En unos meses, la Cooperativa de Tiempo va a cumplir nueve años. En esa relación que entablamos desde el 24 de abril de 2016 fuimos contando, además de noticias, nuestra situación. En agosto del año pasado leíste en el papel y en nuestras redes una campaña que nos vimos en la obligación de hacer: “Tiempo está en peligro”. Esta fue la consigna que a modo de título sintetizó lo que nos pasaba. Allí resumimos los ejes más importantes de las acciones de gobierno que nos afectaron: la desregulación de los servicios, el abandono de las campañas de información ciudadana y los recortes en los programas de promoción para el sector de la economía social y cooperativa ocuparon los primeros lugares.
En paralelo, vivíamos los ataques a la prensa de un presidente y su gabinete que hicieron de la crueldad su plan y su modo de gestión. La época de la destrucción había llegado y sus consecuencias las vivimos en la cooperativa con el mismo daño que impacta en la vida cotidiana de cada trabajador y trabajadora del país.
Como en tantos contenidos que cubrimos, en este tema no traemos buenas noticias. A siete meses de esa campaña, lamentablemente, Tiempo continúa en peligro. A pesar de los relatos de baja de la inflación que se emiten desde la narrativa oficial, los ingresos de la cooperativa rinden menos.
Afortunadamente mantenemos el volumen de socios y socias que siguen acompañando en cada producto que realizamos. Volvemos a agradecerles por esto, pero necesitamos más. En el inicio del proyecto, salir a asociar portaba la ilusión de crecer. Hoy es el imperativo para mantenernos.
Desde siempre quisimos cuidar a nuestra comunidad. Quienes nos compran en papel, saben que los aumentos de tapa fueron los mínimos indispensables porque queremos que puedan seguir teniendo el ejemplar de Tiempo en la puerta de sus casas. Quienes miran nuestra web, saben que somos un portal abierto, donde todos los contenidos están disponibles. Es una decisión que tomamos colectivamente y no queremos modificarla porque esperamos que cada vez nos lean más.
Las y los 85 profesionales que conformamos la cooperativa, creemos en el periodismo que se hace en Tiempo: genuino, sin intereses corporativos y con agenda propia. En una época de reportajes guionados y grabados, pero promocionados como espontáneos intercambios en vivo, en Tiempo honramos la tradición del análisis, la búsqueda de fuentes, la investigación y la independencia.
Sabemos que son muchos los espacios informativos que piden que te sumes a colaborar. Ya no somos los únicos, pero sí continuamos con la misma política desde la primera asamblea: cada peso que ingresa se reparte entre cada integrante de manera clara y transparente.
Hacer periodismo es la forma en la que entendemos la lucha y la defensa de derechos. Es la que nos agrupa. Garantizar las historias de diferentes realidades, poder dar espacio a las múltiples voces que se invisibilizan en los medios de grandes conglomerados empresariales llena de orgullo cada publicación.
La calle nos va a seguir encontrando porque allí es donde debemos estar. En esta edición, da cuenta de ello la cobertura de un 8M que tiñó de verde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En dos semanas volvemos al centro de la ciudad. El 24 de marzo marcharemos porque la Memoria, la Verdad y la Justicia se defienden. Frente a una oleada de vaciamiento en las diversas áreas de Derechos Humanos, allí estaremos registrando una jornada que esperamos desborde de ciudadanos y ciudadanas ejerciendo su derecho a manifestar. «