La crisis que estalló al día siguiente de las PASO puso a los derechos de exportación en el centro de la escena y abrió un debate entre el gobierno y el sector privado, pero también en el interior del mundo empresarial, que este miércoles cruzó declaraciones para la polémica.  

El gobierno de Cambiemos eliminó las famosas retenciones agropecuarias en los primeros días de su gobierno, salvo para la soja. Lo mismo haría después con la industria y otros sectores como la minería. Pero el año pasado debió resucitarlas en el marco de la crisis que lo obligó a pedir la ayuda del FMI.

Desde entonces no perdió oportunidad de remarcar que la medida es coyuntural y que se levantará en 2020 pero la semana pasada, tras el triunfo de Alberto Fernández en las PASO y la inestabilidad posterior Balcarce 50 barajó subir la alícuota.

Inmediatamente la agroindustria, las bolsas de cereales y las cuatro cadenas de valor agropecuarias pusieron el grito en el cielo pero en una reunión con la Mesa de Enlace este martes Macri se desentendió del rumor y ratificó que el esquema actual no se toca.

El escenario se complicó un poco este miércoles porque las entidades agropecuarias emitieron mensajes contradictorios. El titular de la entidad cooperativista Coninagro, Carlos Iannizzotto, declaró en el programa Mañana es Tarde de AM 530, que las empresas del sector están dispuestas a discutir retenciones «si son garantía o la solución para revertir muchos de los problemas que tantos nos aquejan, que se apliquen retenciones. A todo esto hay que darle una cara humana y no es sólo una cuestión de números».

La declaración es llamativa porque los 14 puntos que la Mesa de Enlace redactó para presentar a los candidatos presidenciales es tajante sobre el tema retenciones. El texto dice: “Exigimos que se cumpla el final de estos tributos en diciembre de 2020 como plazo máximo”. Y considera a los derechos de exportación como “un mal impuesto, no tienen en cuenta la rentabilidad de los productores, desincentivan la inversión y reducen la competitividad de las exportaciones, por lo que impulsamos su eliminación para todos los productos”. Además sostiene que “debe evitarse que diferentes eslabones o sectores privados subsidien unos a otros, mediante transferencias generadas por los derechos de exportación diferenciados”.

En diálogo con Tiempo Iannizzotto aclaró que Coninagro no es partidaria de las retenciones pero “sí de un esquema donde la política está por sobre la economía pues lo primero es la persona y se recauda más produciendo, dando trabajo, que poniendo impuestos a la producción”.

La misma posición sostuvo en un cruce con este medio el dirigente de la Unión Industrial Argentina (UIA) José Ignacio de Mendiguren. “A través de la política económica se alienta y a veces se desalienta a sectores. La intervención del Estado es crucial para poder desarrollar un proyecto” definió el “Vasco” anticipando como hombre del Frente Renovador integrante del Frente de Todos un posible perfil político de un hipotético gobierno de Alberto Fernández.

Crítico de las corporaciones rurales el industrial apuntó que “el campo hace de las retenciones un fundamentalismo pero el productor necesita previsibilidad, márgenes razonables de rentabilidad para invertir. Ellos (por los ruralistas) creen que el camino es a través de las retenciones. En realidad lo que importa es la capacidad de compra y el dólar en eso juega otro rol”.

En ese contexto marcó que “Argentina deberá resolver el tema de la macro porque cuando la macro no acompaña desde la micro no podés hacer nada. En 2002 se impuso una retención del 10% porque a través de la devaluación lo que se exportaba se multiplicaba por diez. Al productor le importa que haya una fórmula que garantice una rentabilidad pero también tiene que resolver el problema del costo de la vida”.

Desde la perspectiva de los intereses de los industriales De Mendiguren comparó que en el campo “tiene por naturaleza unas condiciones extraordinarias respecto al resto del mundo pero la industria tiene que costos de producción mucho mayores. Es cierto que con la devaluación reciente el productor debería darse por contento pero el tema es que la inflación no le venga atrás. Hay que buscar una fórmula  nueva”, insistió: “es preferible un tipo de cambio alto con retenciones que un tipo de cambio atrasado y sin retenciones”.

La Sociedad Rural fue más hermética sobre el tema. Tiempo se comunicó con la entidad que integra la Mesa de Enlace pero las fuentes contactadas remitieron al texto de los 14 puntos.