El Fondo Monetario Internacional no está de acuerdo con la política monetaria que lleva adelante el gobierno de Javier Milei y reclama que se ofrezca un mayor incentivo a los depósitos en pesos para evitar posibles corridas hacia el dólar.
La recomendación es una clara diferencia con las decisiones que viene tomando el gobierno, que incluyen una fuerte reducción en la tasa de interés para licuar la cantidad de pesos en circulación y por ende, los pasivos del Banco Central.
«La postura de la política monetaria debería evolucionar para respaldar la demanda de dinero y la desinflación», dijo explícitamente la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en ocasión de la aprobación por parte del directorio del último desembolso por U$S 4700 millones, el 31 de enero último.
En el informe elaborado por el staff técnico que visitó Buenos Aires en ocasión de la séptima revisión del programa de facilidades extendidas suscripto en 2022, los auditores del FMI señalaron que «se espera que la política monetaria evolucione para apoyar la demanda de dinero y la desinflación, incluso mediante el establecimiento de un tipo de interés nominal ancla».
A contramano de esas sugerencias, una de las primeras medidas del Banco Central fue bajar drásticamente las tasas nominales de los títulos de la entidad y de los depósitos a plazo fijo, que fueron fijadas en 100% y 110% anual respectivamente.
La tasa efectiva (con capitalización de los intereses) para ambos casos es de 171% y 186%, unos 70 puntos por debajo de la inflación interanual. Eso provocó que en términos reales ambas colocaciones cayeran alrededor de un 10% en el último mes.
¿Y la dolarización?
La observación del Fondo (una de las pocas diferencias con el enfoque de las autoridades, según surge de la lectura del staff report del FMI) es llamativa porque encierra una cuestión más profunda: la viabilidad o no de un plan de dolarización.
El presidente Javier Milei reiteró en varias entrevistas ofrecidas en las últimas semanas que ese sigue siendo su norte.
«La dolarización es el paso final de todo un proceso que arranca con el saneamiento del Banco Central», dijo el mandatario. Si bien consideró que no habrá tiempo para completar ese camino este año, destacó la cantidad de dólares que acumuló el Central (a través del mercado oficial adquirió casi U$S 7000 millones en dos meses) y los comparó con los U$S 8000 millones en que estimó la base monetaria. «Si nosotros termináramos de limpiar todos los pasivos remunerados del Banco Central, estaríamos en condiciones de dolarizar por muy poco dinero», dijo Milei.
La deuda del BCRA, a la licuadora
En esa estrategia, la licuación de los pasivos remunerados resulta una herramienta esencial. Si los inversores privados mantienen pocos depósitos en pesos en el sistema financiero, los bancos ya no tendrán necesidad de recurrir a los pases del BCRA (que sustituyeron a las ya extinguidas Leliq) para depositar el excedente que no puedan convertir en préstamos y hasta podrán buscar rendimientos más suculentos en títulos del Tesoro, por ejemplo.
Sin embargo, en Washington, quizás preocupados por las dificultades que el gobierno pueda encontrar para lograr el superávit fiscal prometido, se quieren asegurar que las tasas sirvan como una segunda ancla de las expectativas inflacionarias, evitando que los inversores se vuelquen al dólar.
«El marco de política monetaria se ha racionalizado, aunque será necesario seguir evolucionando para ayudar a anclar la inflación», dijo el informe del staff firmado por Rodrigo Valdés y Luis Cubeddu, los responsables del Departamento para el Hermisferio Occidental del organismo. «En el futuro, las autoridades acordaron que sería necesario endurecer la postura de la política monetaria para apoyar la demanda de dinero y la desinflación», avisaron al directorio. Incluso, los auditores dijeron que el Fondo «se compromete firmemente y brindará asistencia técnica en tan importante cuestión».
Claro que Milei ya dejó en claro su preferencia por un sistema de competencia en el que los ciudadanos puedan elegir libremente en qué moneda desean realizar sus transacciones. Y también es consciente de que la más elegida será el dólar, al menos en una primera instancia. «Siempre hemos hablado de una libre competencia de monedas de lo que elijan los argentinos. Es probable que en un momento inicial elijan el dólar», admitió en una entrevista con el Wall Street Journal. «
Preparan un nuevo megacanje
En paralelo con otras cuestiones, el Palacio de Hacienda avanza con un megacanje de los títulos del Tesoro en moneda local que vencen en los próximos meses. El objetivo es lograr que en 2024 haya superávit financiero (considerando en la cuenta los intereses de la deuda). Según los cálculos oficiales, el 35,3% del total del pasivo está nominado en pesos y los vencimientos para este año totalizan unos $ 57 billones.
Parte del dinero fresco que se recaude podría ser utilizado para recomprar deuda con el Banco Central. Entre las acciones prioritarias comprometidas con el FMI para encarrilar el programa de facilidades extendidas, se incluyó una cláusula que reza que «el gobierno recomprará deuda mantenida con el Banco Central para mantener el crédito neto cero al gobierno, incluidas las opciones de venta».