Después de activar el control de daños tras la crisis que se desató el último fin de semana por el significativo aumento del salario de funcionarios de la primera línea de gobierno, el oficialismo apuesta por retomar el control discursivo de la gestión en un mes que anticipa ser duro en materia política y económica.
Desde el lunes, el presidente Javier Milei inició un raid mediático donde se abocó a aclarar su inocencia frente al escándalo que significó esta suba. A cambio, el libertario ofreció a los lobos a su secretario de Trabajo, Omar Yasín, que se enteró de su salida por televisión. Aunque sin confirmaciones oficiales, su reemplazo ya fue designado. Se trata del abogado laborista Julio Cordero, vicepresidente del departamento de Política Social de la Unión Industrial Argentina y asesor de la multinacional Techint.
Yasín, quien desembarcó en la Secretaría gracias a su vínculo con Sandra Pettovello y el ex ministro macrista Jorge Triaca, es el segundo funcionario de la cartera en ser removido de su cargo a tres meses del inicio del gobierno. El primero fue el subsecretario Horacio Pitrau, eyectado en enero de este año tras el fracaso de la negociación con la CGT.
En Trabajo salen los sindicatos y entra Rocca
El despido de los funcionarios que respondían a la cartera de Capital Humano tendría como punto de partida la interna que protagonizan Pettovello y Nicolás Posse. El jefe de gabinete habría impulsado la salida de Yasín para evitar la del secretario de Transformación del Estado y Función Pública, Armando Guibert, verdadero responsable, junto al secretario Legal y Técnico Javier Herrera Bravo, de la firma presidencial en el decreto que le valió hasta la burla de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Hombre de extrema confianza del ministro, Guibert cumple un rol central en el armado libertario. No sólo está a cargo de la transformación estatal -cargo que ya ocupó durante la presidencia de Carlos Menem– sino que además forma parte del directorio del Banco Nación, institución que el presidente prometió cerrar en cuanto esté en condiciones de hacerlo. Su salida implicaría una importante pérdida de poder para Posse, quien desde el inicio forma parte de la mesa chica de decisiones, lugar que deliberadamente no ocupa Pettovello. Poder con poder se paga.
La llegada de Cordero a la Secretaría, en tanto, implicaría un nuevo desembarco implícito de Paolo Rocca al gobierno nacional, un rol que parecería quedarle cómodo. Durante el macrismo, el megaempresario también hizo pie en la gestión a través de Miguel Ángel Ponte, quien supo ser secretario de Empleo del líder del PRO y antes ejerció como director de Recursos Humanos de Ternium Siderar, una de las empresas del ítalo-argentino.
La salida de estos funcionarios, sin embargo, podría generar algo más que una crisis de gabinete. Yasín y Pitrau eran las únicas líneas que el oficialismo supo tener con el gremialismo, espacio con el que el gobierno debe, inevitablemente, negociar si quiere avanzar con su proyecto de reforma laboral. Sin vínculos, la ambición presidencial -que también forma parte del Pacto de Mayo que augura firmar el 25 de ese mes con los gobernadores- podría desvanecerse.
Inflación e ilusión en el Gobierno
En medio de este conflicto, el gobierno nacional intenta anotarse como un triunfo el 13,2% de inflación que el INDEC registró en febrero. “Parece que está debajo del 15%, es un numerazo”, se adelantó en decir en la mañana del martes Milei durante su segunda entrevista en vivo para preparar el terreno.
Si bien el número es significativamente menor al registro de 20,6% de enero, el oficialismo sabe que esta baja no se prolongará durante marzo. Los primeros relevamientos privados indican que en los primeros días del mes se registró una suba de más del 13% en los precios de las góndolas. De mantenerse esta constante, el gobierno sufriría un nuevo golpe que lo obligaría a rever su discurso y el plan antiinflacionario que comanda Luis Caputo, quien recibió en el Ministerio de Economía a autoridades de la empresa británica Río Tinto, minera líder en el mundo.
Mientras surfea la crisis política, el martes el presidente encabezó la primera reunión de gabinete semanal en Casa Rosada. El mandatario llegó a la sede de gobierno alrededor de las 8:30, donde se encontró con su hermana Karina Milei, quien también se alistó para participar de la cumbre ministerial.
El encuentro de los funcionarios tuvo lugar en el Salón Eva Perón, donde la situación de Rosario fue el principal tema en la agenda. El presidente monitoreó de cerca las medidas que adoptó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y su par Luis Petri para apoyar al gobernador santafesino Maximiliano Pullaro en la lucha contra el avance del narcotráfico. Aún sin confirmaciones, se especula con que el libertario viaje a la ciudad portuaria las próximas semanas.
De la cumbre también participaron los ministros Guillermo Francos (Interior), Diana Mondino (Cancillería), Mario Russo (Salud), Sandra Pettovello (Capital Humano), Mariano Cúneo Libarona (Justicia), Luis Petri (Defensa), Luis Caputo (Economía). También el secretario de Prensa, Eduardo Serenellini; el vocero presidencial, Manuel Adorni; el secretario de Legal y Técnica, Javier Herrera Bravo; el secretario Ejecutivo de Gobierno de la Jefatura de Gabinete, José Rolandi y el asesor presidencial, Santiago Caputo.
En tanto, y continuando con la agenda para alcanzar la firma del Pacto de Mayo, este miércoles a las 10 Francos recibirá al gobernador mendocino, Alfredo Cornejo, para avanzar en las negociaciones que iniciaron el viernes pasado entre el gobierno y las provincias frente a la inminente nueva presentación de la Ley Bases, reducida a 190 artículos.