Nada de lo que pasó -ni pasará hasta el 1 de marzo- tuvo influencia en la vuelta de Como nunca… ¡otra vez!, aunque ciertamente le vino de maravillas. “Hicimos seis funciones en noviembre y diciembre y nos fue muy bien, y podríamos haber seguido pero todos teníamos otros compromisos”, cuenta Franco Torchia, junto con la primera vedette hombre de la Argentina, Juampi Mirabelli, responsable del espectáculo. “Ni lo imaginábamos esto. O quizás un poco sí pero no tanto”, provoca la risa compartida.

Risa que se prolonga cuando se le pregunta si no hubo un arreglo con el presidente Javier Milei para su discurso de Davos y el también periodista y conductor de radio y televisión nacido en Ensenada, dice: “Davos fue un ejemplo extremo. Su discurso homoodiante completamente refractario a las disidencias sexogenéricas es un discurso de campaña y antes fue un discurso de ellos en redes sociales. Quienes trabajamos estas cuestiones siempre estuvimos atentos a esto, y lo seguimos muy de cerca. Por supuesto con escozor y pronunciamientos públicos. Davos es un ejemplo extremo, es la versión más extrema de la culofobia de Milei”.

El espectáculo, que nació en 2017 como un show “autocrítico de la población LGBTQI+, una especie de parodia de nosotros mismos”, derivó con el tiempo en este con otro guion “fuertemente político” por más que también esté escrito por Liliana Viola. “Es un verdadero café concert. Porque al haber entrado a nuestra compañía alguien como (Alejandro) Tantanian, le dio una forma de café concert clásico. Tengo un monólogo muy profundo e intenso al principio y de acá al 1 de marzo va a cambiar muchísimo. Así que voy a tener que estudiar a contrarreloj la letra”.

“Y luego hay otro momento del espectáculo que es la entrevista que le hago a la petera presidencial, que es un personaje de Casa Rosada que pocos conocen y surgió de un video que en pandemia hicimos con Juampi. Y esa entrevista tiene muchísima actualidad. La realidad de Argentina siempre tiene mucho vértigo pero en este momento el vértigo es extremo”. Así que están todos todo el tiempo tirando ideas para la letra que “trabaja Viola y decide el director”.

Pese a que parece haber sido pensado bajo el influjo de una bola de cristal, Torchia asegura que cuando empezaron a pensarlo todos se sentían “bastante devastados por lo que estaba pasando en el país, tristes, desmotivados”. “Fue como abrir la agenda de contactos y empezar a hablar con amigos, amigas a ver quién se quería sumar sin plata, sin contratos, en formato de cooperativa; quiénes tenían ganas de formar parte de un show que nos contuviera emocionalmente y desplegar nuestros códigos. Y creo que todos los que se terminaron sumando es porque se sienten muy en sintonía con los códigos del show”. 

“Porque decir humor político teatral o televisivo hoy en la Argentina es pensar por un lado en Tato Bores y por otro lado en mucho imitador o imitadora -una especie de abundancia-, y nosotros no tenemos nada que ver con esos códigos. Y encima cuando lo empezamos a pensar mucha gente decía: me da miedo hacer algo con el gobierno. Hasta Mirtha Legrand decía: tengo miedo. Y de hecho es raro que no haya humor político con un gobierno de estas características. Modestamente, está en nuestro show. Ojo que no es el único que cobra Milei, cobran varios de otras fuerzas políticas, también. Pero este es nuestro presente y el presente es Javier Milei en la presidencia”, agrega.

Como hasta el mayor mal tiene una ventaja, Torchia puede contar sin más qué le parece la estafa cripto, ya que al momento del estreno de la obra cualquier cosa que diga quedará vieja. “Me gusta la reflexión que puse en un tuit hace unos días: levanto quiniela. Yo crecí en Ensenada que es una ciudad, y a metros de mi casa en la década del ‘80 había un lugar, una casa en la que levantaban quiniela clandestina, y a cada rato iba la policía. Y para mí este es el imperio de la quiniela clandestina. Básicamente es a esto a lo que estamos asistiendo: a un presidente que levanta quiniela clandestina. Otra que bicicleta financiera; ¡ojalá a esta altura! (risas). Como primera figura de este estado está comprometidísimo con la promoción de un negocio absolutamente estafador. Una estafa de proporciones bíblicas. Se me dirá: ¿es el único? Y a mí me parece que hay que dejar de pensar en términos binarios todo el tiempo. Lo aprendí trabajando en diversidad sexual. Yo no pienso en forma binaria. Lo que no significa que en su momento no criticamos a Alberto Fernández, Mauricio Macri, Cristina Kirchner. Pero nuestro presente es este. Y además hace más de un año que gobierna”.

Como el vecino de este graduado en Letras en la Universidad Nacional de La Plata al que le caía la policía a menudo, la estafa actual también tiene gente arriba. “Tal cual. Lo que ocurre es que todavía no podemos ver las caras, ni tampoco imaginar cómo son estas organizaciones. Hay personas que nacieron en la deep deep deep web o en la mega dark web, y desde esos pozos totales fueron ganando poder, presencialidad, capacidad financiera. Milei es eso. No significa que todo el mundo cripto sea eso. Si hay algo que no supimos ver es que había una especie de casting guardado allí en la deep web, de la que surgen funcionarios. Por dar un ejemplo pintoresco, eso es Lila Lemoine”.

Torchia también conoce a otro personaje necesario de toda esta historia, Jonatan Viale. “Estuve dos años en Intratables y renuncié entre otros motivos por Viale. No por su trato conmigo. No era un tema personal. Era un problema profesional: la orden era dejarlo hablar, que desplegara su manifiesto. No fue el único motivo pero fue un motivo importante. Esto no me transforma en un héroe porque no lo soy, nunca, en nada. Creo que siempre como periodista tuvo una voluntad de poder voraz, unas ganas desenfrenadas de estar cerca de los poderes. Y a la vez verlo así me shockeó. Rita Segato siempre dice que si es poder, es no observable; no podés verlo. Y las escenas en las que el poder se construye, se dirime no son escenas que están a la vista. Y esta escena estuvo a la vista”.



Como nunca… ¡otra vez!

Dirección: Alejandro Tantanian. Libro: Liliana Viola. Capocrónico: Franco Torchia. La Vedette Hombre: Juampi Mirabelli. Estreno sábado 1° de marzo a las 23:59 en el Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA.