«No desaparece quien deja huellas«, dice un cartel en la esquina donde alguna vez funcionó el Pozo de Banfield. Así como el viento no puede borrar las huellas en la arena, el barrio no olvida. La memoria es como un río subterráneo que, aunque no siempre visible, siempre fluye. Este sábado desde las 11 en el Ex Pozo de Banfield, representantes de los tres clubes y la Subsecretaría de Derechos Humanos del Municipio de Lomas de Zamora se darán cita en un conversatorio, en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, cuya fecha internacional es este viernes 30 de agosto. Será una oportunidad para recordar a aquellos que formaron parte de nuestra comunidad y cuya ausencia resuena en cada rincón de nuestros estadios.

La memoria, verdad y justicia son como un tejido que nos envuelve, conectando cada hilo de nuestro pasado con el presente y una mirada hacia el futuro. Los clubes de fútbol y las organizaciones de Derechos Humanos han tejido un tapiz de conmemoración y reflexión, uniendo la pasión y la lucha en un solo esfuerzo. Como las raíces de un árbol que se entrelazan bajo la tierra, el acto simbólico de señalización realizado la semana pasada unió a Los Andes, Banfield y Temperley, marcando no solo una distancia física entre los estadios y el Espacio de Memoria Ex Pozo de Banfield, sino también un puente entre un pasado oscuro y un presente lleno de esperanza.

Gabriel Aranda, integrante del Colectivo Los Andes Tiene Memoria, describe esta unión como un lazo indestructible que resiste las tormentas: «Los lazos de contención siguen intactos en lo que refiere a materia de derechos humanos, enfrentando la política negacionista que reivindica el terror y las herramientas represivas. Ante este avance, la construcción colectiva es como una muralla que protege nuestra conciencia y nos permite seguir defendiendo la memoria, la verdad y la justicia. Un claro ejemplo es la señalización realizada la semana pasada, que señala la distancia desde cada uno de los estadios hacia el ex centro clandestino de detención, tortura y exterminio, conocido como el Pozo de Banfield, hoy convertido en un espacio para la memoria».

Sin embargo, el camino de la memoria no siempre es recto ni fácil de transitar. A principios de esta semana, la señalización del Estadio Eduardo Gallardón fue vandalizada, como si alguien intentara arrancar una flor que, a pesar de todo, sigue floreciendo en medio del desierto. Este acto de destrucción, ocurrido poco después de la instalación del cartel, generó tristeza y rabia, pero el colectivo Los Andes Tiene Memoria ha prometido restaurarlo, reafirmando que, como un roble enraizado, su compromiso con la justicia es inquebrantable.

Este acto de vandalismo, lejos de silenciar nuestra voz, es como una chispa que enciende aún más nuestra llama de resistencia. Los clubes y la comunidad continúan su misión, demostrando que el recuerdo y la justicia son una llama que nunca se apaga, como un fuego eterno que arde en lo más profundo de nuestros corazones. La señalización y el esfuerzo de los clubes resaltan la necesidad de recordar y honrar a aquellos que padecieron bajo el régimen de terror, convirtiendo cada acto de conmemoración en una afirmación de resistencia.

Daniel Prassel, integrante de las mesas de trabajo del Espacio para la Memoria, nos cuenta que la actividad de hoy es como la culminación de un viaje que comenzó con las señalizaciones realizadas la semana pasada en Los Andes, Temperley y Banfield. Estas señalizaciones forman parte de una política de uso del espacio, marcando la distancia desde cada club hacia el Espacio para la Memoria, ex Pozo de Banfield. El objetivo es sembrar en la población que habitualmente participa en las entidades deportivas la semilla de la memoria, generando preguntas, construyendo memoria colectiva y profundizando en la defensa y promoción de los derechos humanos.

La mesa logró, tras una década de pedidos y trámites, que el Pozo de Banfield funcione como espacio de la memoria para estar a disposición de toda la comunidad y poder ser visitado por vecinos, escuelas y los clubes.

Nadia Barrientos, integrante de Banfield por los Derechos Humanos, destaca la importancia de estas acciones como actos de resistencia que mantienen viva la llama de la memoria: «Este tipo de acciones, que surgen desde un espacio social de un club, son fundamentales en los tiempos que estamos viviendo. Las banderas de Memoria, Verdad y Justicia seguirán presentes en las tribunas de Temperley, Los Andes y Banfield, recordándonos que la memoria es un legado que debemos proteger y transmitir a las futuras generaciones».

Marcelo Guazzardi, representante del área de Derechos Humanos del Gasolero, enfatiza que estas actividades son un ejercicio colectivo que fortalece los vínculos entre los clubes del distrito y la comunidad en general. Este trabajo conjunto es una respuesta contundente a cualquier intento de borrar la memoria. Al unir fuerzas, construimos una red de apoyo y resistencia que se mantiene firme frente a la adversidad, asegurando que la memoria y la justicia prevalezcan.

Laura Berardo, subsecretaria de Derechos Humanos de Lomas de Zamora, resalta que la visibilización de estas fechas es un acto de compromiso con la verdad y la justicia. Cada acción es un testimonio de nuestra determinación de no olvidar los crímenes de lesa humanidad cometidos por el Estado. La Subsecretaría, en su labor diaria, impulsa la construcción de un gobierno en comunidad que promueve la participación ciudadana y fortalece la defensa de los derechos humanos, garantizando que la memoria, la verdad y la justicia continúen siendo pilares fundamentales en la sociedad.