Este domingo, desde las 16, en el King Abdullah Sports City de Yidda, Barcelona y Real Madrid jugarán la final de la Supercopa de España, a más de 6.000 kilómetros del país de los clubes. El lunes pasado, Milan le ganó 3-2 sobre la hora a Inter en la final de la Supercopa de Italia en el estadio Al-Awwal de Riad. Nada nuevo bajo el sol de Arabia Saudita, sede del Mundial 2034: acogió por quinta vez la Supercopa de España y de Italia. Que se pretenda normalizar el “vale todo” del fútbol-negocio no exime la aberración. La “costumbre” tampoco mengua el disparate. Las Supercopas las solían disputar en el país de origen el campeón de la liga contra el de la copa nacional -ahora se juega bajo el formato final four– y abrían la temporada europea (agosto). Es un mojón más en el proceso de desterritorialización del fútbol. Aunque no es lineal ni todo da lo mismo: la Supercopa alemana -que siempre se jugó en Alemania- llevará desde la temporada 2025/26 el nombre de Franz Beckenbauer, el mejor futbolista alemán de todos los tiempos.
🇮🇹🇸🇦 «Supercopa a Riyad, un asco… liga Italiana hijos de puta!»
— 🥊𝕳 BARRAS DEL MUNDO ⚽🍺 (@Barras_LATAM) January 6, 2025
Mensaje de la gente de Atalanta contra la Federación Italiana, por llevar la Supercopa a Arabia Saudita. pic.twitter.com/j5bj2Gbh7K
“Supercopa en Riad, un asco… Liga italiana, hijos de puta”, rezaba la bandera de la Curva Nord Bergamo 1907, grupo ultra de Atalanta, exhibida después de que en octubre la Federación Italia de Fútbol extendiera el acuerdo por la Supercopa con Arabia Saudita (Atalanta, subcampeón de la Copa Italia, perdió la semi ante Inter). Iñaki Williams, delantero de Athletic Bilbao -club campeón de la Copa del Rey, silbado en Yidda-, dijo después de que su equipo perdiera la semi ante Barcelona: “Para nosotros, a pesar de que hemos tenidos varios aficionados, ha sido jugar fuera de casa. Es una lástima porque un partido tan atractivo, si se hubiese jugado más cerca, se hubiese llenado con muchísimos aficionados nuestros. Es una lástima que se tenga que ir a cientos de kilómetros de nuestra gente, de nuestras familias. No tiene ningún sentido que juguemos en Arabia, pero el fútbol está ahora así; es una lástima”. El fútbol sin territorio expulsa a quienes mueven la máquina: los hinchas. Y acude a la fuente de los hinchas-clientes globales.
“Tengo a Luis on fire”, dice uno de los investigados en una de las escuchas judiciales en el marco del contrato de 44 millones de euros anuales por la Supercopa hasta 2029 entre la Federación Española de Fútbol y Arabia Saudita, líder del golfo Pérsico. Luis es Luis Rubiales, ahora ex presidente de la Federación, quien debió renunciar tras el escándalo por el beso no consentido a Jennifer Hermoso, campeona con España en el Mundial 2023. Rubiales estaba on fire, revela una investigación por corrupción y lavado de dinero en la que está imputado el exfutbolista Gerard Piqué con su empresa Kosmos, porque una constructora amiga iba a levantar estadio, ciudad deportiva y hotel en Arabia. La Unidad Central Operativa (UCO) concluyó que Piqué fue “parte activa” en el contrato (según El Confidencial, Piqué recibió 4 millones de euros en comisiones ilegales). La UCO rastrea si Rubiales y Piqué escondieron el dinero en Arabia. “Rubi, te tengo un proyecto que vas a flipar. Te lo digo, eh, relacionado con el tema de la construcción”, le dice Piqué en una escucha. En sus días de gracia como presidente del fútbol español, Rubiales llegó a decir respecto a Arabia, donde se vulneran los derechos de las mujeres: “Deberían sentirse orgullosos de que se haya creado una liga femenina gracias a la Federación Española. Fue un acuerdo ejemplar. Antes no había ni baños para mujeres en los campos de fútbol saudíes y ahora, gracias a nosotros, entran en igualdad”.
El capo de Luis Rubiales ‘Rubi’ dándole la enhorabuena a Piqué por el pelotazo de trasladar la Supercopa a Arabia Saudí. Hoy, Piqué también ha sido imputado en la trama de la corrupta RFEF. Llegaron a hablar de llamar al comisionista de Juan Carlos I. pic.twitter.com/l4QwMOnvyk
— Fonsi Loaiza (@FonsiLoaiza) May 30, 2024
Rubiales omitió cinco cartas de Amnistía Internacional en relación a la situación de los derechos humanos en Arabia Saudita desde 2019, cuando firmó el acuerdo por la Supercopa. Arabia cerró 2024 con la cifra récord de 345 ejecuciones. Es el país al que la FIFA de Gianni Infantino le otorgó el Mundial 2034 por aclamación, sin votación, tras un plazo “pantalla” de 25 días para presentar candidaturas. Arabia fue la única entre Asia y Oceanía, confederaciones habilitadas, porque el de 2030 lo organizarán España, Portugal (UEFA) y Marruecos (CAF) luego del inicio simbólico por el centenario en Uruguay, Argentina y Paraguay (Conmebol), y una confederación no puede organizar dos seguidos.
