Global Student Prize es un premio anual de 100 mil dólares que la Fundación Varkey junto con Chegg.org, otorgan al mejor estudiante del planeta. Este año hubo 11 mil postulaciones de 176 países y, entre los 50 elegidos que compiten para la terna de los 10 mejores se destacan dos estudiantes argentinos que reciben educación pública: Martina Bahiana Basgall Sequeira, de 17 años, estudiante secundaria de la Escuela Nacional Pellegrini de la Ciudad de Buenos Aires e Ian Valentín Gottlieb Godoy Garraza, de 20 años, estudiante de Ingeniería Química de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

El premio, destinado a jóvenes a partir de los 16 años, se fundó con la intención de “crear una nueva y poderosa plataforma que arroje luz sobre los esfuerzos de estudiantes extraordinarios de todo el mundo que, juntos, están remodelando nuestro mundo para mejor”. Tiempo conversó con Ian Valentín sobre este reconocimiento y su mirada hacia el presente y el futuro de la educación. Revaloriza el rol del docente, sugiere incorporar más la tecnología a la currícula y aboga por «empezar a salir del aula».

Proyectos

–¿Cuáles son los proyectos en los que participás que fueron tenidos en cuenta para este premio?

–Hace varios años vengo construyendo una comunidad de jóvenes y profesionales entusiastas, que buscan nuevas maneras de construir un país mejor teniendo la educación como pilar, trabajo con resiliencia y perseverancia. En ese marco, junto a estudiantes secundarios desarrollamos diferentes proyectos, algunos fueron premiados por instancias nacionales e internacionales. Por ejemplo, sobre mejoramiento de la matriz energética en Argentina, o el desarrollo de sistemas de generación de energía o de una aplicación para la detección y monitoreo de incendios. También desde mi columna radial en Radio UNLP que se llama Inspirar Futuro mostramos que sí hay un futuro. Muchas veces se dice que nunca es demasiado tarde, pero me gusta decir también que nunca es demasiado temprano.

–Como estudiante formado en escuela y facultad pública ¿qué reflexión hacés sobre la situación actual de la educación y las dificultades que atraviesa?

–Tenemos que revalorizar la educación, es la base que nos va a permitir construir a partir del conocimiento. Estudio Ingeniería porque quiero, a partir de los conocimientos adquiridos, desarrollar soluciones prácticas que se pueden emplear para los problemas que tenemos en nuestra sociedad. Tenemos un modelo educativo público y gratuito, único en el mundo, que nos permite educarnos en calidad. Tenemos que aprovechar las herramientas que nos brinda y entender que como sociedad, el camino que vamos a recorrer lo hacemos en comunidad, no individualmente. Ahí uno empieza a ver que las noticias como este logro demuestran la gran calidad que tienen nuestras universidades, en mi caso de la UNLP. Pero también demuestra las posibilidades que tenemos en nuestro país.

Foto: @unlp

–¿Qué le hace falta a la currícula de la educación secundaria para ser mejor?

–Hay que integrar a las currículas todo lo que tiene que ver con la educación tecnológica. Vivimos en un mundo cada vez más acelerado y tecnológico, estaría bien incluir, por ejemplo, clases de programación y enseñarle a los chicos distintas herramientas como Google docs, Word, Power BI, Inteligencia Artificial. Herramientas que sean para saber cómo discernir que esto puede ser una fake new, dónde puedo buscar alguna información que sí me sirva. Muchas de las tareas que realicé fueron gracias a que grandes docentes han estado ahí ante una inquietud. Cuando se toma provecho de las herramientas que tenemos a disposición, se pueden generar mejores cosas.

–¿Cómo se puede incorporar la Inteligencia Artificial en el aula, en tiempos donde se tiende a delegar cada vez más respuestas sin elaborar, por ejemplo con Chat GPT o ahora con la herramienta en el WhatsApp?

–He visto a docentes encargar la tarea de realizar un trabajo, por ejemplo, con Chat GPT y corregirlo. Ver en qué se equivoca la IA, con qué material está fundamentando o cree estar fundamentando, qué es lo que se inventa. Con eso potenciamos el pensamiento crítico del estudiante, es importantísimo que vaya formándolo para poder discernir si es verdadera o no la información que nos da una Inteligencia Artificial. Pero también es importante para su día a día, para tener una opinión y defender lo que cree que es correcto. Para construir esas soluciones que le permitan alcanzar, en conjunto a con sus pares y su comunidad, el futuro que desean.

–¿Qué debería tener la educación del futuro?

–La educación tiene que empezar a ser algo que atraiga más a los estudiantes. Es grandisíma la tarea que hacen muchísimos docentes, de ahí salen los grandes estudiantes que luego son los grandes profesionales. Entonces, si trabajamos en conocer las prácticas de estos grandes docentes vamos a ver que muchas veces hay que salir del aula para mostrar cómo se puede trabajar interdisciplinariamente. Comprender que a partir de diferentes perspectivas podemos construir proyectos mucho más fructíferos.

De la NASA a la detección de incendios en el Paraná

Uno de los proyectos que lideró Ian Valentín Gottlieb durante su secundaria ganó por dos años consecutivos la instancia local del Nasa Space Apps Challenge. Como resultado, viajaron a Estados Unidos y participaron de capacitaciones junto a otros jóvenes del mundo (además formó parte con otros 50 chicos de un programa para planificar una misión tripulada a Marte). “Esa experiencia fue especial porque así empezó esta comunidad de entusiastas que formé dentro del Bachillerato de Bellas Artes”, recuerda. Para la competencia diseñaron un modelo para la detección y monitoreo de incendios en la zona del Paraná. El equipo venció a otros que estaban conformados por profesionales y estudiantes avanzados: “ningún logro es individual, hay familias, amigos y grandísimos docentes que han estado detrás de cada inquietud. La educación no termina dentro de las aulas”.