Javier Milei empezó su quinto mes de gobierno a merced de los plazos que se autoimpuso el 1 de marzo. Ante la Asamblea Legislativa el presidente les pidió a los gobernadores apoyo para la nueva versión de la ley bases. Lo planteó como un requisito previo a la firma del «Pacto del 25 de Mayo», que pretende lanzar desde Córdoba. En su entorno ya tienen claro que, para ese día, el jefe del Estado posiblemente encabece su primera ceremonia del Te Deum en «La Docta». Sin embargo, podría hacerlo sin la sanción de los dos textos que aprobó la Cámara de Diputados, porque el trámite que comenzará este martes en el Senado preanuncia que al menos uno de los dos textos podría tener modificaciones y regresar a su origen.
El martes arranca el plenario de comisiones que comenzará a debatir el giro de la media sanción de la Ley Bases y del paquete fiscal. Tendrá una senda similar a la de los dos intentos que se jugaron en Diputados antes de la media sanción. Será debatido en las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales. Antes de salir para San Luis, donde pasó jueves y viernes, Victoria Villarruel buscó despejar la incertidumbre y minimizar las dudas sobre el futuro de ambos textos en la Cámara Alta. A Martín Menem, titular de la Cámara Baja, le llevó tres meses y un duro revés en febrero que lo desgastó y lo obligó a redefinir la negociación. Para la vicepresidenta será la primera vez a partir de esta semana, con un bloque de siete bancas sobre las 72 que tiene el recinto del Senado. A fines del año pasado, para elegir a las autoridades de la Cámara, pudo construir una mayoría de 39 respaldos, pero el 2024 sólo registró el rechazo del DNU 70/23. El 14 de marzo, luego de ocho horas y media de sesión y una dura pelea entre Milei y Villarruel, se impuso una mayoría adversa de 42 votos negativos, 25 positivos y cuatro abstenciones. Luego vino el escándalo por el aumento del 165% de las dietas de los senadores. Sobre esas aguas deberá navegar la primera experiencia en el Senado de la Ley Bases y del paquete fiscal, pero con el espaldarazo político que significó la media sanción de la semana pasada y la mayoría de febrero, que quedó en el naufragio, pero había alcanzado 144 votos en general. Dos menos que la obtenida el martes pasado.
Al menos por este mes, Villarruel no sólo deberá conducir la sesión, sino también coordinar las negociaciones con la Casa Rosada y con los representantes de las provincias, donde los gobernadores ya están haciendo valer su poder de fuego. En rigor, fue la segunda señal para mover las fichas. La primera fue el almuerzo que tuvo con Karina Milei para analizar el poroteo y ordenar la agenda de las próximas tres semanas antes del acto cordobés. El gobernador Martín Llaryora será el anfitrión y aparece como uno de los aliados peronistas más confiables para el gobierno, junto a los mandatarios norteños que desde hace dos semanas, reciben los sondeos, preguntas y ofertas del ministro del Interior, Guillermo Francos. A Llaryora sólo le responde la senadora Alejandra Vigo, esposa del exgobernador Juan Schiaretti.
Tal como contó este diario en su edición digital, el almuerzo entre la titular del Senado y la hermana del presidente significó una tregua. Las tensiones no han cedido entre la Casa Rosada y Villarruel, pero deberán pasar para otro momento porque el poroteo, según coincidieron, viene «muy cerrado» y con problemas de agenda presidencial. Milei comenzó este sábado su cuarto viaje a los Estados Unidos (ver página 7) y tiene previsto viajar a España el 18 y 19 de mayo para participar del festival Europa Viva 24, organizado por la fuerza ultraderechista en Madrid, como antesala de las elecciones europeas del 9 de junio. Es un fin de semana, pero si el presidente extiende su agenda en España obligará a la vicepresidenta a reemplazarlo, en días que los funcionarios más optimistas destinan a una eventual llegada al recinto de los dictámenes de mayoría que deberían ser firmados esta semana.
