a reinstalar la importancia de los vínculos, de la ética, de las soledades, los dolores y la ternura, además de validar las tomas largas y la ausencia de la hiper edición.
-¿Cómo ves la situación actual del país? Desde tu punto de vista, ¿cómo se puede enfrentar a este tipo de gobiernos?
-No hay modo de enfrentarlos. Son gestiones empresariales, la guerra ya no es con armas, es con dinero. Las conquistas, el saqueo y el empoderamiento están en manos empresariales en el mundo. Acá vienen por los recursos naturales y quienes están al frente no tienen el más mínimo sentido de patria. Solo queda resistir y la mejor resistencia es el arte, el pensamiento propio, mantenernos unidos y no sucumbir al miedo, que ese sí es el peor de los adversarios.
Miranda, de viernes a lunes
Una película dirigida por María Victoria Menis. Con Mora Arenillas, Inés Estévez, Chang Sung Kim, Laura Grandinetti. En cines.