El Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) difundió una dura advertencia sobre la crisis que atraviesa al sistema de salud en general y al sector en particular. A tal punto, que se declararon «en emergencia» y vaticinaron que «en el mediano plazo, la actividad puede desaparecer y no podrían colocarse stents ni efectuarse angioplastias».
Todo esto, en el país donde las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte. Según el último reporte de Estadísticas Vitales de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud de la Nación, en 2022 se registraron 110.062 fallecimientos por enfermedades del sistema circulatorio.
“El aumento exponencial del costo de los equipos y los insumos médicos y la baja sistemática de los honorarios profesionales están mostrando ya consecuencias indeseables, como son la reprogramación de las prácticas y la demora en realizarlas, al dilatarlas por meses, lo que pone en riesgo la salud del paciente. De no mediar una solución en el mediano plazo, toda la actividad va a verse paralizada, generando un impacto incalculable sobre la salud de la población en toda la Argentina”, alertó el CACI.
Peligra la atención de urgencias
“Está en crisis la atención de las urgencias, tanto sea por infartos coronarios u otras condiciones cardiológicas y cerebrovasculares. Los especialistas, en lugar de concentrarnos en la realización del procedimiento, tenemos que estar pendientes de conseguir los insumos mínimos necesarios para su realización y, muchas veces, trabajar en condiciones muy precarias”, lamentó Juan José Fernández, presidente del Colegio.
Las angioplastias coronarias con colocación de stents, cuando se realizan precozmente, son el tratamiento más eficaz para disminuir la mortalidad del infarto de miocardio. El tratamiento por catéteres del accidente cerebrovascular, en las primeras horas del inicio de los síntomas, logra disminuir no solo la mortalidad sino también el grado de incapacidad que puede generar.
El Colegio enfatizó que para realizar estas intervenciones se necesitan “además de profesionales altamente entrenados, medicamentos, insumos y equipos biomédicos de alta tecnología que no se fabrican en el país”.
Más caro y mal pago
La “tormenta perfecta” que describieron incluye costos cada vez más altos en los insumos, así como salarios desactualizados y pagos tardíos.
“El costo de los equipos y de los insumos han aumentado en forma exponencial (entre un 300 y 500%). Estos incrementos no se vieron reflejados en los centros asistenciales donde se hacen estos procedimientos y que las obras sociales y los sistemas de medicina privada pagan –indicó el CACI en su comunicado–. Cualquier centro del país que tenga salas de cateterismo recibe, por las prácticas que allí se realizan, menos de la mitad que los colegas latinoamericanos y una cuarta o quinta parte de lo que se abona en Estados Unidos. Estos bajos valores abonados por los financiadores afectan no solo a los médicos, sino también a las instituciones se quedan sin márgenes para renovar equipos e infraestructura”.
“La consecuencia más inmediata de esto es que médicos con excelente formación están emigrando a países que los reciben con los brazos abiertos y retribuciones acordes con la calidad de su trabajo. La escasez de médicos y el cierre de centros de alta complejidad tendrá indudablemente consecuencias serias en la salud cardiovascular de la población”, alertaron.
El combo incluye demoras en las autorizaciones de prácticas y compra de insumos por parte de obras sociales y prepagas. “Nadie quiere arriesgar, ni perder dinero. Los importadores retacean insumos, las obras sociales y prepagas demoran autorizaciones y pagan las prácticas en plazos extendidos afectados por la inflación, las autoridades sanitarias no toman cartas en el asunto y las clínicas y hospitales terminan siendo testigos involuntarios de una problemática que afecta directamente la atención programada y las urgencias. En definitiva, somos los médicos los que debemos dar la cara con el paciente e intentar resolver su problema de salud con los pocos medios que tengamos a nuestro alcance”, apunto Alejandro Palacios, expresidente del CACI.