El próximo sábado El Viento y el uruguayo Diego Presa se presentan en Galpón B, antes que para festejar la primavera, que no desmerecen, para celebrar un camino recorrido juntos de distintas maneras, aunque no hasta el momento arriba de un escenario. “A Diego lo conocemos desde hace muchos años con Santiago, en un momento hicimos un show a manera de intercambio uno en Buenos Aires y otro Montevideo y otro en La Plata, y tenemos un amigo común, Sebastián Santana, que es quien hace toda la parte de arte de Diego y había hecho cosas con Pequeña Orquesta Reincidentes.”

El que cuenta algunos de los vericuetos que llevaron al show es Guillermo Pesoa, uno de los fundadores y artífice de la emblemática y entrañable Pequeña Orquesta Reincidentes, de la que también fue parte Santiago Pedroncini, en guitarra y trompeta de El Viento, la banda que completa Micaela Cabral en batería y coros, y Gabriel Casal en bajo y coros. 

Presa presenta disco nuevo en la Argentina, y la ocasión funcionó de excusa, por así decirlo. Y si bien podría haber sucedido antes, El Viento estuvo “parado bastante tiempo”, entre otras cosas porque Pesoa fue padre y recién ahora están retomando.  “Igual nos seguimos. Pero siempre hay un montón de cuestiones organizativas que se tienen que dar para que las cosas ocurran. En este caso se dio la oportunidad: él está presentando un disco y nosotros presentando temas de un disco nuevo.” Del que aún no se puede saber el nombre, pero Pesoa asegura que “está casi listo”.  “Es un momento muy extraño para la difusión de la música -agrega una reflexión sobre tocar juntos-. Si bien está todo disponible en Internet para llegar a los demás, los caminos son muy sinuosos y fue mutando mucho a cómo estábamos acostumbrados a trabajar los que tenemos más de 50. A mí siempre me parece que el encuentro en vivo es donde está la verdad de lo que uno hace, lo que se produce en ese momento. El encuentro con otros, con el público y el encuentro de los públicos posibles de distintos artistas siempre es muy lindo.”

El Viento.


Sin embargo y pese a que ayuda, el factor económico no tuvo prevalencia. “Siempre hicimos las cosas de manera independiente y la búsqueda del mango siempre estuvo para poder seguir haciendo cosas: mantener los instrumentos, mantener los ensayos, mantenerse en actividad. Después la música como laburo, como fuente de ingresos, en principio ni mis compañeros de toda la vida ni yo lo tuvimos como algo a cargarle a lo musical. Siempre fue difícil, siempre lo tomamos como algo independiente y siempre buscando la manera de hacer las cosas posibles. Y eso implica desear cosas, imaginarse cómo hacerlas y tratar de llevarlas a cabo, Y tratar de estar atento a esas oportunidades que aparecen para hacer lo que uno quiere.”


Docente y compositor de música para cine y teatro, luego de la disolución de Pequeña Orquesta tuvo una etapa solista que dejó como registro Lunes, y en 2019 armó El Viento, que ya lleva dos discos grabados: Casa y En silencio. “Venimos de una generación que gusta más del encuentro y juntarse a hacer cosas. Y no tenemos tampoco una estrategia como para ir lanzando los temas: tenemos más ansiedad por tocar las cosas nuevas, las más actuales que vamos haciendo en las que el grupo se va afianzando y encontrando su sonido, que para nosotros es el aquí y ahora, lo que estamos haciendo. Las estrategias para plataformas y redes a mí me dan un poco de fiaca, me sacan el lugar donde me gusta estar. Aunque siempre entre la tecnología y la industria modificaron la forma en la que se hace el arte y la música, sobre todo. De hecho, el largo de la canción viene de limitaciones técnicas al inicio de la grabación de las canciones. Hay que tomarse el pulso de lo que se tiene ganas de hacer y pensar cuál es la mejor manera para mostrar lo que hacemos.” 

Guillermo Pesoa.


Para Pesoa “el registro de la obra, de la canción, es parte de la canción”, por más que “el vivo sea algo muy verdadero por el encuentro con la gente”. “A cómo me fui criando en esto, la grabación, cómo grabar, qué dejar, la manera de hacerlo es parte estética de la canción, de la forma artística que uno está buscando. Por eso grabar es muy importante.” Se puede decir que nada se compone sin estar pensando que quedará plasmado en un disco. Tiene que tener una forma final, “sino uno podría seguir arreglando una canción todo el tiempo”. “Pero además esas decisiones son parte del proceso artístico de uno y van dejando como mojones de las pequeñas obsesiones artísticas que tuvo en ese momento. No escucho mucho lo anterior, pero me escucho mucho en el proceso: una vez que ya está, suelto y lo dejo un poco.  En cada grabación hay unas trazas de lo que a uno lo obsesionaba en cada momento, lo que lo preocupaba. No solo en la parte musical sino también en las letras, aunque eso es más obvio. Lo que me parece muy interesante son las cosas que estaban como semillas, embriones que uno no vio y ahora sí, son parte de lo que uno hace más consciente. Uno puede rastrear las trazas de lo que transita ahora y en aquel momento no lo veía, puedo encontrar puntos de contacto entre cosas que uno pensaba y ahora aparecen de otro modo, pero siguen estando ahí. Por eso para mí la grabación es fundamental.”


Así las cosas, un año, un mes, un día Pesoa hizo un cambio voluntario: dejó el piano y el acordeón (no del todo, claro) y se pasó a la guitarra eléctrica. “Me resultó muy interesante en tanto desprenderme de las formas de hacer que estaba teniendo: era volver a cierto carácter más adolescente de agarrar la guitarra y ser un poco más intuitivo con algunas cosas. Obviamente con todo el bagaje de poder resolver algunos problemas artísticos. A mí me gusta que las cosas se vayan simplificando en la síntesis antes que enrareciendo. Colores primarios en ese sentido: acordes simples, el juego entre la melodía y lo rítmico, y las texturas y los contrastes y la dinámica, yendo a cosas más básicas. Y en ese sentido pasar de instrumento me ayudó. A los 40 o me compraba la moto o la guitarra eléctrica, me compré la guitarra eléctrica (risas).”

El Viento y Diego Presa

Por primera vez juntos en vivo, en Buenos Aires. Sábado 21 a las 20 en Galpón B, Cochabamba 2536.