En la Argentina que administra Javier Milei, de un momento a otro, una persona que asiste a una protesta se puede convertir en terrorista. Esa es la estratagema que el Ejecutivo y parte del Poder Judicial buscan imponer, aunque las pruebas demuestren lo contrario: de los 33 detenidos por las fuerzas federales y la Policía de la Ciudad tras la movilización por el debate de la Ley Bases en el Senado, la jueza María Servini ya liberó a 17.
Los perfiles de los detenidos distan mucho de haber cometido el delito de “alzamiento contra el orden constitucional”, tal como consideró el fiscal Carlos Stornelli. El caso del músico Santiago Adano, los tres integrantes de la familia Ocampo o el del estudiante de Historia Brian Ortiz que fueron excarcelados el viernes por la noche, dan cuenta de la arbitrariedad con la que se aplicó el operativo represivo en las inmediaciones del Congreso el miércoles, para dispersar a los manifestantes.
La situación de la docente María de la Paz Cerrutti o de la militante del MST, Sasha Lyardet, que aún siguen presas, son aún más inexplicables.
“Todo esto es una agonía»
El próximo miércoles, Sasha cumple 25 años y podría pasarlo en el Penal de Mujeres de Ezeiza, donde está alojada, un espacio que le es totalmente ajeno. “Todo esto es una agonía, es muy desesperante y triste. Ella había ido a la marcha y cuando volvían, una amiga se cae y ella se para a ayudarla. Estaban arriba de la vereda, y ahí la interceptaron las motos y las detienen”, cuenta a Tiempo Grisel, su hermana. “Teníamos esperanza de que la excarcelaran inmediatamente, porque no hay pruebas de nada. En la causa, se notifica que hay un testigo policial que dice que las vio hacer algo, aunque tampoco especifican qué”, añade.
Sasha está en tercer año de Antropología de la UNSaM y vive en el partido de San Martín. “Es una persona que se organiza para ayudar al otro. Después de muchas idas y vueltas, cuando entré a verla donde estaba detenida, lo primero que me dijo fue que tenía un parcial y estaba preocupada, pensando que iba a perder el parcial”, describe Grisel, quien puntualiza, orgullosa, de su hermana: “En los momentos que tiene libre organiza con los vecinos ollas populares, es una piba que le encanta estudiar y lucha por lo que cree justo. Nosotros nos criamos con mi abuela que tiene un hogar de chicos en el Partido de Pilar. Siempre supimos que éramos muy privilegiadas, por eso estamos para los que nos necesitan”.
Profesora “violenta”
La detención de la profesora de Historia María de La Paz Cerutti quedó registrada con las cámaras de Prensa Obrera. La secuencia es inaudita. Y más increíble aún es que permanezca detenida. Los protagonistas, en este caso, fueron agentes de la Policía de la Ciudad, que le cortaban el paso cuando la mujer cruzaba la Avenida 9 de Julio, a varias cuadras del Congreso. Visiblemente enojada por la situación, María se acerca a la vereda gritando su nombre completo y DNI. Es recibida por el grito de algún jefe policial: “¡Presa, ahora!”. Inmediatamente, los uniformados se abalanzaron sobre ella. Para la justicia, le pegó un puntapié a un efectivo y sigue presa.
«La Policía de la Ciudad la tuvo bajo su custodia en diversas reparticiones, alojada en pésimas condiciones y esposada, sin garantizar mínimas condiciones de higiene y salubridad, violando todos sus derechos constitucionales», indican sus familiares en un comunicado, en el que subrayan que «María de la Paz padece problemas de salud y esta injusticia sólo agrava su situación».
«Lo que esta viviendo María de la Paz nos hace revivir los trágicos acontecimientos que como familia atravesamos durante la última dictadura militar y que nos dejo el triste saldo de 5 víctimas del terrorismo de estado, 4 de ellas que continuan detenidas desaparecidas, situación que este gobierno niega y desprecia rotundamente», advierten.
Músico y solidario
Santiago es músico, tiene 38 años, participa de la Asamblea de Caballito y fue integrante de la banda Julio & Agosto. El miércoles fue detenido poco antes de las 20, en la boca del Subte A, a metros de la confitería El Molino, frente al Congreso. Se había ido de la movilización a la casa de un amigo, unas horas antes, apenas comenzó la represión, pero como se preocupó por su auto que estaba estacionado en las inmediaciones, fue a buscarlo. Cuando salía del subte, lo manotearon policías de civil de la Federal. En la maniobra casi lo asfixian, aunque Santiago nunca se resistió. “No hacía falta toda esa violencia”, explica a Tiempo Lucila Adamo, la hermana del joven, aún conmovida por el episodio. “Poco antes estábamos hablando con él sobre mi mamá, que es jubilada. Estaba muy triste y preocupado con todo lo que estaba pasando”, completó. “Es una persona que está queriendo armar cosas colectivas, en solidaridad con otros. Esto es doblemente injusto”, comentó Lucila, con lágrimas en los ojos.
Empanadas peligrosas
La familia Ocampo se había instalado con un carrito en los alrededores del Congreso para vender empanadas. La idea de ganarse unos pesos se convirtió en una pesadilla. Remigio, de 64 años, su hija Belén, de 28, y su nieta Mía, de 18, fueron apresados en medio del brutal operativo. Intempestivamente, debieron levantar las pertenencias cuando las fuerzas de seguridad comenzaron a reprimir. Leonor Albornoz, entonces, le pidió a su marido Remigio que fuera a buscar la garrafa que había quedado en el lugar. El hombre se acercó con esa intención, con las manos en alto, pero los policías lo tiraron al piso y lo redujeron. Al ver la escena, las mujeres salieron en su auxilio y corrieron la misma suerte.
Rapero y futuro docente
“En un futuro puedo ser el educador de tus hijos”, gritaba Brian Ortiz, de 27 años, a los agentes de la Policía Federal que lo detuvieron el miércoles. El joven es estudiante de Historia de Instituto Superior de Formación Docente N° 1 de Avellaneda «Abuelas Plazas de Mayo”. Tras ser alojado en Ezeiza fue liberado por la jueza. “Es un estudiante ejemplar, trabaja haciendo rap en los trenes. Es miembro del Centro de Estudiantes”, dijeron desde su entorno.