Antes, en 2026 y con 48 selecciones por primera vez en la historia de los Mundiales, la sede será Estados Unidos, donde existe la pena de muerte -y donde en 2024 ejecutaron a 25 personas-, y en menor medida en México y Canadá. A mitad de 2025, en Estados Unidos, Infantino estrenará el Mundial de Clubes con 32 equipos, su caballito de batalla ante el poder creciente de clubes, ligas y asociaciones en el circo itinerante del fútbol. Los derechos de transmisión del Mundial de Clubes los compró DAZN por 1.000 millones de dólares. El Fondo de Inversión Pública de Arabia mantiene conversaciones con DAZN para adquirir una parte de la cadena con sede en Londres. Mohamed bin Salmán, príncipe heredero y propietario de Newcastle de la Premier League, administra el Fondo. DAZN -por ahora- no es de Arabia pero “ayudó” a la financiación del Mundial de Clubes de Infantino, “amigo” de Arabia.
Otra #Supercopa de España en Arabia Saudí. Una competición oficial española hurtada a la afición y que encima es usada para el blanqueamiento de un régimen Criminal.
— FASFE (@FASFEaficion) January 11, 2023
Esto le dijimos al presidente Rubiales sobre el tema en la pasada Asamblea de la RFEF pic.twitter.com/vM5axOMaMw
Si la final de hoy de la Supercopa de España será Barcelona-Real Madrid, clubes asociaciones civiles aunque siempre “favorecidos” por los estados locales y nacionales e incluso con acuerdos particulares con Arabia (Barça con el grupo financiero Samba y el Madrid con el banco de inversiones SAIB), la final de la Supercopa de Italia fue el derby Milan-Inter, clubes con dueños de Estados Unidos: el 99% de Inter le pertenece a la firma Oaktree Capital Management y el 100% de Milan a RedBird Capital Partners. Inter y Real Madrid estarán en el Mundial de Clubes (Inter comparte el grupo con River). En su afán de mantener el control, el fútbol tiende al expansionismo (y a la “conquista” a fuerza de dinero). Antes de febrero finalizará la fase de liga del nuevo formato de la Champions con 36 clubes, con las jornadas 7 y 8, previa de los dieciseisavos de final. En la Conmebol evalúan aplicarlo a la Copa Libertadores a partir de 2027, con la suma de clubes de México y Estados Unidos. No sorprende: la Conmebol ya le copió a la UEFA la final única de la Champions para la Libertadores en sedes que alejaron a los hinchas de los finalistas y que entregaron imágenes de estadios semivacíos.
Pero el fútbol no es fácil de desterritorializar. Lo comprobamos con el intento trunco entre los clubes más poderosos de Europa de armar una Superliga, un torneo cerrado y elitista, sin mérito deportivo. Los hinchas ingleses de los seis clubes implicados salieron a las calles. Rechazaron la Superliga y hasta pidieron que los clubes vuelvan a ser de los socios. ¿Olfatearon que, si la aceptaban, dejaban la puerta abierta para que Chelsea, de Londres, jugara como “local”, por ejemplo, en Arabia? No todo es negocio.
“La tendencia general es la desterritorialización y el dominio de grandes fortunas y grupos internacionales”, sostiene el antropólogo francés Christian Bromberger en Las metamorfosis recientes de un deporte y una pasión popular: el fútbol (a partir de ejemplos europeos), y agrega: “Esta desterritorialización no conlleva, sin embargo, una baja de interés por el fútbol. Si el público se modificó progresivamente, el fútbol continúa siendo un juego que suscita pasiones, emociones y admiración”.
En enero de 2024, antes de la Supercopa de Italia y de España, reaccionaron incluso los protagonistas. “Es una competición hecha para que jueguen Real Madrid y Barcelona -denunció Sergio Herrera Pirón, arquero de Osasuna-. Se debería vivir con nuestra gente y lo debería disfrutar la afición. Venimos aquí porque es nuestra profesión”. Y Maurizio Sarri, entonces entrenador de Lazio, hoy sin club a los 66 años, dijo: “La Supercopa italiana en Arabia es cualquier cosa menos deporte. Es agarrar el dinero y correr. Y con problemas de calendario. La final de la FA Cup de Inglaterra es la más vista del mundo y siempre se juega en Wembley. Si el fútbol moderno evoluciona así, me alegro de ser viejo”. Ni viejo ni moderno: el fútbol siempre es como antes.