El jueves finalmente se estrena Bohemian Rhapsody, la película que cuenta la historia del inmortal cantante que hizo inolvidable al grupo Queen, y la del grupo Queen, sin el que Freddie Mercury no podría haberse convertido en inmortal. Dicen que hay mitad de película para cada uno (la primera para el frontman más recordado de todos los tiempos, la otra para el grupo), y que eso fue motivo de que se vaya del proyecto primigenio Sacha Baron Cohen: él quería que primara Mercury por sobre el resto; después de todo la película debía su existencia a lo que la mayoría considera una trágica suerte; pero el grupo, en especial Brian May, quería que la cosa fuera pareja: «Después de todo sobrevivimos a su muerte, y eso también merece un homenaje», habría dicho el guitarrista.

Lo cierto es que la biopic, dicen, resulta algo extraña. Que en la primera parte brilla Rami Malek (que se hizo popular al protagonizar la serie Mr. Robot) y que la segunda es más lavada. Y si Malek brilla es porque interpreta a Mercury sin imitarlo, sólo mostrando un Mercury propio, del que debe haber tantos como fans del cantante pisan la faz de la Tierra. Los comentarios también advierten a los que van ver la película en busca de las explicaciones a cómo fue que contrajo Sida, o queriendo descubrir razones de por qué un grupo cuya consagración llegó luego de lo que le dio origen (el glam rock), consiguió trascender su propio tiempo a fuerza de cualidades no precisamente musicales: un cantante que llevó el histrionismo gay a su máxima expresión y una banda que hizo del afecto su principal escudo ante las adversidades, dieron a un grupo creciente de seres humanos que había elegido una vida sexual diferente a la que le querían asignar, una voz para hacerse oír.



Pero dicen que poco de eso hay en la película. Y que así, esta película que finalmente fue dirigida por Dexter Fletcher (aunque la mayoría del rodaje lo hizo el despedido Bryan Singer) es realmente entretenida: arranca a principios de los 70, cuando Freddie Mercury, Brian May (guitarra), Roger Taylor (batería) y John Deacon (bajo) se juntan para formar Queen; y sigue con el éxito que le da título a la película, el primer single que consigue que la banda se escuche fuera de su Inglaterra natal. Luego, su ascenso incontenible, la enfermedad de Freddie, el Live Aid de 1985 en el estadio de Wembley y los años en que Queen tuvo que salir a flote sin su alma máter.

Nada nuevo. Pero igual gustoso.