“Un poco ya tomamos el Día del Trabajador como fecha nuestra en Niceto; el del año pasado estuvo buenísimo entonces le dijimos al Niceto: Che, quién toca el año que viene: Nadie, nos dijo, así que reservamos. Habrá empanadas y vino para celebrar. Quería hacer un locro en la vereda pero parece que al Gobierno de la Ciudad no le copa.” Así anuncia Lucas Difonzo, líder de Fonso y Las Paritarias, la próxima presentación de la banda que también será una nueva presentación del muy buen disco homónimo que lanzaron hace menos de un mes. Es, sin decirlo, una declaración de principios: a la emblemática fecha, le suman la conversión de las paritarias en nombre propio al ponerlas con mayúsculas, y se declaran trabajadores de la música: “Vamos a tocar a todos lados; vamos al Quilmes Rock (el último), y la semana anterior en un bar en Moreno -señala con naturalidad-. Tratamos de cubrir todo el espectro ‘musical’. Es trabajo al fin de cuentas: todos los lugares son iguales, no discriminamos”.

-Este disco lo compusieron y armaron juntos. ¿Cómo fue la cocina de ese trabajo?

-A diferencia de todos los otros discos que he sacado este lo hicimos en conjunto con la banda. Estuvimos en una casa en el parque Pereyra Iraola una semana en pleno invierno componiendo entre varios. Una mesa grande a la mañana y unos mates, y era compartirnos libros, escribir a mano frases en cuadernos compartidos. Y a la noche nos juntábamos a tocar. Ahí desembocaban todas las discusiones o charlas que habíamos tenido durante el día. De esa manera es que hicimos mayoritariamente el disco. Mucho debate, mucha discusión, mucha charla, mucho libro y a la noche ir a ponerle un poco de música a esas palabras. 

-¿Vos venías escribiendo tus canciones a mano?

-No. Fue un ejercicio particular: volquemos en esta mesa todo lo que pensamos que va a servir. Y se volcaron unos veinte libros, unos diez cuadernos, una cartuchera; todo medio bricolaje.

Fonso y Las Paritarias: canciones, empanadas y lucha salarial

-¿Qué libros llevaron?

-Algo que te había gustado o estabas leyendo o habías leído hace poco. Había Sarmiento, Martín Fierro, Don Segundo Sombra, un poco de Borges joven, un poco de Néstor Perlongher, otro poeta que se llama (Martín) Gambarotta. A muchos de nosotros nos gusta escrachar nuestros propios libros y entonces había un montón de cosas escritas, subrayadas. 

-Bien nacional y popular. 

-Sí, en materia de libros había mucho argentino histórico. Vengo leyendo mucho historia Argentina: Sarmiento, Avellaneda. Octavio (Majul) y Elena (Radiciotti) tenían más data romántica, y había mucha data de los ‘20 de Borges juntándose con Macedonio Fernández en la Plaza Miserere. Cosas muy viejas pero al mismo tiempo evocan situaciones muy contemporáneas. De esa manera podíamos conectar con autores muertos que vivieron otra época y tenían los problemas que tenemos nosotros. 

-¿Cómo fue la búsqueda del sonido?

-No se pensó bastante la parte musical. Por ahí alguna idea de un riff. Era un poco más visceral, más escupir, dejar sonar las manos a lo que sea. Por lo tanto era más lúdico el momento de ensamblar musicalmente. Todo eso lo grababa, lo escuchaba a la mañana siguiente y me daba cuenta si valía la pena o no. Por lo general todo vale bastante la pena. Era más difícil la cuestión de elegir qué hacer, qué terminar y que no. La mayoría son cosas que tocamos durante casi 20 minutos, un loop eterno,  vociferadas en el medio, hasta que de repente dos tres días hace eso aparecía una canción. 

Fonso y Las Paritarias: canciones, empanadas y lucha salarial
Fonso y Las Paritarias.

-¿Dejaron canciones afuera?

-Hicimos 25 de las cuales terminamos eligiendo 14. 

-¿Y al terminar la semana nadie quiso hacer cambios ni puso reparos?

-En la mesa, cuando terminó la última jornada, fue: hicimos un disco con la clásica discusión de derechos de autor que hay que tener, cómo vivimos esto. Y sí, éramos todos responsables. Yo no tengo la vanidad necesaria como para querer acaparar todo y ellos tampoco tienen la bañera necesaria como para querer hacer esto un logro personal o aprovecharse de alguna manera. Todos estamos unidos por la amistad y la música, y todos nos sentimos naturalmente cómplices de esto. Es un experimento. Y todos esperamos que haya una segunda parte. 

-¿Qué descubrimiento hiciste para decidir ese nuevo camino?

-Todos tenían la inquietud de participar de manera más activa, si no sería como un proyecto mío en el que tengo sesionistas. Y yo no estoy interesado en gente que toque para mí, si no en gente que pueda participar y aportar ideas. Admiro mucho a mis amigos así que no dudo de las ideas que puedan tirar. Se lo recomiendo a la gente que esté leyendo esto y piense que tener una banda es un quilombo y es más fácil producir en su casa. Creo que es mucho más divertido compartirlo y ser cómplices. Uno puede pensar que solo la va a romper porque tiene una compu que graba re bien, pero después tenés que tocar la guitarra con alguien y necesitás mirarte; todas esas cosas humanas que parecen una pelotudez y tan cursi, es lo que hoy para mí está en juego.

-No es como el Guitar Hero.

-No. Pensar que ser solista es suficiente es como tener la Play con un joystick: invitás a tu amigo pero él se va a sentar a tomar la Cindor mientras te ve jugar a vos. Y no es lo mismo que jugar de a dos. Aparte superar objetivos estando con gente es una alegría terrible; el fútbol funciona así básicamente, te abrazás: tocamos en el Quilmes Rock, loco. Le recomiendo a toda la gente tener amigos.

-¿Y a vos qué te llevó a cambiar? 

-Después de vivir un año en Berlín volví y me agarró la pandemia y toda esa época de estar solo fue terrible. No poder juntarte. Yo tenía un estudio que lo tuvimos que cerrar porque no iba gente. Fue un momento que marcó mucho la historia. Y la música en esa época era sobre todo trap: no son bandas son artistas, los discursos son siempre sobre meritocracia, dinero y yo puedo y yo que estaba en la mierda ahora la rompí. La pandemia quedó en el pasado y la gente se da cuenta que necesita ir a ver una banda, juntarse a escabiar con sus amigos en una casa y que no alcancen las sillas. Que se le muevan los pelos de la emoción. Y siento que naturalmente me pasó de que no me vi volviendo a tener un proyecto solista. 



Fonso y Las Paritarias

Presentan su nuevo disco el jueves 1 de mayo a las 20 en Niceto (Niceto Vega 5510).