Con una vigilia junto a jóvenes de todo el mundo a los que pidió «no tolerar la falta de trabajo», el papa Francisco inició este sábado las celebraciones de Semana Santa que incluirán la Misa de Ramos este domingo, el lavado de pies a detenidos el jueves en una cárcel a 60 kilómetros de Roma y el Vía Crucis del viernes en el Coliseo, en el que por primera vez una mujer escribirá las meditaciones.
El Pontífice encabezó esta tarde una vigilia de oración en la Basílica de Santa María la Mayor junto a jóvenes que acudirán este domingo a la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra en la capital italiana.
«El drama de la juventud es que a menudo son descartados. Los jóvenes no tienen trabajo, no tienen un ideal para hacer, les falta la educación, les falta la integración, tantos deben emigrar a otras tierras. Los jóvenes hoy, es duro decirlo, pero a menudo son material de descarte, y esto no podemos tolerarlo. Ustedes deben arriesgar en la vida. Tengan coraje», les pidió Jorge Bergoglio.
La vigilia de esta tarde, en la Basílica que Bergoglio visitó 49 veces como papa, sirvió como preámbulo de dos grandes eventos futuros dedicados a la juventud: la próxima Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos de octubre de 2018 -con el lema ‘Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional’- y la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Panamá en 2019.
No es suficiente preguntarse ¿quién soy yo?, como a menudo propone la cultura dominante Es necesario, orientar la cuestión de manera diferente y preguntarse: ¿Para quién soy yo? En efecto, la felicidad está en nuestra entrega, siguiendo el ejemplo de Jesús, que ofrece su vida por la humanidad, dijo el Papa Francisco en su homilía.
Esta tarde es un doble comienzo: hacia el Sínodo, que es de los jóvenes, y el segundo el camino hacia Panamá. Es un Sínodo del cual ningún joven debe sentirse excluido, improvisó el Pontífice.
Es un Sínodo para y de todos los jóvenes, no sólo para los católicos. Los jóvenes son los protagonistas, pero también los que no creen en Dios, los que están alejados de la Iglesia, los que tienen una fe tibia, sí. Este es el Sínodo de los jóvenes y nosotros, todos, queremos escucharles porque todo joven tiene algo que decir a los demás, a los adultos, a las religiosas, a los obispos y al Papa, amplió Francisco.
Francisco señaló que «si un joven no se arriesga está envejecido. Nosotros debemos arriesgarnos y habló del sacramento de la Confirmación. Vosotros sabéis bien que aquí en Italia a este sacramento se le llama sacramento del adiós porque después no se vuelve a la Iglesia.
Quiero invitarles a hacer este camino hacia el
Sínodo y hacia Panamá sin miedo, sin inquietudes, sin vergüenza, hacerlo con coraje. Tomar la belleza de las pequeñas cosas, la belleza de todos los días, no perderla, de dar las gracias por aquello que es cada uno.
Ni el Sínodo ni la JMJ serán un espectáculo, un circo en el que después se olvide todo. No: algo concreto. La vida requiere lo concreto y esta es vuestra vocación.
El Papa continuó: Habrá momentos en los que no entenderéis nada, momentos oscuros, momentos de luz. Pero quiero subrayar que nosotros estamos en el presente. A mi edad estamos por irnos ya, pero a vuestra edad tenéis el futuro por delante. Hoy a los jóvenes la vida y la Iglesia les pide una misión: volver hacia atrás y hablar con los abuelos, hoy más que nunca tenemos necesidad de este puente de diálogo entre abuelos y nietos, jóvenes y ancianos.
Iré a Panamá
no sé si estaré yo, pero irá el Papa. Y el Papa os preguntará ¿habéis hablado con los ancianos?. Esta es vuestra tarea, concluyó Francisco.