Desde fines de abril y hasta fines de noviembre, justo ahora, hay tiempo todavía de vivir la experiencia de avistar ballenas en Puerto Madryn y Península Valdés, lugar calificado a nivel mundial como el mejor lugar para verlas. La riqueza natural de la región es de tal magnitud que su calendario de avistaje de fauna ofrece alternativas todos los meses. Antes de que ellas se vayan, es bueno saber que todavía te quedan unos días para conocerlas. Y para saber más, Tiempo de Viajes charló con María Leoní Gaffet que nació ahí, se crió junto a ese mar y con esa naturaleza.
Leoni es la segunda generación de Gaffet en Patagonia y la tercera en Argentina. Estudió traductorado en idiomas y vivió en varios países de Europa pero su vida junto a la naturaleza desde niña talló su destino y en Puerto Madryn y Península Valdés, Chubut, trabaja como guía de naturaleza, con las ballenas y en su vida personal, junto con las Orcas. Y en esta nota con Tiempo cuenta cómo es la vida al natural.
-¿La naturaleza es tu vida?
-Yo soy nacida aquí, siempre estuve en contacto muy fuerte con la naturaleza. Íbamos con mi hermano, mis primos y tíos de campamento y siempre estuve en contacto con la naturaleza.
-¿Siempre viste ballenas como ahora?
-Antes no se veían tantas ballenas. Empezó a aumentar a partir de los años 70. Pero para aquella época vivíamos en invierno en Buenos Aires, por la escuela y ese momento del año, es el mejor momento de las ballenas así que cuando llegábamos a Madryn en verano ni las veíamos. Fue en los años 80 cuando vi las primeras ballenas y orcas. Porque en una ocasión fuimos a punta Norte y vimos a las orcas atacando, esa conducta exclusiva de las orcas de aquí que se llama varamiento. Calculo que fue del 89. Pero más allá de cuando vi a una ballena o a una orca, es haber estado siempre junto a la naturaleza. Cuando era chica las estrellas eran los elefantes marinos.
-¿Por qué?
-En las postales siempre estaban fotos del elefante marino con su trompa en primer plano, porque es la única colonia continental. El elefante marino es una foca que permanece en el mar todo el año y solo en primavera y verano salen a tierra para procrear. Ahora empiezan a llegar los pingüinos, cuando éramos chicos, solo estaban en Punta Tombo. Ahora con el desplazamiento de su alimento, tenemos pingüineras acá, en Punta Norte y en otros lugares, a través de los años vemos cambios.
-¿El elefante le ganaba a la ballena?
-La ballena Franca fue cazada hasta la década del 60, te diría que había barcos rusos en esa década frente a las costas de la península. En los años 30 ya había una inquietud por controlar, pero fue en los 60 en que se prohibió con medidas concretas de protección y, fue justamente en los 70, que empezó a recuperarse la población acá en Península Valdés.
-Una vida junto a la naturaleza…
-Siempre fui una gran fanática de los animales. De chiquita, más allá de que haya nacido aquí o no, viví muchos años en Inglaterra y en Alemania, y por una cuestión de que mi hermano era entonces ministro de Turismo de Chubut junto con Antonio Torrejón (NDR: pionero en el turismo patagónico y nacional) se necesitaba idioma, folletería en idioma y entonces tuve esta opción cuando llegué de Alemania. También hice cursos de guía de turismo porque llegaban muchos cruceros y se necesitaban guías que supieran idiomas. De todas formas, el amor por la naturaleza y la conservación de la fauna es por donde fue mi vida desde chica. Es una gran responsabilidad mantener, preservar la naturaleza.
-¿Cuál es tu trabajo con las ballenas?
-La ballena Franca Austral es parte de mi trabajo y el hecho de que yo ame a todos los animales, a toda la fauna, es algo muy especial. Yo veo ballenas desde mi balcón y durante la noche las escucho, es un hecho maravilloso que en Península (Valdés) las tenemos cerca de la costa. En otros lugares del mundo hay que embarcarse unas tres horas. Hay días en que, por ejemplo, puedo estar mirando un ballenato chiquito y esto es un privilegio. Todos los chubutenses somos muy conscientes de este privilegio.
-¿Cómo anda la ballena Franca en el ranking de tamaños?
-Nuestra ballena franca no es de las más grandes, llega hasta 17 metros de longitud y pesa unas 40 toneladas. La más grande es la ballena azul que tiene hasta 30 metros de largo y pesa 180 toneladas. Eso equivale a 30 colectivos, solo la lengua pesa como un colectivo, también se alimenta de plancton y de Krill, igual que la ballena franca que come entre una y dos toneladas por día cuando tiene acceso a esa alimentación.
-¿Cuándo decimos ballenas de cuantas especies hablamos?
-Son alrededor de 80 especies entre ballenas, delfines y marsopas que son todo el grupo de cetáceos. Acá tenemos la ballena Franca Austral que debe su nombre porque era la ballena ideal para cazar, la más fácil de cazar “ideal para la caza” es bastante confiada y cuando la harponeaban en los siglos pasados, por su gran cantidad de grasa, quedaba flotando. Entonces no solo era fácil de cazar sino de recoger después. Esta es una especie que está en los mares del hemisferio sur, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia.
-¿Todas están amenazadas?
-En el caso de la ballena franca septentrional, sólo quedan 300 individuos, por la caza en el siglo pasado y la polución y no puede avanzar la población, se mantiene en ese número y no se recupera. En el caso de la ballena Franca Austral como la nuestra, se ha recuperado, luego de la prohibición a la caza. Es francamente fácil de cazar y el hecho de que sean confiadas y curiosas, que se acercan a las embarcaciones y las crías son las que más se acercan y pasan debajo de la embarcación o al costado, miran a la gente. Hay una mezcla de curiosidad y de ser sociables, y encima lentas, hacen que los avistajes en nuestra zona sean una experiencia inolvidable.
-¿Hay números de población de ballenas?
-Durante la temporada pasada en el 2022, se pudo avistar a 1420 ejemplares adultos y 765 crías de ballena Franca Austral, colmando la expectativa de los turistas y posicionando al destino como uno de los más visitados del año.
¿Dónde ver las ballenas?
Desde la costa. En el Área Natural Protegida El Doradillo se realizan los avistajes costeros, a solo 18 kilómetros del centro de Puerto Madryn se accede a la zona de playas Las Canteras, donde se pueden ver las ballenas en su hábitat natural. Es una playa de canto rodado, extensa y tranquila, uno de los mejores lugares del mundo para ver ballenas, por sus aguas profundas y calmas, donde muchas veces los ejemplares se acercan a pocos metros de la costa.
Además, es de acceso libre y gratuito. Es un espectáculo único en el mundo que se recomienda maridar con unos mates y canasta de picnic. Antes de ir, es preferible chequear el estado de las mareas y de la ruta.
La costanera de Puerto Madryn también ofrece la vista hacia al mar más increíble y en época de muchas ballenas se las puede divisar a simple vista.
Avistaje embarcado. Los avistajes embarcados se ofrecen en Puerto Pirámides (A 100 km de Puerto Madryn), el único pueblo dentro del Área Natural Protegida Península Valdés. En lanchas, gomones y catamaranes, estas excursiones se extienden una hora y media aproximadamente, se pueden hacer durante el día o bajo la luz del atardecer, y son acompañadas por guías de naturaleza con muchísimo conocimiento en la materia.
En el camino de ida o vuelta de Península, se recomienda visitar el Centro de Interpretación Istmo Ameghino, donde hay información didáctica sobre la flora y fauna de la zona, ilustraciones y hasta una réplica a escala de una ballena.
Desde el Hotel. En Puerto Pirámides, dentro del área natural protegida península Valdés, el pueblo es amoroso, tiene diversas opciones de restaurantes y también un gran abanico de actividades, caminar, bicis, 4×4 y por supuesto embarcarse para ver las ballenas.
Dentro de la oferta hotelera hay un pequeño hotel boutique, sustentable, que con pocas habitaciones que balconean sobre la playa es posible ver desde la cama a las ballenas. Oceano Patagonia Hotel, es uno de los emprendimientos más nuevos en Puerto Pirámides. Está a diez metros de la calle principal, la bajada a la playa donde están las empresas que llevan a navegar para avistar las ballenas, las embarcaciones y la playa.