Los gobiernos de Roma y el Vaticano ultiman detalles para el funeral con el que este jueves el papa Francisco despedirá al pontífice emérito Benedicto XVI en la Plaza San Pedro, con un operativo que incluirá la presencia de helicópteros y 500 voluntarios, y tendrá unos 1.000 periodistas acreditados de todo el mundo.
Roma quedará vigilada desde la noche por más de 1.000 miembros de las fuerzas de seguridad, en un operativo por el que incluso habrá aviones de combate caza listos para despegar desde las bases cercanas en caso de necesidad, informaron fuentes vaticanas a Télam.
Las adyacencias de la Plaza San Pedro, donde se esperan más de 100.000 fieles, estarán custodiadas por policías, carabineros y miembros del cuerpo de la Guardia de Finanza además de la Gendarmería y Prefectura vaticana, con los que Italia y la Santa Sede buscarán garantizar la seguridad de los jefes de Estado, miembros de monarquías y autoridades religiosas que participarán de la ceremonia.
Las autoridades italianas ultiman este miércoles también el operativo de ayuda de 500 voluntarios dispuestos en los accesos a la Plaza, que trabajarán en conjunto con el cuerpo de bomberos, que movilizará además los equipos Nbcr, la sección especial para actuar en casos de ataques con sustancias biológicas, lnformó el diario romano Il Messaggero.
Al mismo tiempo, el portavoz papal Matteo Bruni informó que hay acreditados más de 1.000 periodistas de todo el mundo para la ceremonia inédita en la historia moderna de la Iglesia en la que un Papa en funciones despedirá a uno emérito.
Francisco recordó a Benedicto XVI como «un gran maestro de catequesis»
El papa Francisco recordó al pontífice emérito Benedicto XVI, fallecido el sábado a los 95 años, como «un gran maestro de catequesis».
«Antes de comenzar esta catequesis, quisiera que nos uniéramos a los que están aquí a nuestro lado rindiendo homenaje a Benedicto XVI y dirijo mi pensamiento a él, que fue un gran maestro de catequesis», planteó el pontífice durante la Audiencia General que encabezó este miércoles en el Vaticano.
«Su pensamiento agudo y educado no era autorreferencial, sino eclesial, porque siempre quiso acompañarnos al encuentro con Jesús. Jesús, el Crucificado resucitado, el Viviente y el Señor, fue la meta a la que nos condujo el Papa Benedicto, llevándonos de la mano», agregó luego Jorge Bergoglio.