Como personas pensamos en un ideal de vida, pero muchas veces la realidad nos lo da como lo básico. Lo minino, lo que no puede faltar. Tener un proyecto de vida, comer las cuatro comidas diarias, tener el acceso a un techo donde poder dormir, sin tener que lidiar con la incertidumbre..
Tener un salario digno todos los meses, poder desarrollar y estudiar la carrera que quisiéramos en una universidad pública, gratuita y de calidad. Estudiar, estudiar mucho, reflexionar. Tener pensamiento crítico para no comprar el buzón las fake news, ya que muchas veces somos presos de los algoritmos y la sobre información. Cubrir la necesidad de ocuparnos de nuestra salud física, emocional, espiritual, mental y sexual.
¿Es tanto pedir está altura de la vida?
Volvimos a discutir cosas que ya estaban resueltas o en proceso de mejoría. Interrogantes: si es importante el rol y la función del Estado, aunque nos quieran hacer creer que no sirve, que la solución es el libre mercado. No hay desarrollo sin un Estado que regule, sea eficiente y redistribuya, no se conoce otro mecanismo creado por el hombre que evite que nos despedacemos.
La cultura de la incertidumbre
Hace algunos años podíamos decir que la base estaba y hoy la ley de bases nos deshumaniza, el proyecto impulsado por el gobierno actual no trae un solo beneficio concreto a ningún trabajador ni trabajadora. Seria un retroceso en todos los sentidos.
Nunca las reformas de flexibilización laboral generaron empleo, y si no hay empleo no hay nada. La niñez, adolescencia y juventud no era la excepción, quieren que deje de ser un divino tesoro. La falta de trabajo es un gran problema para quienes se asoman a la vida.
Pues suplir sus necesidades a veces tienen dos o mas empleos, extender el periodo de prueba de 3 a 6 meses no va a beneficiar a ningún joven, no es por ahí, nos corren el arco. Genera desesperanza y angustia porque el presente y futuro va ser peor si esta ley se aprueba.
Hace una década estaba entre las opciones poder reparar alguna casa familiar o tener la posibilidad de poder tener la casa propia hoy es imposible. Ya es muy complicado conseguir un alquiler y afrontar ese gasto ya que no hay protección para los sin casa.
Hace dos meses no pagan el Pae, (Programa de acompañamiento para el egreso sin cuidados parentales) que acompaña para construir la autonomía en la vida de los pibes y pibas que egresan de hogares convivenciales. Jóvenes que debido a situaciones de vulnerabilidad y violencia en las familias de origen recurrieron a él. Un primer empujón, para aprender a volar solos.
Hace más de 60 días algunos de esos jóvenes no pueden pagar la pensión, la habitación o el alquiler compartido con amigxs o su pareja. Hace 8 semanas que no tienen ese ingreso y hoy los ves pidiendo en la panadería del barrio para no estar con la panza vacía o poder tomarse el colectivo que lo lleve a estudiar o a trabajar. Y sumándose a esta crueldad, se está desarmando el equipo profesional interdisciplinario que acompañaban a estos pibes y pibas.
Esto pone en riesgo el proyecto de vida y autonomía de los jóvenes.
El depósito de los meses atrasados.
La reincorporación y normalización laboral, de los empleados referentes del programa.
Extender el máximo de retiro monetario, ya que solo se pueden sacar 15 mil pesos al mes.
¡Fijar una fecha exacta de depósito ya! Que haga previsible nuestros cobros.
Este programa nos daba un camino, un rumbo a seguir, que esforzadamente llevábamos adelante, con el acompañamiento del Estado, con protección y la seguridad que nos daban nuestros primeros pasos en la vida. Tener un lugar para poder desarrollar nuestras necesidades básicas con dignidad y por cierto con gran austeridad. ¿ Saben todos la diferencia entre tenerlo y no tenerlo, cuál es?
* Egresado y colaborador de “La Casona de los Barriletes”. Militante político de Nuevo Encuentro.