El reloj marcaba las 00:45. Era una de las últimas noches frías de septiembre donde la madrugada se había adueñado del lugar. La zona ya estaba vacía de turistas y quienes vivían en las inmediaciones yacían dentro de sus hogares. El momento fue propicio para que decenas de agentes de la administración porteña comenzarán a desmantelar una de las ferias más pintorescas de la Ciudad, la de la Vuelta de Rocha de «Caminito», en el barrio de La Boca.

Ese martes 10 de septiembre, el Gobierno concretó su cometido y desalojó los puestos de más de cien feriantes que fueron trasladados a un espacio verde no apto para ejercer su trabajo. Desde entonces, las y los trabajadores, realizan una resistencia pacífica, volanteadas y charlas públicas con vecinos y turistas, con el objetivo de visibilizar la situación. Reclaman la reubicación de la feria a su lugar original. Advierten que la Ciudad de Buenos Aires no cumplió con los pasos legales para ejercer el desalojo.

El traslado había sido frenado semanas atrás por orden de la justicia porteña pero el Gobierno apeló y, días después, el mismo juez autorizó el desmantelamiento de la feria. 

“Ahora lo que estamos haciendo es una apelación porque la ordenanza nuestra dice que si nos van a cambiar de emplazamiento tiene que pasar por la legislatura”, explicó a Tiempo Mariana, que desde hace años trabaja en la Feria de La Boca.

Se trata de la ordenanza constitucional 46.075, firmada en 1992, que declara de interés municipal la actividad artesanal de la Ciudad de Buenos Aires y resguarda la labor de las y los feriantes. El artículo 5 de la ordenanza, establece que “todo nuevo emplazamiento o modificación de alguno de los señalados lo realizará el Departamento Ejecutivo «ad-referéndum» del H.C.D.”, función que ejerce en la actualidad la Legislatura porteña.

“Nuestro reclamo es pacífico y lo hacemos todos los días. Mantenemos presencia en nuestro lugar original a partir de las 12, haciendo un ruidazo, entregando folletería y hablando con la gente. Todo esto sin poder trabajar, hacemos algunos intercambios en ferias como la de Plaza Francia pero no más que eso”, suma Mariana.

Intempestivamente, tras el desmantelamiento de la feria de La Boca, el GCBA trasladó todos los puestos a la Plazoleta de Los Bomberos. Un espacio que no reúne las condiciones necesarias para que los feriantes puedan ejercer su actividad. 

“Es una plaza donde el espacio es más reducido, no hay un diagrama de feria artesanal, están los puestos apretados. Ellos claramente nunca fueron a ese lugar a ver cómo podían llegar a funcionar las ferias sino que pusieron los fierros de una manera en que entraran porque ni siquiera hay un espacio para que el artesano, por detrás de los puestos, pueda pasar cómodamente”, termina.

Los trabajadores denuncian que no hay argumentos sólidos por parte de la Ciudad para ejercer el traslado de la histórica feria que cuenta con 40 años en el barrio

“Pretenden que la feria se corra de su espacio original para dar lugar a un proyecto gastronómico. Otro de los argumentos que nos dieron es para resguardar el embellecimiento del paisaje urbano, una razón verdaderamente insólita ya que nuestra feria tiene constantes acuerdos con el gobierno y, dentro de estos acuerdos, están las posiciones que van a ocupar los puestos y también la estética que tiene la feria”, contó a este medio Sebastián Arrache, otro histórico feriante de La Boca.

“Nosotros sabemos que quieren reemplazar el lugar donde está la feria por un polo gastronómico. De este espacio de trabajo dependen más de 140 familias, donde funcionan dos ferias, una los jueves y viernes que tiene 55 puestos, y otra los sábados y los domingos con la misma cantidad”, agrega Arrache que hace siete años trabaja como artesano en esa feria.