El actor Juan Gil Navarro sostuvo que “se finge democracia” y que actualmente la sociedad atraviesa un periodo con “determinados signos de cosas democráticas”, pero no lo es: el reconocido intérprete coprotagoniza la obra Druk junto a Pablo Echarri, Carlos Portaluppi y Osqui Guzmán.

Gil Navarro compartió su mirada sobre distintos ejes de la sociedad actual, así como el enfoque artístico a sus 51 años y este dato no es menor. Es que la pieza en la que trabaja retoma los conflictos de la edad como uno de los ejes principales.

Druk es la adaptación teatral de la película ganadora del Oscar, Another Round.Bajo la dirección de Javier Duarte, el trabajo demuestra los desbordes del consumismo impulsados por la “crisis de los 50”. Con este eje, el escenario se convierte en el lugar ideal para que ocurra un cross over épico entre cuatro profesores de secundaria y Dionisio, el Dios griego del vino, la locura y el éxtasis.

Gil Navarro recuerda cómo confluyen las funciones de cada semana y cuáles le “gustaron más o menos”. Es que el teatro tiene un rol fundamental en su vida: “Hacer teatro para mí, siempre es un privilegio. En todas las circunstancias en donde el país tenía dificultades y yo necesitaba trabajo mucho más que otras veces, el teatro apareció al rescate. Es como el sombrero de Indiana Jones que siempre da la vuelta y me invita a la aventura”.

En este sentido, Juan pone a Druk en palabras de una del artista Pompeyo Audivert: “No creo que las obras tengan un mensaje, sino una propuesta. Pompeyo dijo que ‘El teatro debería ser un espejo, no uno cómodo para mirarte, sino uno roto’».

-¿El teatro es una aventura para vos?

-Sí, sin duda lo es y espero que lo sea cuando tenga la posibilidad de elegir textos más interesantes. A veces, los actores no podemos elegir y tenemos que hacer las cosas que debemos. También es una aventura para el público.

-¿Y en Druk?

Se incorpora una posibilidad medio Woodie Allen de romper la línea que separa lo ficticio y meterse con el público. La gente se permite una catarsis y ocurre algo único e irrepetible, como pasa siempre en el teatro. Cada función es única por lo que te puede llegar a decir alguien y lo tenés que tomar. Hay un pequeño juego donde hay que estar atento a lo que te propongan.

Gil Navarro y elenco

-¿Y qué ocurre con el alcohol como eje del relato?

Lejos de ser una apología del alcohol, es una llamada de atención para decir “Che, ey, no se necesitan sustancias, ni nada para decir la verdad”. No hay tiempo y en la medida que crezco, no hay tiempo para perder, ya no nos podemos dar el lujo de perder el tiempo.

-¿Tuviste que adquirir la valentía de decir las cosas?

-Sí, claro, por su puesto. En mi familia, mal que me pese, decir, tenía consecuencias difíciles: uno porque se enojaba, el otro porque se ofendía, entonces me pasé muchos años de mi vida sin decir y careteando cosas literalmente. Por algo elegí un oficio de máscaras para poder decir y después elegí círculos y matrimonios en donde barrí mucho bajo la alfombra o concedía para que el otro no se enojara hasta que un día no aguanté más. Empecé a hacer terapia y ejercitar el músculo para poder decir bancandome las consecuencias. 

Anteriormente, el “intérprete”, como él mismo se define porque no se considera “artista” a pesar de su extensa trayectoria, relató un fuerte cruce con Cris Morena cuando renunció a Floricienta. Tal como había explicado, luego de que la productora y su marido se molestaran y dijeran que “nadie se baja de un éxito”, Gil Navarro psicomatizó, sufrió culebrilla y abandonó la tira.

Juan Gil Navarro: “No creo que estemos viviendo un periodo democrático”

En esta oportunidad, sin mencionar el conflicto y en línea con la capacidad de decir las cosas, señaló: “Hay lugares de los que me he ido, uno particularmente que fue rotundo, donde me dijeron que era un desagradecido porque no me bancaba los cachetazos. Está bueno desenganchar de esos psicópatas y a veces uno mismo lo es. Tiene que ver con preservarse porque yo no puedo enfermarme y morir acá por estúpido”.

“‘Decir adiós es crecer’, como dijo Cerati”, añadió al respecto al tiempo que se refirió a su personaje en Druk: “Este pibe, Tomi no lo puede decir y coquetea con la muerte, casi un invocación. Pero, está bueno, me recuerda a mí en otros momentos”.

Gil Navarro había tildado a la modalidad actual de “fingir demencia” como uno de los peores males de la sociedad.

-¿Cómo se combate el fingir demencia?

Con fingir cordura. Si hay que fingir algo en este mundo, finjamos algo que valga la pena. Se finge tanto que hasta se finge democracia, yo no creo que estemos viviendo un periodo democrático. Esto es la ficción, es fingir democracia porque esto es otra cosa que tiene determinados signos de cosas democráticas, pero no es esto.

-¿Con qué se relaciona?

