Según la mitología griega, Fedra, hija del rey Minos y de la reina Pasifae, es una princesa de Creta que está casada con Teseo. Fedra se siente se enamorada de Hipólito, su hijastro, hijo de Teseo, y ese amor culminará en tragedia.
Sobre este mito hay numerosas versiones, entre las que se cuentan el drama Hipólito de Eurípides, la tragedia Fedra de Séneca y la obra de Jean Racine basada en la de Eurípides.
La directora Analía Fedra García hizo su propia versión sobre el tema en Yo Fedra, un unipersonal con Ingrid Pelicori que comienza su segunda temporada de sólo 9 funciones, en el Centro Cultural de la Cooperación, Avda. Corrientes 1543, el próximo viernes 14 a las 20.15.
García, dialogó con Tiempo Argentino sobre las características de su propia versión de Fedra.
-¿Cuáles son las modificaciones que seguro hiciste sobre el mito griego de Fedra?
-Hay corrimientos. Cada vez que se toma algo de la mitología o de la tragedia griega se hacen diferencias. Esto ya lo hacían los griegos y cada escritura contemporánea también hace lo suyo. En este sentido, desde la escritura hay giros y modificaciones en relación con el argumento y otros elementos que se mantienen aunque resemantizados. Por ejemplo, en relación con el coro, la misma actriz se desdobla en corifeo y en protagonista. Toda la obra pasa a través de la subjetividad de Fedra.
-¿Qué características específicas tiene esta puesta?
-Un gran despliegue actoral, porque en el unipersonal el personaje pasa por muchos estados distintos, además de desdoblarse en narradora y protagonista de la acción. Entre los giros figura un punto de vista más feminista a diferencia de otras dramaturgias. En Racine, por ejemplo, se la condena. Fedra es siempre todos los males juntos.
En Eurípides Fedra se enamora de Hipólito, su hijastro, porque la diosa se quiere vengar de Hipólito entonces hace que ella se enamore perdidamente de él. Fedra siempre termina suicidándose y en esta versión la defiendo en ese sentido, ya que no esconde nada. Yo defiendo su subjetiva. No hay una condena desde la escritura.
El otro corrimiento que hay, como en la película Fedra donde actúa Melina Merkcóuri, Hipólito le corresponde. El hecho de que el hijastro se enamore de su madrastra es un conflicto y yo lo tomé desde ese punto de vista.

En el lenguaje de la escritura, además, hay una combinación de ciertas zonas de humor, ciertas zonas poéticas, narración y, además, traté desde la puesta y desde la escritura borrar algo de la noción temporal de cuándo es que sucede esta Fedra, tanto desde lo espacial como desde el vestuario. No hay túnica griega ni nada que remita a una época en particular. Se puede tratar de la época que cada uno elija como espectador o espectadora
-¿De todos modos es un enfoque más contemporáneo de Fedra?
-Sí, totalmente, es un enfoque contemporáneo también por los dobleces de los procedimientos que tiene la obra en la escritura. Hay momentos que son más descriptivos, más poéticos, con más humor y está todo concentrado en el personaje de Fedra que también trae la voz de Hipólito, la voz de Teseo, la voz de los criados de esa casa que están todo el tiempo pendientes de lo que ella hace o no hace, de ese mundo familiar.
-¿Qué más te parece importante destacar de esta versión de Fedra?
-Que hay todo un grupo artístico que acompaña y que trabaja. Miguel Ángel Pesce hizo la música original que está grabada con voces femeninas. Basándose en la idea del coro griego, las voces de las mujeres van acompañando con su voz todo el devenir del personaje de Fedra. El diseño de luces es de Marcos Pastorino y el diseño de los objetos que hay en escena son de Pía Drugeri.

Me parece importante resaltar que la obra tiene un ritmo muy variado. No está instalado en un solo color, sino que hay muchas, modificaciones, muchas transformaciones del personaje a lo largo de la obra, es decir que hay giros, reconocimientos y descubrimientos que ella hace de sí misma y eso me parece que es lo lindo.
En los 50 minutos que dura la obra, el personaje pasa por muchos estados y situaciones totalmente contrapuestas, desde el descubrimiento y el horror que le produce reconocerse enamorada de Hipólito, lo que le parece un espanto y la pone en un estado de ansiedad en el que no duerme y la desazón que se da al comienzo hasta el pasaje a la alegría, la euforia, el enamoramiento y el regreso de Teseo que oscurece el mundo y todo se transforma en un infierno. Me parecen muy interesantes todos estos estados que va atravesando la protagonista en esos 50 minutos de unipersonal.
Creo que cuando el espectador se va lo hace con la sensación de que pasó de todo y se transitó todo. Por eso requería una actriz como Ingrid Pelicori que se lanzara, jugara, probara y pudiera pasar de un minuto a otro de una situación a otra. Ella es una actriz dúctil y con un trabajo vocal y del lenguaje en el que pasa del lenguaje poético a la narración en un entrar y salir permanente del personaje, lo que exige mucha ductilidad, adaptación y virtuosismo.
Yo, Fedra: ficha técnico-artística
Ingrid Pelicori
Diseño de luces: Marco Pastorino
Diseño de objetos: Pía Drugueri
Asesoramiento artístico: Laura Rovito
Música original: Miguel Ángel Pesce
Cantantes en off: Carmen Almarza, Magdalena Dodds, Juliana Marcús, Liliana Scotto Lavinia.
Interpretación instrumental: Débora García
Colaboración dramatúrgica: Ingrid Pelicori
Asistencia de dirección: Tomás Scheifer
Producción: Cooperativa Griegas
Prensa: Natalia Bocca
Diseño gráfico: Laura Rovito
Dispositivo escenográfico, texto y dirección: Analía Fedra García
Agradecimientos: Sol Scheifer, Ricardo García, Juan Infante Cama