Son varias las diferencias y los aspectos que harán de la investidura de Donald Trump, el próximo presidente de los Estados Unidos a partir de las próximas horas, un acontecimiento singular. No solo por lo anecdótico de que por primera vez en 40 años el presidente tomará juramento dentro del Capitolio por las bajas temperaturas previstas para la ciudad de Washington, que podrían alcanzar los -13º C.
Además será el primer presidente estadounidense que ocupará la Casa Blanca condenado por un delito penal, por el caso de soborno a la actriz porno Stormy Daniels. Trump también alteró las costumbres históricas de las asunciones presidenciales al invitar a mandatarios y dirigentes, sobre todo del espacio de la ascendiente extrema derecha internacional.
El evento estará marcado además por dos grandes ausencias: la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, afirmó que no planea asistir a la investidura, según informó ABC News, y tampoco lo hará la exprimera dama Michelle Obama.
El magnate que asumirá la presidencia por segunda vez, siendo el segundo presidente en la historia en obtener dos mandatos no consecutivos, se preocupó por matizar la ceremonia con la presencia de políticos que se mostraron ligados a su persona y efusivos al momento de su victoria. En algunos casos, se ofrecieron como aliados incondicionales, como el argentino Javier Milei, uno de los invitados del espectro derechista, junto con el húngaro Viktor Orbán, el ecuatoriano Daniel Noboa -que pondrá en juego su presidencia el próximo 9 de febrero-, el salvadoreño Nayib Bukele y la italiana Giorgia Meloni.
Más allá de estos personajes que, de hecho son gobernantes, Trump también cursó invitaciones para otros dirigentes del amplio espacio del conservadurismo extremo. Entre ellos, Santiago Abascal, líder de la española Vox, que ha tenido posiciones que muchos analistas no evitan calificar de “neofascistas”.
Tiempos modernos
Este particular elenco que acompañará la ceremonia y seguramente también parte los eventos públicos y privados posteriores, es otra novedad en la asunción presidencial estadounidense. Cuando Trump llegó a su primer mandado, en 2017, la extrema derecha era aún un movimiento incipiente, muy mal visto, y que no lograba ganar elecciones. Las razones por las cuales esa tendencia se revirtió requieren un análisis profundo y excede el espacio de esta nota, pero sí es claro que Trump supo aprovechar este cambio de viento y utilizarlo a su favor. Se estuvo pavoneando con cada uno de estos líderes, se deshizo incluso en elogios a sus supuestos logros y los consideró en público como exitosos y prometedores.
Sin duda un nexo importante entre estos dirigentes y el gobierno estadounidense será el megamillonario y próximo funcionario, Elon Musk, devenido multioperador de negocios y comunicaciones, dueño de una de las usinas de información falsa más importantes del momento, el extwitter X, en momentos en que el Tribunal Supremo suspendió el uso en EE UU de la red china Tik Tok.
Habrá que ver cuánto de este romance se corresponde con la política exterior del nuevo gobierno y cuantos de estos gestos se traducen en gestiones concretas que favorezcan a estos dirigentes y a los pueblos que gobiernan.
Ausencias
En cambio, y marcando una diferencia bastante cuestionada a nivel internacional, Trump no invitó a dirigentes de izquierda tanto europeos como latinoamericanos. Ni el brasileño Lula, ni el colombiano Gustavo Petro, o la mexicana Claudia Sheimbaum estarán presentes en Washington. «A la posesión de Trump va solo la extrema derecha», aseguró Gustavo Petro, quien no recibió invitación. La presidenta de México, por su parte, minimizó el hecho en su conferencia matutina en que le preguntaron si iba a concurrir. “No, pero no pasa nada”, respondió la mandataria.
Contrariamente a lo que podría esperarse, Trump había invitado al presidente de China, Xi Jingping, al evento, sin embargo el mandatario oriental no asistirá. En su lugar estará presente el vicepresidente, Han Zheng, lo que marca la primera vez que un alto cargo chino participe en la juramentación de un nuevo presidente estadounidense. «
Bolsonaro se la pierde pero sí irá González Urrutia
Otro de los grandes referentes invitados fue el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, aunque no podrá ser de la partida ya que el Tribunal Supremo le negó la salida del país. Su pasaporte está retenido por la investigación en curso por su presunta participación en el intento de golpe de Estado contra Lula da Silva en enero de 2023.
El que sí asistirá es el líder opositor venezolano Edmundo González, a quien la oposición de su país y algunos gobiernos en el mundo consideran triunfador en las elecciones generales de julio de 2024, en las que se atribuyó el triunfo el presidente Nicolás Maduro, y por el que la semana pasada asumió un nuevo mandato. “El gobierno de los Estados Unidos, siendo un gran aliado de la causa democrática venezolana, invitó al legítimo presidente de Venezuela, Edmundo González Urrutia, a la toma de posesión del presidente electo, Donald Trump”, señaló el equipo de Urrutia.