El inicio de la temporada de recolección de peras y manzanas visibilizó la crisis frutícola que se vive en el Valle de Río Negro y en Neuquén, donde los productores denuncian una situación insostenible que pone en riesgo las proyecciones de la cosecha 2025. Con costos de almacenamiento en alza, aumento en la mano de obra y en las tarifas de los servicios esenciales, el sector solicitó que se declare la emergencia económica y se tomen medidas para proteger a las economías regionales.
En la década de 1970 Argentina exportaba cerca del 40% de las manzanas del hemisferio sur. Actualmente, esa cifra ha caído al 10%, afectada por el crecimiento de competidores como Chile, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Además, el consumo interno se ha reducido a la mitad desde los años 90, mientras que la demanda de peras sigue siendo baja, con apenas 2,5 kg per cápita anual. La manzana, que hace 20 años superaba la producción de 1,3 millones de toneladas, hoy no llega a las 700 mil.
Desarrollo de la fruticultura
En diálogo con Tiempo Rural, Carlos Zanardi, presidente de la Cámara de Productores Agrícolas de General Fernández Oro, explicó la gravedad de la situación: «Con este dólar pinchado y los aumentos de los costos internos, la ecuación no cierra. La mano de obra representa el 65% del costo de producción y ha aumentado un 115%, mientras que el dólar oficial con el que se paga la exportación no permite cubrir esos costos”.
La reducción de la superficie cultivada también refleja la crisis del sector. Hace 15 años, la producción de peras y manzanas era de 2 millones de toneladas, pero en la actualidad no supera los 1,1 millones. Zanardi advierte que la falta de rentabilidad está llevando al abandono de las chacras; en muchas zonas la mitad de las tierras están abandonadas, ya que “no es que alguien las compra y sigue produciendo, simplemente quedan vacías».
Los valles de Río Negro y Neuquén concentran la mayor superficie productiva del país, con 35.545 hectáreas cultivadas en 2021. Sin embargo, ha disminuido un 23% en la última década, reflejando la crisis estructural del sector. La concentración de la tierra avanzó en los últimos diez años. En Río Negro, el 34% de la superficie frutícola estaba en manos de 50 productores con más de 100 hectáreas cada uno; en la actualidad, el 32% de la superficie está en poder de 37 grandes productores.
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A pesar de esta situación, los pequeños y medianos productores no esperan que las soluciones provengan del Gobierno Nacional. Según Zanardi, tras una conversación con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, la respuesta fue clara: «No van a devaluar y lo único que harán es trasladar el problema a la provincia. Pero nadie va a resolver nada». Por este motivo, alertó, “en el sector de las economías regionales la desesperación que hay es tremenda”.
Río Negro y Neuquén generan el 80% de la producción nacional de peras y manzanas. Esta industria genera un impacto económico significativo, con el 44% de la producción destinada a la exportación. Más de 75 mil personas trabajan de forma directa o indirecta en las cadenas de producción de toda la provincia, lo que representa un porcentaje importante de la población de más de 600.000 habitantes. La producción de peras se concentra en el Valle del Río Negro y la región de Cuyo, con un 48,2% destinado a la exportación en fresco y un 32% a la industria, principalmente para la elaboración de jugo concentrado, donde Argentina es el segundo exportador mundial. En el caso de las manzanas, el 44,8% se destina al mercado interno, el 14,2% se exporta en fresco y el 41% se industrializa.
Edgar Artero, productor frutícola de Río Negro, sostuvo que uno de los problemas que atraviesa el sector es por el control que ejercen unas pocas exportadoras en el mercado. «La cosecha se está quedando en los árboles, y las exportadoras están sacando sus peras y manzanas pero no las de los pequeños productores, ya que no nos las compran», denunció.
En ese sentido, Karina Zon, Ingeniera Agrónoma e investigadora del INTA Río Colorado, indicó que en los últimos años la producción frutícola ha experimentado una “creciente concentración, y un reducido grupo de empresas determine los parámetros de calidad de la fruta”. Estas empresas lograron la implementación de nuevas tecnologías en el almacenamiento en frío y el empaque, por lo que “pueden guardar la fruta en grandes cámaras y especular con eso, mientras que los pequeños y medianos productores se ven obligados a entregarla, perdiendo capacidad de negociación y venta«, detalla la investigadora. Las empresas que concentran el mercado son el Grupo Prima, Kleppe, Cervi y Tres Ases.
Edgar Artero agrega que, a pesar de los esfuerzos por sortear las inclemencias climáticas como heladas, viento y granizo, los pequeños y medianos productores ahora enfrentan “una comercialización deficiente controlada por cuatro o cinco exportadoras”. El productor rionegrino aseguró que la situación se agravó con el paso de los años ya que «éramos 6000 productores, y vamos quedando 1300».
Los productores buscan alternativas, pero la falta de financiamiento y el desinterés del gobierno nacional hacen que el futuro sea incierto. Según Zanardi, la solución pasa por fijar un precio mínimo para la fruta, pero no ve que se tomen medidas para evitar el colapso del sector. La fruticultura, una actividad de más de 100 años en la región, está atravesando “su peor crisis en 40 años, y el panorama no muestra mejorías porque con las políticas del Gobierno Nacional, estamos en vía de extinción», afirmó.