Después de la derrota que significó la caída del DNU 70/2023 en el Senado, el gobierno reinauguró la temporada de rosca en Casa Rosada. En la mañana del viernes, el ministro del Interior, Guillermo Francos, recibió en su despacho a los diputados del bloque PRO Cristian Ritondo, Diego Santilli, Damián Arabia, José Núñez, Luciano Laspina, Silvina Giudici y Silvia Lospenatto.
Los representantes de la bancada amarilla llegaron a casa de gobierno pasadas las 11:30 de la mañana y mantuvieron una reunión que se extendió poco más de una hora, donde plantearon su apoyo incondicional al tratamiento del decreto en el recinto y la inminente presentación del reformulado texto de la Ley Bases.
Durante la cumbre, de la que también participaron el asesor presidencial Santiago Caputo, y los viceministros Lisandro Catalán y José Rolandi, los legisladores dieron el visto bueno al nuevo texto, aunque sugirieron modificaciones en el régimen de ganancias y la legislación laboral. En este último punto, desde el PRO sugirieron adoptar los cambios que propuso Ritondo en la presentación espejo del DNU que ingresó al Congreso ayer por la tarde. A pesar de las sugerencias, el espacio prometió aportar sus 37 voluntades a una discusión que será acalorada.
La reunión entre el bloque y el gobierno se pactó ayer después del resultado que arrojó el marcador en Senadores. En el PRO se desprenden dos visiones distintas del rol que adoptó la presidenta del Senado, que culminó en el llamado a sesión en la mañana del jueves.
Un sector entiende que Victoria Villarruel no tenía otra opción que llamar a sesionar, a pesar de anticipar el resultado adverso para el gobierno.
Otro, en cambio, entiende que la presidenta del recinto podría haber dilatado el tratamiento. “Prefiero suicidarme antes que hacer perder a mi gobierno una votación. Alguien la está empujando para que se anime a más, pero no le da”, dijo ante Tiempo uno de los participantes de la cumbre con notoria indignación frente a la actitud de la vice.
El mismo mecanismo se repetirá esta tarde, cuando a las 16 hs los representantes del gobierno reciban al radical Rodrigo de Loredo en el Salón de los Escudos para avanzar en una estrategia parlamentaria conjunta. Si bien el cordobés llega como representante del bloque de la UCR, las internas a cielo abierto del partido podría empantanar el poroteo que iniciaron en la sede del poder Ejecutivo.
La apuesta del gobierno es la cámara de diputados
Todavía sin fechas definidas para el tratamiento de las dos espadas legislativas del gobierno, desde Balcarce 50 expiden un aura de confianza frente al resultado de la votación. “Vamos a ganar en diputados” dijo ante este medio un cercano colaborador presidencial, quien empoderó a Martín Menem en esta nueva etapa de negociaciones, a pesar de que el presidente del cuerpo no haya mostrado, hasta el momento, una estratégica cintura de negociación.
La confianza del gobierno se explica, en gran medida, por la composición de la cámara baja. El número de bancas requerido para el quórum y la aprobación de pliegos es significativamente mayor al de Senadores, donde el peronismo -con 33 bancas- está sólo a tres voluntades de acceder a la mayoría automática. En Diputados, en cambio, la ecuación es más compleja.
Tras la fuga de las bancas que responden al tucumano Osvaldo Jaldo, Unión por la Patria cuenta con 99 diputados, un número que le entrega la mayoría en la Cámara, pero sin poder de acción para frenar o aprobar proyectos por su cuenta. Es en este sentido donde las alianzas parlamentarias toman un rol fundamental.
Para el gobierno, el escenario que se desplegó el último miércoles en el recinto puede servir como anticipo para los tratamientos venideros. Por pedido del bloque encabezado por Miguel Ángel Pichetto, esta semana se convocó una sesión para debatir una nueva fórmula jubilatoria. El proyecto tuvo el visto bueno del peronismo, la izquierda y un sector del radicalismo, que anticiparon que aportarían sus voluntades para alcanzar los 129 presentes necesarios para dar inicio al debate.
La promesa se incumplió. A pesar de las negociaciones que llevaron a adelante los representantes de Hacemos Coalición Federal, sólo cinco diputados boinas blancas bajaron al recinto, los 29 restantes miraron caer la sesión desde sus despachos, en una jugada orquestada desde la presidencia del recinto en conjunto con Casa Rosada.
La moneda de cambio para evitar el quórum fue la presidencia de la Comisión de Previsión y Seguridad Social -convocada para el mismo día de sesión- que quedó en manos de Gabriela Brouwer de Koning, alfil de Martín Lousteau. De esta forma, con 29 de los 34 radicales fuera del recinto, el quórum no se alcanzó y la sesión se cayó.
El gobierno espera elaborar la misma jugada cuando el Congreso deba volver a sesionar la Ley Bases y el DNU, pero esta vez con las negociaciones con los gobernadores como mercancía. Como el propio presidente anticipó durante la apertura de sesiones en las que anunció la presentación del Pacto de Mayo, la firma del entendimiento está enteramente ligada al resultado de la votación del proyecto ómnibus.
Es por eso, que los encargados de dialogar con las provincias recalcarán a los caciques la importancia de su acompañamiento. Del club de los 24 dependerá el margen que la gestión libertaria tendrá en las discusiones parlamentarias.