-No hablo de ideología, sino de idiosincrasia porque los semáforos en rojo los pasan los libertarios, peronistas y radicales y todo se discute. Mi mirada sobre el poder es shakesperiana, discuto con los Capuleto y los Montesco y les tiro la peste a ambos. Lo que vivimos es la consecuencia de que quienes tenían responsabilidades, no las cumplieron, para que ahora los locos lleguen a decir que hay que cambiar el mundo. No hay que cambiarlo, sino mejorarlo. 

-¿Y cómo se consigue?

Fingir demencia se combate con humor e inteligencia. Los ingleses la tienen recontra clara, han hecho denuncias de las locuras del mundo y el imperio a partir del humor. Creo firmemente en eso, cuando veo Los Monty Pyton, capítulos de South Park o cuando miraba a Tato -Bores- y era chico. El humor y la inteligencia son excelentes herramientas para denunciar.

-¿Cómo ves las medidas del gobierno actual sobre la cultura? 

Lo veo con angustia, decepción y bronca. Las consecuencias de todo esto están originadas en pésimas acciones tomadas con anterioridad. Quienes fueron responsables en un montón de cosas, no tomaron acciones en ese momento. 

-¿Y el desfinanciamiento del INCAA?

-El INCAA es como un tema tabú dentro del ambiente. Es muy difícil salir a hablar de eso. Hubo muchísimas macanas ahí dentro que le dejaron servidas en bandeja, a otras personas, estas consecuencias. No estoy en contra del INCAA, al contrario, pero me da mucha bronca que hubiera personas que hicieron lo que se les diera la gana.

-¿Cómo se sigue?

-Ahora hay que bancarse esto y mejorarlo. Tomo una palabra de Alfonsín que decía «Estoy persuadido». Lo que hay que hacer es persuadir a quienes están ahora, de poder hacer las cosas de una manera correcta, pero yo no voy a salir a defender a quienes hicieron cagadas que hoy terminan en estas consecuencias. Esto no es un tsunami de la naturaleza, estas son consecuencias de mala praxis.

-¿La persuasión aún está a tiempo de generar cambios?

-Trabajo con la palabra, mi única herramienta es la persuasión a partir de la palabra. Mi viejo era periodista y siempre me hablaba de la persuasión a través de la palabra y me decía que «quienes más saben, más responsabilidades tienen». Quienes ocupan un lugar de gestión, claramente, tienen más responsabilidades ¿cómo no me voy a enojar con gente que se ha mandado cagadas? Hay que defender un montón de cosas, pero se pasaron de rosca y fueron tan ridículos como estos que ahora se disfrazan de cosplayers para jugar a que son superhéroes que defienden la democracia. Hay que conocer las herramientas para resolver el problema. Este juego bruto, absurdo, obsceno, inmoral, lo que pasa en la Cámara de Diputados baja la línea de que pueda pasar cualquier cosa en la calle y eso está ahí.

-Contabas que buscás la singularidad a la originalidad ¿En qué se encuentra la singularidad?

En callarse la boca, mirar para adentro y hacer lo que uno cree que tiene que hacer. Es como dice David Lynch, cuando uno, de verdad se queda callado, aparecen sugerencias de adentro. Esa es la singularidad, no hay que pensar cómo dar una pincelada distinta. No está en pasar por un proceso intelectual, tiene que estar todo el tiempo y el cuerpo responde solo.

-En lo profesional también…

-Seguro. Yo trabajo como vivo, no está disociada mi forma de vivir, respecto a la de trabajar, cada vez menos. Los actores que me gustan no disocian por eso me gusta verlos. Hay algo en su persona, en las distintas facetas de sus personajes, que me encanta. Somos todos payasos de circo, a veces nos sale bien y otras nos tiran tomates. 

El sentido recuerdo de Gil Navarro a Alfredo Alcón

Entre sus referentes se encuentran Alfredo Alcón, Jorge Marrale, Darío Grandineti, Juan Leyrado, Hugo Arana y Miguel Ángel Solá. Además de reconocidas figuras rememoró a Danilo Devizia: «Lo vi por primera vez en el escenario cuando tenía 20 años, fui a ver Don Fausto, de -Pedro- Orgambide, en el -Teatro General- Alvear. Me quedé tan fascinado que al día siguiente volví a sacar la entrada y lo fui a ver”.

Juan Gil Navarro: “No creo que estemos viviendo un periodo democrático”
Alfredo Alcón

“Danilo cantaba canciones a modo de candombe, habían unas bataclanas que se iban, él se quedaba y hacía un monólogo debajo de una luz. Al día siguiente quedó una pluma de una de estas bataclanas y flotaba en el aire. Este muchacho empezó ese monólogo mientras le hablaba a la pluma y mientras la pluma bajaba, él la soplaba debajo de un cono de luz. Pensé ‘esto no lo hizo ayer’. Eso es lo que quiero, esa cosa maravillosa”, añadió el actor.

“Cuando hacía teatro con -Alfredo- Alcón, cada noche me cruzaba en un momento de oscuridad y me decía alguna cosita. No me lo olvido más. Me agarro esas medallas para salir al escenario”.

Druk

Autores: Thomas Vinterberg y Claus Flygare. Adaptación y dirección: Javier Daulte. Intérpretes: Pablo Echarri, Juan Gil Navarro, Osqui Guzmán y Carlos Portaluppi. Funciones de miércoles a domingo en el Teatro Metropolitan, Corrientes 1343, CABA.

* Noticias Argentinas