Ahí es donde se ensombrecen los pronósticos de un trámite veloz y sin sobresaltos. El reglamento del Senado establece que debe transcurrir una semana entre un dictamen de mayoría y su llegada al recinto. En Diputados no existe esa obligación, pero en la Cámara Alta se cruza con los deseos de celeridad para no quedar afuera del plazo del 25 de Mayo. «Si no llegamos a esa fecha tampoco es una catástrofe. Se va a negociar y trataremos de pasar la ley así como está, sin cambios. Si los hay, volverá a Diputados y aún así el Pacto de Mayo se hará sin problemas», vaticinó una alta fuente del Ministerio del Interior. El jefe de la cartera, Guillemo Francos, estará presente en el plenario a partir del martes. Ese día empezarán las exposiciones de funcionarios invitados para explicar detalles. Hablarán el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, el secretario de Hacienda Carlos Guberman y el miércoles expondrá el secretario de energía Eduardo Rodríguez Chirillo.
Hay otro punto que también tendrá impacto. Dentro de diez días le tocará al ministro coordinador, Nicolás Posse presentarse por primera vez para brindar informes al Congreso sobre la gestión del gobierno y cumplir con el artículo 101 de la Constitución, que exige comparecencias mensuales en alguna de las dos cámaras. Su presencia también se cruzará con el trámite de las dos leyes.
En el oficialismo esperan que para entonces ya haya dictamen. Sólo los más optimistas confían en esa sincronía. Si Posse no va el 15 y elige contestar por escrito las preguntas que ya recibió, podría aumentar el malestar de una oposición que ya le cuestiona desde febrero su ausencia en la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo para defender el DNU antes del cachetazo del Senado. Su faltazo en ese momento también fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Villarruel, antes de la fatídica sesión que registró el rechazo del Senado al decreto que sigue vigente, porque la Cámara Baja aun no se expidió y recién lo haría, si el bloque Hacemos Coalición Federal, que lidera Miguel Pichetto, decide sumar sus votos para llevarlo al recinto. El diputado rionegrino y exsenador dijo que lo haría después del 25 de Mayo, pero si la ley bases y el paquete regresan con cambios del Senado, los tiempos de vida del DNU 70/23 seguirán estirándose sin freno opositor.
Para la batalla que se avecina en el Senado, la Casa Rosada se vale de una aritmética corrosiva. Tal como lo hizo Mauricio Macri entre 2015 y 2019, el objetivo será dividir al peronismo. El interbloque de Unión por la Patria tie-ne 33 bancas y está a cuatro de los 37 necesarios para el quórum. Podría contar con los números para rechazarlo, pero cerca de Villarruel no confirman ese riesgo. «No descartamos escenarios, pero esta vez lo vemos algo mejor que el DNU», explicó a Tiempo una fuente cercana a la vicepresidenta. Tampoco quiere arriesgar tiempos, una forma de eludir la incomodidad que le provoca a la titular del Senado quedar apretada por el plazo del 25.
«Es una dinámica muy escueta y un voto desequilibra la balanza», sostienen en el bloque de La Libertad Avanza, que conduce Ezequiel Atauche. Las siete bancas oficialistas dependen del respaldo que les prodiguen los seis integrantes del PRO y los 13 de la UCR, donde no hay una posición común. Las preocupaciones son mayores en el bloque Unidad Federal, donde está el apoyo de Vigo, pero hay dudas en las otras dos bancas que ocupan los peronistas no kirchneristas Carlos Espínola y Edgardo Kueider, que preside la comisión de Asuntos Constitucionales.
En el mapa de riesgos que tiene el oficialismo descuentan negativas con el regreso de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias y con la implementación del impuesto al tabaco, que fue incluido antes de finalizar la votación en Diputados. También hay un compromiso de debatir los gastos tributarios y enfocarse en el subrégimen de promoción industrial de Tierra del Fuego. Son todas malas noticias para los gobernadores patagónicos, que ya anticiparon su rechazo.
El regreso de Ganancias también recibirá rechazos de la CGT, que desplegará su cabildeo pero también se esperan nuevas medidas de fuerza de petroleros, trabajadores del transporte y aceiteros, entre otros. Cada conflicto impactará en los humores de senadores. <<