La potencia narrativa de Inconcebible radica en mostrar de manera explícita diferentes casos de violencia y abuso sexual contra mujeres. La serie parte de una historia real centrada en una joven que denuncia una violación para luego desdecirse, lo que conduce a una espiral de revictimización sistemática e institucionalizada. Una historia ficcional que retoma un artículo periodístico de 2015 ganador del Premio Pulitzer deviene en una serie de ocho capítulos que podría inscribirse en el género del drama policial y que reproduce las formas de relatos de suspenso similares, pero se posiciona con conciencia de época ante una temática difícil. Con perspectiva de género, aborda los diferentes casos desde una mirada tan cruda como empática.
Las detectives Grace Rasmussen (Toni Collette) y Karen Duvall (Merritt Wever) emprenden una investigación para hallar al perpetrador de una serie de violaciones realizadas bajo un modus operandi similar. Con un puñado de indicios se va construyendo una trama intrigante que no deja de lado el impacto en la forma de presentar la temática. Marie (Kaitlyn Dever) denuncia ante la policía que un hombre ingresó a su casa por la noche, la ató, abusó de ella y le tomó fotografías. Luego de radicada la denuncia y de realizadas las pericias de forma deshumanizante, Marie es inducida a negar sus propios dichos. Así, el proceso se convierte en un verdadero infierno de revictimización sostenido por la policía y el sistema judicial, anclado en el descreimiento hacia la joven.
Ya en el segundo capítulo se cambia el orden del relato a través de un flashforward, dándose paso a un nuevo caso en el que irrumpen las detectives protagónicas. Se trata de una forma de narrar poco esquemática que permite agregar información a cuentagotas y a nuevos personajes con el devenir de los episodios. Al tiempo que en los foros y críticas se habla de una propuesta muy fuerte (hay quienes hasta dejaron de verla en los primeros capítulos), la serie funciona como una denuncia explícita a la violencia de género y a los dispositivos de poder que la sostienen, entendidos como una problemática social de urgencia plena.
A principios del siglo pasado Sigmund Freud documentaba su célebre caso «Dora», en el que la joven aseguraba haber sido acosada sexualmente por un amigo de su padre. Sin miramiento alguno, ni su padre ni el propio Freud creyeron sus dichos y atribuyeron el relato a una fantasía inconsciente. Este ejemplo de la casuística psicoanalítica es sólo una muestra de que, desde larga data, los relatos de las víctimas han sido pasibles de ser ignorados o tergiversados para no incomodar al sistema patriarcal ni cuestionar privilegios de género. Las prácticas de revictimización continúan vigentes, no sólo en los consultorios sino también en la policía, la justicia y los medios de comunicación.
En los últimos tiempos asistimos al caso de Juan Darthés, denunciado por la actriz Thelma Fardin por el delito de abuso sexual infantil. Se trata de un caso de enorme notoriedad en la opinión pública y que fue abordado banalmente por algunos medios de comunicación. Las audiencias fueron interpeladas a posicionarse a favor o en contra de la víctima, con la soltura característica de los programas de entretenimientos. Asimismo, las redes sociales virtuales funcionaron como un verdadero territorio de odio en el que los followers de los medios dominantes reaccionaron con «me divierte» ante cada noticia publicada del caso.
Por su parte, Inconcebible es honesta con la audiencia, a quien no le otorga elementos para descreer de la protagonista. El dilema moral se da en el plano de los personajes y no en el de la identificación. Las excelentes actuaciones de Toni Collete y Merritt Wever asumen roles que exigen compromiso y sororidad. La serie funciona como un disparador para pensar la realidad actual como también lo hace El cuento de la criada, pero no desde una diégesis compleja y metafórica, sino desde un abordaje directo y punzante que postula una crítica de género al sistema policial, judicial y mediático.
Inconcebible. Creadores: Susannah Grant, Michael Chabon, Ayelet Waldman. Protagonistas: Toni Collette y Merritt Wever, Kaitlyn Dever. Disponible en Netflix.