La muerte de cualquier papa -en este caso Francisco– activa un antiguo ritual en la Iglesia Católica. Se trata del proceso que va del entierro a la elección del nuevo pontífice. Según establece el protocolo vaticano, el entierro deberá realizarse entre el cuarto y sexto día posterior al fallecimiento y tendrá lugar en la Basílica de San Pedro, donde se expondrá el cuerpo para la despedida pública.
Sin embargo, Francisco había simplificado el proceso en noviembre pasado. “El ritual lo estreno yo”, dijo en una entrevista en la que también contó que quería ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor. Aún no está confirmado de forma oficial, pero de cumplirse con su voluntad sería un funeral fuera del Vaticano.

El Papa y su propio funeral
Lo habitual es que el entierro se lleve adelante en la Basílica de San Pedro, donde yacen otros papas como Juan Pablo II o Benedicto XVI. Pero en 2024, el Vaticano publicó una nueva edición del libro litúrgico que regula cómo deben ser los rituales de las exequias. Allí, el Papa dejó claro que pretendía un funeral como “el de un pastor y no el de un poderoso de este mundo”
A partir de ahora, comienza la etapa conocida como “sede vacante”, durante la cual el camarlengo, actualmente el cardenal Kevin Farrell, asume temporalmente el gobierno de la Iglesia hasta la elección del nuevo papa.
“El funeral de Francisco será, por tanto, expresión de su magisterio vital: austero, profundamente cristocéntrico y centrado en la figura del Buen Pastor”, sintetiza el sitio InfoVaticana.
