A Mauricio Macri le quedó un sabor agridulce de la última semana política. Su primo Jorge, por el contrario, vivió el vértigo de adelantar una pelea para intentar preservarse de un ataque mayor. El alcalde porteño aprovechó el último viernes del año para confirmar la decisión que venía ventilando su entorno. Desdobló las elecciones porteñas de las nacionales, las fijó para el domingo 6 de julio y buscará eliminar las PASO locales. Mauricio siguió el tema desde el country Cumelén, en Villa La Angostura, desde donde llamó para intervenir en la pulseada bonaerense y colaborar para  que el gobernador Axel Kicillof se quede sin Ley de Presupuesto hasta el año próximo. El expresidente combina vacaciones con rosca política. Pudo incidir en la Legislatura bonaerense, pero quedó atrás de las decisiones que tomó su primo, jugado a profundizar la contienda con el Gobierno.

La previa de la decisión que anunció el alcalde porteño fue la pulseada que protagonizaron su primo y Javier Milei. El fundador del PRO se había quejado del destrato de la Casa Rosada y amagó con construir una oferta electoral sin aliarse con La Libertad Avanza. El presidente le contestó desde una entrevista y dijo que iban juntos en todos los distritos o en ninguno. Macri tomó el guante a medias y dijo que estaba de acuerdo, pero «cuidando la República» y poniendo todas las cartas sobre la mesa. El gesto, casi desdibujado, no coincide con el anuncio de Jorge para evitar que se nacionalicen las elecciones porteñas, ante una eventual competencia para los comicios legislativos entre el PRO y La Libertad Avanza, donde el oficialismo corre el riesgo de quedar muy debilitado en la Legislatura.

Entre la respuesta de Macri a Milei y la decisión de Jorge surgieron dudas dentro del PRO sobre los niveles de acuerdo que pueden mantener ambos primos. Este viernes, después del anuncio, Mauricio dejó trascender que estaba dispuesto a negociar la anulación de las PASO a nivel nacional. Los dirigentes que lo escucharon quejarse en el barrio del Abasto del maltrato se sorprendieron de su repentina disposición a resignar las primarias, cuando la mayoría del partido amarillo, incluidos sus legisladores, no están de acuerdo con hacerlo. Lo leyeron como un movimiento tardío del expresidente para no quedar desmarcado de una decisión que Jorge habría tomado en soledad, sin la omnipresencia del actual titular del PRO en las decisiones del ejecutivo porteño. Otras fuentes más indulgentes estiman que fue una forma de abrirle la negociación nacional al Gobierno para eliminar las PASO y, a cambio, conseguir que el bloque de LLA en la Legislatura porteña baje un cambio, deje de ser una oposición casi cerril a Jorge y el año que viene le aprueben la anulación de las primarias porteñas, durante el período de extraordinarias convocado con ese objetivo. Milei podría convocar a extraordinarias en el Congreso para hacer lo mismo, pero a nivel federal. Aún desmarcado, Macri deslizó que podría darle una mano, aunque no dijo a cambio de qué.

En el gobierno porteño consideran que el desdoblamiento los preserva de una ofensiva peor de la Casa Rosada para debilitarlos en la Ciudad. Los comicios legislativos nacionales se realizarán el próximo 26 de octubre y serán, por primera vez, con Boleta Única de Papel. La visita porteña a las urnas para renovar una mitad de la Legislatura será el 6 de julio, es decir, tres meses y 20 días antes de las nacionales. La fecha revela que la jugada del alcalde capitalino es muy riesgosa, porque si el Gobierno decide ir a fondo en la pelea con el PRO porteño, nacionalizará esa elección y Jorge Macri no tendrá medios para impedirlo. Para matizar, en la sede de Uspallata anticipan que las nacionales tendrán pesos pesados en la Ciudad. Si hay guerra total con los Macri, la Casa Rosada podría jugar a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich o al portavoz presidencial Manuel Adorni. Los primos refuerzan la idea de volver a poner el apellido en la lista, con Mauricio como aspirante al Senado. También se preguntan qué forma podrían activar para poner el apellido en la boleta del 6 de julio. Algunos aventuran un intento de reforma de la Constitución porteña para que el expresidente juegue como aspirante a una eventual convención, pero en el PRO aseguran que es un «fuego de artificio» para ver cómo reacciona la hermana del presidente, Karina Milei, garante de la ofensiva de LLA en la Legislatura para condicionarlos en la negociación del Presupuesto y también en el armado de listas sin presencia de aspirantes del partido amarillo. Justo en el distrito donde nacieron hace 20 años de la mano de la fórmula Mauricio Macri – Horacio Rodríguez Larreta para quitarle el control del gobierno capitalino al entonces alcalde Aníbal Ibarra.

