En 2018, cuando Tiempo Argentino llevaba unos dos años como medio autogestionado, tomamos la decisión editorial de acompañar el activismo creciente de los feminismos por el Ni Una Menos y el aborto legal de una manera que hasta ese momento ningún diario papel había abordado: una tira semanal en la contratapa. Estábamos convencides de que desde esa forma narrativa podíamos llevar a nuestros lectores una herramienta fresca y no solemne de abordar una temática que atravesaba a la sociedad argentina como una ola imparable. Buscábamos que, además, cumpliera una función «didáctica», es decir, que pudiera tocar temas que tal vez eran desconocidos a nuestro público, partiendo de la suposición de que la deconstrucción era un proceso en trámite y no un hecho consumado. Que no debíamos dar por entendido que todo el mundo conocía o estaba familiarizado con el marco conceptual y teórico de los feminismos y que llevar el tema a cada casa podía ser disruptivo. Imaginábamos que cada domingo algún debate se dispararía tal vez en la mesa familiar que pudiera llevar a conversaciones, seguramente intergeneracionales, acerca del derecho al aborto, el techo de cristal, la discriminación por motivos de género, el patriarcado y las distintas formas que adopta al machismo.
¿A quién encargarle semejante responsabilidad?
Durante el ataque a la redacción de Tiempo por parte de una patota que ingresó al viejo edificio del barrio de Colegiales habíamos recibido muchas muestras de apoyo. Una que sintetizó la forma en que procesábamos por esos días ese atentado contra la libertad de expresión fue una ilustración que con el tiempo se convertiría en un símbolo del nuevo Tiempo Argentino: los lentes de Rodolfo Walsh rotos junto a la frase «Yo veo al futuro repetir el pasado». Llegó a través del posteo en sus redes de una dibujanta muy joven, Mora Sarquis, y terminó ocupando la ilustración de la contratapa de la edición especial de 16 páginas que dio cuenta de aquel hecho traumático y a la vez refundacional de la cooperativa. Con el tiempo, hasta se replicó en bolsas, pines, y demás merchandising de Tiempo. Nos reconocimos en una mirada común, una identidad.
Por eso, no hubo dudas a la hora de convocarla para el desafío de producir semanalmente un contenido con perspectiva feminista para nuestra querida contratapa. El personaje de Maite y sus amigas, compañeros de trabajo, pareja y familia y su palabra filosa, irónica y formativa conquistaron a nuestro público aun cuando no faltaron las muestras de resistencia a lo nuevo que proponíamos. «Conmigo no varones» el título de la tira que parodiaba el contrapunto entre Beatriz Sarlo y Orlando Barone en el programa 678 –uno de los momentos televisivos más recordados– terminó de armar el rompecabezas.
La tira fue evolucionando de tal forma que en los últimos años se convirtió en una pieza editorial gráfica y política con perspectiva de género. La síntesis necesaria para procesar amablemente cada semana la vida en un país empeñado en «repetir el pasado».
Pero con esa evolución, su autora entendió también que había cumplido un ciclo. Nos lo comunicó hace dos meses, y junto con nosotros encaró el proceso de búsqueda de su reemplazante. «Me gusta eso de darle lugar a las dibujantas, que son muchas y no tienen espacio en general en los diarios. Que aborden la temática de género y también de la política desde el feminismo», nos dijo.
En esta edición publicamos la última tira de Mora, quien de todos modos seguirá dibujando eventualmente para Tiempo y también lo seguirá haciendo de forma independiente en sus redes, y con su emprendimiento de agendas y «productos compañeros».
Con la salida de Mora le damos la bienvenida a Natalia Sánchez (Nat San) ilustradora, poeta y activista lesbiana. Natalia nació en Buenos Aires pero vive en Santiago del Estero desde los doce años un dato no menor, porque nos ayuda a pensar más allá del ombligo porteñocéntrico. Se dedica a la historieta y al humor gráfico desde el 2020, y es dueña de un humor ácido a la hora de encarar temáticas de crítica social, política y feminismo. Fue parte de las antologías poéticas Otro libro de minithas (2018), De monte y hadas (2023) y Putx el que escribe (2023); y publicó su primer libro, CLOSET. Relatos ilustrados de la salida del armario, en junio de este año.
A Mora, todo nuestro agradecimiento y el deseo de que su creatividad y talento no paren de crecer. A Nat San, un abrazo cooperativo con la certeza de que, como bien lo refleja la tira de esta edición, en asuntos de feminismos y en tiempos hostiles como pocos falta muchísimo más por hacer.