Construyó una notoria carrera televisiva desde la tira juvenil Enamorarte (2001, por Telefe) y nunca se detuvo. Actualmente Gonzalo Heredia está haciendo en el Teatro Astros la obra La mentira, donde comparte escenario con Eleonora Wexler, Lautaro Delgado Tymruk y Alexia Moyano. También conduce un ciclo en Blender llamado Entre libros, donde todas las semanas conversa con distintos referentes de la literatura nacional.

-¿Cuál son los personajes que te gustan?

-Los que tienen un recorrido dramático interesante, esos que empiezan en un punto, en un registro y terminan en otro. Me parece que están buenos los que usan el humor, porque ayudan a la identificación, pero en cuanto a géneros me gusta todo tipo de historias.

-¿El guión es más importantes que el grupo de trabajo?

-Hace diez años hubiese dicho que sí. Pero creo que hoy pienso distinto: a mis 42 años, tengo ganas de contar ciertas historias que conmuevan, pero me fijo mucho en el grupo de trabajo porque quiero pasarla bien.

-¿Un buen equipo potencia a todos?

-Algo así. En el teatro, que es lo que más hago últimamente, tenés compañeros con los que te podés apoyar y construir algo mejor. La actividad teatral es como los que se tiran en paracaídas de a muchos y hacen círculos y dibujos en el cielo mientras caen.

Carlos Bernatek.

-¿Extrañás la televisión?

-Me gusta contar historias. En cine, teatro, escribiendo o en su momento en televisión. En mi carrera hice muchos trabajos sólo por una cuestión económica. En los últimos años cambió la forma de consumo y la tira no es algo tan rentable como antes. Pero es un ambiente que me queda cómodo y pude adquirir cierto oficio, entender que era uno de los eslabones de una cadena de producción, el lugar que ocupaba y dónde rendía, así como lo que esperaban de mí. No reniego de la tele, pero tampoco lo extraño. Si se da volvería a hacer sin problema.

-¿El mote de galán te molesta?

-No, para nada, me encanta. Estoy más grande y todavía lo mantengo (risas). Antes era galancito, pero ahora ya soy un señor galán. En su momento me molestaba, quería que me tomaran en serio y lograr cierto prestigio por lo actoral. Pero hoy, me río de eso. Que me digan lo que quieran.

-¿Mucha gente se sorprendió por tu amor por la literatura?

-Hay una tendencia a encasillar. El galán tiene que ir al gimnasio y ponerse cremas, y el que escribe no puede relacionarse con lo comercial, porque la literatura es para los elegidos y algo inalcanzable. Eso es falso. Siempre digo me considero un lector que se construye día a día, trato de leer metódicamente al menos 50 páginas por día. Ese gusto por leer me llevó a animarme a escribir. Si te apasiona, lo podes hacer.

Héctor Tizón.

-¿Qué autores te marcaron?

-Es una pregunta tramposa. Cruel, te diría. En distintas épocas te marcan distintos tipos de autores. Me gustan mucho Juan José Saer, Héctor Tizón, últimamente descubrí a Carlos Bernatek. También me gusta mucho Alejandra Pizarnik. Ese sería como mi botiquín de primeros auxilios. Estas son las voces que me contienen.

-¿Qué te inspira cómo actor?

-Como actor te puede servir cualquier cosa. Vas a comprar una leche y quizás pasa algo que te inspira. No necesitás mucho, ni escuchar música ni viajar al Himalaya. La inspiración no existe. Lo único que sirve es sentarte todos los días a escribir o a leer, por gusto o para aprenderte el guión. Me gusta más la disciplina que la inspiración o las ganas.

-¿Si no fueras actor qué hubieses sido?

-De chico tenía la fantasía de ser paleontólogo. Pero a los 14 años me encontré en mi primer clase de teatro y marcó mi destino.

Juan José Sáer.

-¿Cómo fue esa decisión?

-Me dieron un volante en la calle y un domingo fui a la casa de esta gente que era una familia toda de actores y actrices que daban clases en Munro, cerca de mi casa. Llegué y estaban ensayando El médico a palos, una comedia de Molière. Estaba solo y me vi el ensayo. Ahí me di cuenta que había encontrado un camino o un lugar de pertenencia.

-¿Cómo te llevás con la fama?

-La exposición es algo a lo que te acostumbrás. A veces, es más, en periodos es menos, pero no es algo que me importe demasiado.

-¿Le prestan atención a lo estético?

-Para nada. No me puse botox ni me blanquee los dientes, ni uso cremas, ni nada de todo eso. Algunos personajes o algunos productores en su momento me exigían y entrenaba más fuerte, pero encontré un equilibrio como para mantenerme y listo. Hago natación, pero no mucho más. No le tengo miedo al paso del tiempo.

Ping pong con Gonzalo Heredia