“Si hay gente a la que le gusta Milei y también le gusta la gestión de la Ciudad, va a tener dos momentos políticos para votar. Hay que desdramatizar. (…) A mí lo que no me gusta es que me inviten a ser parte pero con un condicionante absoluto», dijo Jorge Macri este sábado en una entrevista radial. El eje de la campaña que piensa para los comicios de julio será «tener la mayor cantidad de diputados». Aunque sabe que es el mayor punto en contra que le reflejan las encuestas, el jefe porteño reivindicó su gestión y lanzó tajante: «No creo que el único camino sea la unidad». El primo del expresidente buscó mostrarse audaz y con iniciativa, pero hasta ahora no aporta ningún gesto que lo saque de la soledad política. Por eso en la Legislatura capitalina se preguntan si Macri no buscará recrear a Juntos por el Cambio en la Ciudad con acercamientos con los malheridos de la interna del año pasado, es decir, el radicalismo, la Coalición Cívica y fuerzas adyacentes que le permitan construir volumen ante una eventual guerra abierta con LLA. El temor de perder con Milei está cada vez más presente y de ahí tanto apuro.

Desde el sur, Macri también administra cierta soledad. La registró después de amagar ir por separado de LLA el año que viene. Tanto el gobernador chubutense Ignacio Torres, como el entrerriano Rogelio Frigerio deslizaron, sin herir al magnate, que en sus terruños estaban dispuestos a compartir lista con LLA. «El diseño de JxC y del PRO ya no se define más en Buenos Aires, sino en las provincias, porque son elecciones distintas», confiaron desde un enclave macrista del interior. El primero en desmarcarse fue el senador cordobés Luis Juez, que aseguró públicamente que su Frente Cívico quiere ir con Milei y sin «doble comando». El expresidente quedó sin el respaldo de dos de sus principales gobernadores para el amague de la separación. Sólo su primo va en ese sentido y la decisión ya es irreversible, salvo un volantazo que fragilice la credibilidad del apellido, algo impensable por ahora. Los demás gobernadores del PRO no tienen legislativas locales y la clave estará concentrada en las nacionales, donde les preocupa quedar afuera de una consolidación del oficialismo en el Congreso.

En las provincias

El dilema de los 10 mandatarios del PRO y de la UCR es de qué modo reorganizan la existencia de Juntos por el Cambio para el año que viene. Saben que sus provincias son los únicos lugares donde la alianza sigue existiendo, pero el dilema pasa por transformar el espacio en una oferta libertaria, con el Gobierno, o peronista, nutrida de los sectores provinciales que se van desmarcando de la conducción nacional del PJ, ahora en manos de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El último fue el diputado santafesino Roberto Mirabella, que esta semana dejó el bloque de Unión por la Patria y armó un monobloque. El movimiento parece más orientado a la coyuntura provincial, donde el gobernador radical Maximiliano Pullaro busca la reforma constitucional para conseguir la reelección. Ya consiguió el respaldo de su antecesor, el peronista Omar Perotti, que teje lejos del kirchnerismo y lo apoya en la iniciativa.

En la provincia de Buenos Aires el acertijo es distinto. Este viernes, durante el último intento por tratar el Presupuesto en la Legislatura, Macri llamó al senador Cristian Gribaudo para encolumnar al PRO detrás de un rechazo que condicione a Kicillof. El expresidente ya sabe que la mayoría de los intendentes amarillos harán lo mismo que los gobernadores y explorarán acuerdos con LLA, o intentarán fusiones, como jugo Diego Valenzuela, de Tres de Febrero. Pero si la Ciudad sigue siendo un escenario de disputa abierta, las esquirlas inevitablemente impactarán en la provincia, donde la misma pelea los puede llevar a la derrota, pero a manos del peronismo.