Sólo dos mujeres encabezan las listas que disputarán las 35 bancas en la Cámara de Diputados de la Nación por Buenos Aires: una de ellas es Manuela Castañeira, quien se postula por el Nuevo MAS. Es socióloga y tiene 36 años. Fue precandidata a presidenta en 2019 y tiene amplia militancia en el feminismo. Trabaja como no docente en la Universidad Nacional de San Martín.
En diálogo con Tiempo, la dirigente de izquierda cuenta sus propuestas: salario mínimo de 100 mil pesos, eliminación del IVA y del impuesto a las Ganancias para los trabajadores y mayor carga impositiva para el agro. Asegura que es crucial que haya un debate de todos los candidatos antes de las PASO, habla de la participación de las mujeres en política y cuenta por qué naufragó la posibilidad de unidad con el Frente de Izquierda (FIT) que lidera Nicolás Del Caño. Su desafío: obtener los 200 mil votos que le permitan pasar a las elecciones generales.
-¿Cuáles son las propuestas que querés llevar al Congreso?
-En la campaña nosotros queremos hablar de lo que gobierno y oposición callan, que es la situación salarial y de flexibilización laboral que están pasando trabajadoras y trabajadores y la juventud especialmente en la provincia de Buenos Aires. Por eso nos centramos en una campaña por un salario mínimo, vital y móvil que parta de los cien mil pesos y por leyes contra la flexibilización laboral. Por ejemplo, leyes de pase a planta permanente para ferroviarios, eléctricos y demás sectores en los que el Estado tiene gran influencia. Creo que se puede hacer porque no es cierto que no hay dinero, que no hay recursos económicos. En este momento, en la provincia el agro está teniendo ganancias brutas récord en lo que va del siglo, pero el salario real es el más bajo en 18 años.
–¿La propuesta sería entonces también una suba de la carga impositiva al agro?
-Sí, retenciones mucho mayores al 12% que pagan hoy y una redistribución a partir de impuestos totalmente diferentes para que los recursos vayan a los trabajadores. Acompañado de este tipo de cargas impositivas que son reales y mayores para los grupos concentrados de la economía. Me parece que tiene que ir la distribución de esos ingresos para los salarios y leyes como la eliminación del IVA y el mal llamado impuesto a las Ganancias al salario. Hay una discusión mundial sobre recargarle los impuestos a los poderosos y acá se discute como si pagaran todo y no pagan nada. Ese es parte del corazón de la propuesta, acompañada de más cosas: lo de la flexibilización es importante porque hay un gran problema entre la juventud trabajadora, por eje, en el trabajo de reparto por aplicación. Son sectores nuevos que emplean a 55 mil personas en Argentina y que en general son el primer trabajo de muchos jóvenes a los que no se les reconoce la relación laboral. Se oculta la flexibilización detrás de la tecnología: las empresas no se hacen cargo de la ropa, ni la ART, ni la obra social, ni el salario mínimo.
-La precandidata del Frente de Todos, Victoria Tolosa Paz, propuso que haya un debate y fuiste una de las primeras en aceptar. ¿Por qué es importante dar la discusión?
-Pienso que es importante dar un debate ya, antes de las PASO, no de cara a las generales, sino las primarias operan como un filtro que recorta voces y la sociedad no alcanza a escuchar las propuestas. La gente se merece escuchar todas las propuestas que la mayoría de los candidatos y los partidos tradicionales ocultan, incluso sus planes económicos porque sino no los votarían. Creo que es sumamente enriquecedora la instancia del debate y, de hecho, en el seno de la izquierda yo le había hecho una propuesta a Nicolás Del Caño sobre la necesidad de debatir por la unidad de la izquierda y él la rechazó.
-¿Por qué creés que rechazó el debate?
-Porque está en contra de la unidad de la izquierda. Son los que están garantizando la división y la fragmentación en este momento. No tienen la intención de discutir cómo tiene que ser el anticapitalismo en el siglo XXI y quiénes tienen que ser los candidatos. Entonces nosotros hicimos una propuesta por la positiva que es renovar a la izquierda. Creo que es hora de discutir cuestiones de fondo: cómo volvemos a instalar el pensamiento socialista entre amplios sectores de la sociedad, para eso hay que discutir forma, contenido, candidaturas, y cómo nos vinculamos con los nuevos movimientos sociales como la Marea Verde y el Ni Una Menos en la Argentina. Y que haya mujeres que encabecen listas, no sólo que las integren.
-¿Esa fragmentación no termina perjudicando a toda la Izquierda?
-Posiblemente, pero eso es responsabilidad del Frente de Izquierda que tenía la posibilidad de unir y rompió. Igual me parece que es momento de dar esta discusión y creo que hay muchas oportunidades para la renovación. Yo estoy recorriendo la provincia, recién llego de Bahía Blanca, donde tenemos una boleta encabezada por mujeres y tuvo una gran recepción. Me parece que hay un gran espacio para ser oposición de izquierda al gobierno de Alberto Fernández y al de Axel Kicillof. Tengo mucho entusiasmo y mucha expectativa porque venimos de mucha acumulación como Nuevo MAS en el último tiempo. A mí me toca encabezar en Buenos Aires, pero nos presentamos en 13 provincias a nivel nacional y en la provincia llevamos boleta local en 50 distritos, que es producto del trabajo de estos últimos años y de haber acompañado las experiencias más relevantes: la lucha por la legalización del aborto, la lucha de los ferroviarios, de la juventud trabajadora, de la pelea por vivienda en Buenos Aires y en Guernica. Eso nos ha dejado un respeto por estar donde hay que estar y tenemos entonces muchas expectativas de poder conseguir los 200 mil votos necesarios en la provincia para pasar a las elecciones generales.
–Si bien las leyes de cupo y la de paridad ampliaron la participación de las mujeres en política, todavía es difícil que ocupen los cargos de mayor jerarquía o que encabecen una lista, por ejemplo. ¿Cómo se cambia eso?
-Creo que tiene que ver con lo que crezca la movilización en la plaza. La ley del aborto la votó el Congreso pero la que la ganó fue la marea verde. Creo que esa marea verde tiene que empezar a patear las puertas y a irrumpir en la política para que las activistas ganen espacio. El lugar donde más resistencia hay es en la política tradicional que está muy de espaldas a los nuevos fenómenos sociales. Se tuvo que sancionar la ley de paridad que es una ley de discriminación positiva, pero se trata de encabezar. Y por eso ha sido una gran discusión en la izquierda en 2019. Porque veníamos de la marea verde y nosotros insistíamos en cómo no le va a dar lugar a uno de los principales movimientos sociales de la Argentina y del mundo que es el movimiento de mujeres y LGBT en lucha. Tenés que jugártela cuando vienen las campañas electorales y dar un lugar para esa expresión. No lo veo en partidos tradicionales, ni en el resto de la izquierda. Creo que se cambia si las nuevas generaciones ingresan a la política. Y creo que hay mucho más espacio para hacer esas transformaciones en la izquierda, que somos los más permeables a llenarnos de futuro y de lo nuevo, a diferencia de los partidos tradicionales cuyas listas parecen un catálogo de museo.