Los líderes europeos responden al anuncio de Trump de comprar Groenlandia con una timidez que preocupa a muchos, ante la posibilidad de que realmente intente cumplir con las promesas que viene desplegando estas última semanas. El canciller de Alemania, Olaf Scholz, dijo que no se puede cambiar «por la fuerza» las fronteras nacionales de ningún país, dijo que las palabras del presidente electo generaron «cierta incomprensión» en Berlín y sus socios europeos, a los que pidió mantenerse unidos. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, dijo que la isla, bajo jurisdicción de Dinamarca pero con una gran autonomía, «no está en venta«. El presidente francés no abrió la boca y lo más cercano a alguna muestra de descontento provino del ministerio de Relaciones Exteriores, donde fue recibido con pompa y circunstancia el secretario de Estado Antony Blinken, en su último viaje al continente como funcionario. Para Rusia, que de concretarse ese deseo del mandatario que tomará posesión el 20 de enero compartiría soberanías en el Ártico, el tema se relaciona con “una cuestión de relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Dinamarca«, según el portavoz de la Presidencia rusa, Dimitri Peskov. Y así.

En su cuenta de X, Scholz, que tiene los días contados en el gobierno ya que segúas las encuestas no lograría ser reelecto tras las elecciones del 23 de febrero, “las fronteras no deben ser movidas por la fuerza” y agregó: “este principio aplica a todo país del Este o del Oeste”

El que le respondió en gran medida fue el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, quien recordó que “Europa permanece muda ante las amenazas de anexión de Groenlandia y de Canadá” y puntualizó que “el método Netanyahu ha funcionado para invadir a sus vecinos y cometer genocidio en Gaza. ¿Por qué Trump no haría lo mismo?

Blinken, mientras tanto, visitó París y en conferencia de prensa junto al ministro de Exteriores Jean-Noël Barrot dijo que la intención del presidente electo no va a ocurrir.  «Es obvio que la idea expresada sobre Groenlandia no es una buena idea. Pero quizás, lo que es más importante, es que obviamente no va a ocurrir, así que probablemente no deberíamos de perder demasiado tiempo hablando de esto», alardeó, sin especificar como haría él y su partido, que sufrió una fuerte derrota en noviembre pasado, para impedirlo.

Barrot, por su parte, señaló que Groenlandia es un «territorio de la Unión Europea y de Europa» y consideró que “ no hay manera de que la Unión Europa permita a otras naciones del mundo, cualesquiera que sean, atacar sus fronteras soberanas«, dijo, al tiempo que pidió a Europa reforzar su fortaleza ante el resurgimiento de las políticas de «la ley del más fuerte».

Su par del Reino Unido, David Lammy, se abstuvo de condenar las afirmaciones de Trump y ni siquiera mencionó el tema Canadá, siendo que ese país, objeto del deseo del empresario inmobiliario, forma parte de la Comunidad Británica de naciones. «No voy a condenar a nuestro aliado más cercano, solo puedo interpretar lo que hay detrás de ello», comentó Lammy al canal de televisión Sky News. “Es el clásico Donald Trump”, minimizó. “Prometió trabajar para los trabajadores y la seguridad económica nacional y por eso plantea cuestiones relacionadas con el Canal de Panamá y sospecho que también con Groenlandia», sugirió el canciller. “Groenlandia está en manos de sus habitantes, no puedo imaginar un conflicto armado entre Dinamarca y EEUU, dos países miembros de la OTAN”, completó.

ALG con Europa Press, Xinhua y Sputnik