Recién cuando Brandon Boyd aparece en el Movistar Arena el martes por la noche, los  fans respiran aliviados: están a punto de ver a Incubus en vivo después de ocho años. La ansiedad no es gratuita: la banda de rock alternativo de Calabasas, California, viene de cancelar dos shows del tour “Morning View + The Hits” por Latinoamérica —en Colombia y Guatemala— por problemas de salud de uno de los músicos. 

Afortunadamente, Incubus sí toca una vez más Argentina. Pero se hacen desear. Recién pasadas las 21 se apagan las luces del estadio lleno y Boyd (vocalista y líder), Mike Einziger (guitarra), José Pasillas II (batería), el DJ Chris Kilmore (teclados y turntables), y Nicole Row (la nueva bajista que entró a la banda en 2024 en reemplazo de Ben Kenney) salen a un escenario dividido en niveles unidos por rampas, para dar un show potente y emotivo de casi dos horas cargado de rock agresivo, temas melódicos, versiones acústicas, pizcas de nu metal dosmilero y gratas sorpresas.

Morning View

Incubus deslumbró con la potencia y nostalgia de sus temas más emblemáticos

Sin preámbulo, la nostalgia explosiva de “Nice To Know You” pega de lleno. Boyd despliega su voz poderosísima y los fans se abrazan fuerte a la gran canción que da inicio a Morning View, el icónico disco lanzado en 2001 que sonará entero esta noche. El batero se luce en su altar elevado a donde pronto suben Row y Einziger y entre los tres la rompen toda en “Circles”, que desata oleadas furiosas en el campo. La mano del DJ se impone y Boyd se suma a la simbiosis con gritos desaforados. Ovación de pie. “Wish You Were Here” no se hace esperar, el público canta al unísono y copa las pantallas gigantes como el sexto integrante. Llegan rápido las primeras lágrimas de emoción.

Todo se apaga y se disparan rayos verdes desde la mesa del DJ: es el momento de brillar Chris Kilmore y sus turntables en la intro de “Just a Phase”. Boyd sube a la plataforma de la batería con Pasillas y vocaliza desde lo alto mientras el campo entra en trance con imágenes psicodélicas. El ritmo desacelera en un momento reflexivo con “11am”, luego Nicole, Brandon y Mike se juntan en el centro del escenario para una hermosa versión acústica de “Blood on the Ground”. La melancolía grunge se profundiza con “Mexico”: voz y guitarra se sientan al borde del campo enmarcados por luces verde-azuladas en la oscuridad. Al corazón fundador de Incubus se le suma Kilmore en teclados. Mike le tira una púa mágica a algún alma afortunada.

No se agotan todavía los gritos y aplausos que ya se escucha la intro deftonera de “Warning”, el público festeja y Brandon presta el micrófono para que el estadio cante el estribillo por él. El mantra final retumba en el campo y Boyd se acerca solo al filo del escenario: “¡Sin duda, me hacen sentir mejor!”, agradece y confirma la razón de las cancelaciones que pasaron demasiado cerca.

“Echo”, hipnótico, se complementa con el bardero “Have you ever”. Pronto todo el estadio se pone de pie para bailar y corear el reconfortante “Are you in?” que termina en un medley con “In the Air Tonight» de Phil Collins, primera sorpresa, que Mike descose tranquilo en su guitarra. Luego “Umbrella” de Rihanna en versión rock pesado sorprende, copa y se fusiona con “Under My Umbrella” en un estallido fogoso de cuerdas, voces, batería y luces que dejan al Movistar Arena en éxtasis, a Brandon con el torso desnudo y el aire caliente.

El estadio entero se vuelve una voz única que alienta: “¡Olé olé olé, olé olé olé olá / Yo soy de Incubus / Es un sentimiento / No puedo parar!”. Incubus se lleva la arenga completa, que no flaquea en ningún momento y estalla sobre el quinteto. Brandon se agarra el pecho, desbordado.El público quiere seguir agitando por siempre pero las luces se apagan, el spotlight lo busca a Mike que se sienta pidiendo silencio para “Aqueous Transmission”. Hace sonar las cuerdas de una pipa china, se suma Brandon en voces para formar un río que baña y relaja después de tanta emoción abrumadora. Termina el ritual de Morning View y suena el gong ceremonial que Brandon golpea de espaldas al público, arrodillado en el piso. Alza los brazos en saludo al cielo. La tapa original del álbum aparece en las pantallas al lado de la de Morning View XXIII, la re-grabación del disco que lanzaron en 2024.

Los hits

Incubus deslumbró con la potencia y nostalgia de sus temas más emblemáticos

“¿Les parece bien si tocamos unos temas más?”, dice el líder y el Movistar Arena pasa del agua al fuego: se tiñe de rojo y explotan el campo y las plateas con “Anna Molly”: pogo violento, gargantas detonadas, Brandon en cuero, fiesta, ganas de estar vivo. En “The Warmth” se recargan energías para “Vitamin”, tema enérgico de la era nu metalera que celebran a las piñas los fans vitalicios. Brandon se pasa al bombo y se suma a la batería desatada de Pasillas. La escena se oscurece cuando el final percusivo del hit de S.C.I.E.N.C.E. muta en “Glory Box”, una versión de otro mundo del glorioso tema de la gloriosa banda británica Portishead. La voz de Brandon se combina con los coros de Nicole para rendirle tributo a la gran Beth Gibbons, y estremece todo a su paso. 

Llegan las voces raperas del esperado “Pardon me”, hitazo bajonero de Make Yourself de 1999 que llevó a un Incubus incipiente al estrellato. El scratching rockero à la Linkin Park le llega a un público que devuelve la energía con fuerza asombrosa. Extenuados, maravillados, los fans también lo han dado todo. En la lluvia de aplausos final, se replica grande en la pantalla uno de los tantos brazos tatuados con las palabras “Make Yourself”. Un íncubo —uno bueno— que se siente y lleva en el cuerpo.

En un cierre ineludible, Nicole, Mike y Brandon se sientan juntos bien en el borde del escenario, muy cerca de los fans, para una versión acústica de “Drive”, pacífica y colectiva que dice, fuerte y claro: para lo que sea que traiga mañana, acá vamos a estar, con los brazos abiertos. Mientras haya Incubus, todo va a estar bien.