Gabriela Pereda habló con la Línea 144 desde la ambulancia. La médica que llegó a su casa para asistirla y constatar las lesiones ante la Policía marcó el número y le pasó el teléfono. “Yo la conocía, pero ni se me había ocurrido. Estaba en shock. Ella desde la ambulancia se comunicó y me pasó con una persona que me dio todos los datos, la dirección para ir a hacer la denuncia en la Oficina de Violencia Doméstica y me dijo que tenía que llevar. Me dejó su contacto y una guía de qué cosas ir haciendo. Al día siguiente fui, y a partir de ahí se encaminó la denuncia. El 144 me salvó la vida”, cuenta a seis años de aquel llamado.
La de Gabriela fue una de las más de 920 mil comunicaciones por violencia de género que recibió la Línea 144 entre 2013 y 2023, según consta en el informe elaborado al cumplirse diez años de la sanción de la Ley 27.039, que creó el dispositivo dependiente del Ministerio de Justicia. El mismo que hoy está siendo desmantelado a fuerza de despidos y ninguneo oficial, aunque formalmente la línea siga. “Es imposible garantizar la continuidad de la línea”, advirtieron mediante un comunicado trabajadoras de ese espacio, tras el despido del 85% de las trabajadoras de la Subsecretaría de Protección contra la violencia de Género.
El llamado de Gabriela ocurrió en 2018, cuando intentaba salir de una relación violenta. Antes de hablar con el 144 desde la ambulancia había hecho la denuncia en la comisaría.
“Tres veces tuve que pedir que vuelvan a escribir la denuncia porque el policía ponía cualquier cosa –recuerda–. Si te quedás con el maltrato y el menosprecio de la comisaría, elegís no volver a denunciar nunca más. El 144 me indicó cómo enfrentar el tema, me sentí contenida, bien orientada. Me parece terrible que lo estén desmantelando. No hay otro lugar de acompañamiento estatal con gente que te ayude a pensar en frío en ese momento”. El hombre al que denunció a partir de esa orientación ya cumplió su condena.
En voz alta
Un año después que Gabriela, llamó N Tenía 30 años y lidiaba con el miedo desde chica. “Soy la hermana mayor de tres mujeres. En mi adolescencia me desperté una noche siendo tocada por mi papá. Algo que absolutamente nadie sabía y que pensaba contar cuando él se muriera. Pero un día mi hermana más chica me cuenta que encontró unas bombachas nuestras en un cajón de mi papá. Eso despertó una crisis muy grande en mí –relata desde Zona Oeste, mientras avisa que prefiere mantener su identidad en reserva–. Entonces decidí llamar al 144 y pude por primera vez decir en voz alta lo que me había pasado”.
La persona que la atendió la escuchó llorar y respetó sus silencios. Cuando N estuvo lista, del otro lado de la línea le explicaron qué alternativas tenía, con qué herramientas contaba. “Por miedo, culpa y por la falta de apoyo del resto de la familia no lo denuncié. Pero sí se lo conté a mi entorno más cercano, a mis hermanas, a mi pareja; y nos fuimos de la casa –cuenta a Tiempo–. Estaba desesperada, no sabía cómo manejar la situación y necesitaba que fuera anónimo. Había visto sobre la Línea 144 en redes sociales y en la tele. Me ayudó en un momento muy feo”.
Como en los casos de Gabriela y N, los datos del último informe sobre la Línea presentado en 2023 muestran que el 91% de las intervenciones por violencia de género a partir de comunicaciones al 144 corresponden a violencia doméstica.
Cuando el Estado estuvo
Así fue también para Elena. En 2019 trataba de terminar con un matrimonio de 18 años que se había vuelto violento, tanto de forma física como psicológica. “Una amiga me había hablado de la 144. Yo llamaba y cortaba. Pero esa tarde, me decidí. No daba más. Salí a caminar y me puse a llorar en la plaza, con mi hija. Desde ahí llamé. Necesitaba saber cómo salir”, cuenta. Quien la escuchó le preguntó si estaba a resguardo, le pidió sus datos y al rato la volvió a llamar para contactarla con un servicio de género de su zona, en el norte del Gran Buenos Aires. Ese llamado le abrió puertas a un acompañamiento psicológico, a asesoramiento legal y también le brindó ayuda para tramitar el divorcio.
“Desde el momento cero la decisión de salir fue mía. Pero sin ese apoyo no iba a poder”, resalta cinco años después. Hoy Elena acompaña a su hija adolescente a salir de una situación de noviazgo violento, detectada por la escuela y afrontada desde la misma Secretaría de Género local con la que Elena se contactó gracias al llamado al 144. “Ella normalizó la violencia por ver a su papá conmigo. Y ahora el Estado la está ayudando. Como a mí”.
Según informó a la prensa el Ministerio de Justicia, que encabeza Mariano Cúneo Libarona, la Línea 144 va a continuar operativa (aunque no explicó cómo se repartirían la demanda con 85% menos de personal) y pasará a llamarse “de atención a personas en situación de violencia y riesgo”. Un modo –uno más– de invisibilizar y ningunear la violencia de género y los datos que la evidencian.
Hemos despedido al 85% de los empleados del ex Ministerio de la Mujer.
— Mariano Cúneo Libarona (@m_cuneolibarona) June 30, 2024
Los restantes pasarán a cumplir funciones dentro de la órbita de la Dirección de Protección a la Familia, y asistirán a TODOS los argentinos que atraviesen una situación de violencia y riesgo.
La abogada Tamara Bezares difundió que, al consultar a esa cartera por la continuidad de programas sobre violencia de género, la respuesta fue: “Este gobierno no lleva políticas de género. La violencia no conoce género y cualquier persona que se encuentre en situación de violencia puede contactarse a la Línea 144”. «
Cúneo Libarona y el «TODOS»
Desde antes de asumir, La Libertad Avanza había dejado en claro que destruiría el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad y que no acompañaría ninguna política en ese sentido. Los últimos despidos implican el desmantelamiento de la Línea 144. «Lloramos por las compañeras que perdieron el trabajo, y por todas las personas que no van a tener acceso a informarse, que no podremos acompañar a salir de esas situaciones», dijo una trabajadora. “Hemos despedido al 85% de los empleados del ex Ministerio de la Mujer. Los restantes pasarán a cumplir funciones dentro de la órbita de la Dirección de Protección a la Familia, y asistirán a TODOS los argentinos que atraviesen una situación de violencia y riesgo”, se ufanó Mariano Cúneo Libarona en X. Con el TODOS en mayúscula y con O, para que quede claro.