Quienes hemos tenido el privilegio de compartir relaciones amorosas, amistosas ,familiares, académicas y políticas durante varias décadas con Guatemala no podemos desconocer que la sociedad guatemalteca ha evolucionado progresivamente en su cosmovisión con más celeridad que el Estado y sus prácticas políticas, legislativas y judiciales
En eso pensaba yo en Las Palmas de Antigua mientras miraba bailar a tres mujeres sin retraimiento por su aspecto y sin ninguna morbosa curiosidad de los otros danzantes. El amigo que me acompañaba me contaba la dura realidad que en ese instante vivía Ligia Hernández, una luchadora social y política, fundadora y exdiputada de Semilla detenida por orden del Ministerio Público, aún en manos del Pacto de Corruptos. Hernández fue acusada de “financiamiento electoral no registrado” a favor del presidente César Bernardo Arévalo, ahora en el poder.
Mi conclusión era obvia. Guatemala 2024 vive una no correspondencia entre sociedad civil y Estado, cuyo rasgo más peligroso es la dictadura judicial que ejercen la Fiscalía, y algunos jueces, sobre ciudadanos a los que inventan causas para apresarlos. El vórtice de esa no correspondencia es el cerco que la Fiscalía tiende al presidente Arévalo, a quien amenazan diariamente con judicializarlo hasta provocar su destitución o, con lamentable éxito, sofrenarlo en sus aspiraciones reformistas para que su joven gobierno fracase y termine rechazado por los sectores sociales y étnicos que le dieron la victoria electoral el 20 de agosto de 2023 y garantizaron con su movilización de meses su posesión real en 14 de Enero de 2024.
Con motivo de las elecciones venezolanas , el gobierno de Estados Unidos, los medios hegemónicos del continente, el Centro Carter, la misión de la ONU, cuestionan al régimen venezolano; también el presidente Arévalo se ha sumado a ese cuestionamiento.
Los amigos guatemaltecos de pensamiento crítico y pertenecientes al partido político Semilla-actual oficialismo-reflexionan con escéptica tristeza y se preguntan por qué la dictadura judicial imperante en Guatemala no merece ninguna atención mediática internacional, ni la abierta y seria denuncia del propio agredido gobierno de Bernardo Arévalo.
Semilla es un conglomerado plural de guatemaltecos de clase media y popular que quieren que su gobierno signifique un clivaje en la lucha contra la corrupción y la impunidad. Por ello están pendientes de que ocurrirá con el caso B410, una trama de corrupción basada en la evasión fiscal que significará un fraude contra el erario de más de 100 millones de dólares, cometido por un conglomerado de 410 empresas y convalidado por Miguel Martínez y el expresidente Alejandro Giammattei.
La fusión de los intereses del poder político y el poder económico es la principal característica del Pacto de Corruptos, que domina en Guatemala durante ocho décadas y el caso B14 es un ejemplo. Por ello que ocurrirá con ese caso en las instancias judiciales es de sumo interés para los guatemaltecos que creen en el cambio. El desenlace del B14 será un indicador de si, en la Guatemala del 2024, sigue o no dominando sin contrapesos reales el Pacto de Corruptos.
El peligro es que la desconfianza de la sociedad guatemalteca se incremente e inunde incluso a los militantes de Semilla, la base social y política del presidente Arévalo.
.A nivel externo, la situación en la geopolítica del continente es buena para Guatemala y su gobierno. Históricamente, Estados Unidos ha sido aliado de cualquier gobierno guatemalteco. No ha combatido públicamente el Pacto de Corruptos y ha visto con desconfianza a cualquier gobierno de orientación progresista. Eso ha cambiado y hoy apoya al gobierno de Arévalo contra cuyo padre-que también fue presidente- conspiraron hace ocho décadas. México, que siempre asistió a las víctimas del Pacto de Corruptos, hoy es un firme aliado de Arévalo.
México está comprometido con el apoyo a Guatemala con obras de desarrollo como el Tren Maya y el ferrocarril Manzanillo- Puerto Quetzal, cuyo compromiso de realización binacional se ratificará en septiembre, en la reunión que sostendrán los presidentes saliente y entrante de México con Arévalo.
Esas dos obras de infraestructura serán detonadoras de inversión, crecimiento, empleo y demanda efectiva para la economía guatemalteca. Además impulsarán la intercambio turístico y la integración humana y económica binacional. ¿Cuál es el laberinto en que viven la sociedad y el Estado guatemaltecos en 2024?
El laberinto del minotauro representa el poder del coraje humano. La decisión y el ingenio para superar obstáculos aparentemente insalvables. El “Laberinto de la soledad” de Octavio Paz representa el sentimiento de melancolía y soledad que acompañaba el mexicano de la segunda mitad del siglo XX, socialmente afectado por los efectos de una revolución social inconclusa que la Cuarta Transformación en vigencia intenta superar en la tercera década del siglo XXI.
El laberinto de Guatemala parece ser la representación del dilema de seguir sólo sufriendo la historia con la hegemonía del Pacto de Corruptos como hasta ahora o retomar la senda de la Revolución de Octubre que inauguró Juan José Arévalo-padre del actual presidente- para hacer una historia que le dé a los guatemaltecos libertad, democracia y bienestar.
El pueblo guatemalteco, Semilla y el presidente César Bernardo Arévalo tienen la palabra.