Desde el 29 de noviembre de 2022, cuando comenzaron las obras de construcción de un nuevo edificio sobre la calle Pedro Goyena al 500, muchos vecinos de un PH lindero alertaron sobre temblores dentro de sus departamentos, crujidos en los techos y agrietamientos repentinos en paredes que asomaron a los pocos días. El resto de la historia es conocida: el 8 de febrero de este año, los vecinos fueron sorprendidos por un fuerte golpe, salieron a ver qué pasaba y se encontraron con escombros en el pasillo destrozado y el saldo de dos vecinos muertos, Ramón y Nélida Acuña. A tres meses y medio de este trágico hecho, las 13 familias que sobrevivieron al derrumbe denuncian que el Ejecutivo porteño no expresa ninguna voluntad política para llevar adelante la reconstrucción de las viviendas dañadas.
«Yo con esta gente vengo lidiando desde ese 29 de noviembre, cuando arrancó con la demolición y cuando empezaron a romperme la casa. Fui la primera damnificada de todo esto, mucho antes del 8 de febrero y la primera que judicializó el tema contra MAB Inversiones SRL, que es la constructora responsable de todo esto», contó a Tiempo Ingrid Vadalá, una mujer que vivía en el complejo de PH junto a sus dos hijos y su marido.
Ingrid alega que todo lo que se logró hasta el momento es porque los vecinos de Pedro Goyena estuvieron detrás del reclamo, convocando a reuniones y visibilizando el tema. Entre otras cosas, lograron que les paguen los alquileres y que hagan una pasarela donde estaba el pasillo de acceso a sus viviendas para poder retirar parte de sus pertenencias.
«Todavía recuerdo ese 8 de febrero. Nos sacaron por los techos sin tener dónde ir esa noche. El gobierno porteño nos quería mandar a los paradores que estaban colapsados con personas en situación de calle. Yo me fui a lo de mi hermana con mi hijo más chico y mi marido. Mi otro hijo se fue a lo de un amigo. Todos desparramados, las familias que vivíamos en el PH repartidas por la Ciudad», recuerda Ingrid, una de las propietarias.
A casi cuatro meses de ocurrido el derrumbe, las y los vecinos denuncian que el gobierno porteño no está cumpliendo con sus promesas que incluye, entre otras cosas, convocar a la constructora MAB para comenzar la reconstrucción del PH. Mientras tanto, los departamentos sufren las consecuencias del abandono: están llenos de ratas, las paredes y techos con humedad y la estructura que se profundiza el deterioro día a día.
«Hay filtraciones que están generando mucha humedad, las casas están cerradas todo el tiempo entonces, evidentemente, no se pueden ni ventilar ni tampoco arreglar los problemas que generan esa humedad. Ocurre un deterioro en nuestras casas, la mayoría que están en perfecto estado. Se tapan las rejillas de las terrazas y eso produce que se inunden algunas azoteas también», contó a Tiempo Elisa Muñoz que vivía en el edificio de Pedro Goyena con su hija de once años.
«Nosotros le solicitamos al gobierno de la Ciudad que gestionara una reunión con la constructora y las familias para ver cómo se iba a encarar la reconstrucción. Ellos quedaron en hacerlo, pero evidentemente no hay ninguna voluntad porque sólo dan respuestas dilatorias. Dicen que lo están viendo, que se van a fijar y no concretan nada finalmente», agrega.
Elisa junto a tres familias más del PH están patrocinados por un abogado y la semana pasada tuvieron una audiencia de mediación en una acción judicial que iniciaron para agilizar la reconstrucción de sus viviendas. «Solo solicitamos que se reconstruya el pasillo para poder volver a tomar posesión de nuestras casas, pero a esa audiencia el gobierno porteño no fue, y de la constructora no tuvimos ninguna respuesta, no nos ofrecieron absolutamente nada, no tienen ninguna propuesta, así que se cerró la mediación sin ningún acuerdo», comenta.
Abandono y desidia
La falta de acción por parte de las autoridades porteñas no sólo provoca el deterioro diario de las viviendas del PH que, además, ocasiona la presencia de roedores, cucarachas y gusanos entre las pertenencias de las familias, junto a olores nauseabundos que se desprenden de la concentración de hongos producto de la humedad. También genera mucha incertidumbre respecto al futuro habitacional de los habitantes del PH.
«Yo ahora tengo un contrato a seis meses, pero después no sé qué va a pasar ni con mi casa ni con todo lo que me rodea. Porque a todo esto, imagínate que uno pierde el sentido del orden de la estructura y organización que tenía de su vida: horarios de colegio, de hijos, de actividades, porque tiene que estar pensando qué va a pasar de acá seis meses con el techo, y con mi casa que se está pudriendo de a poco», expresa Ingrid Vadalá. «Estamos desesperados, ya no sabemos qué hacer», agrega.
El derrumbe
El colapso ocurrido el 8 de febrero en la obra en construcción ubicada en la avenida Pedro Goyena 557 en el barrio de Caballito comenzó por el problema estructural de una fosa de dos subsuelos a cielo abierto. Quince días antes del desmoronamiento, los propietarios de los departamentos del PH habían solicitado una nueva inspección en sus propias viviendas para determinar cuál era el estado de los caños. El pedido surgió ante la aparición de más grietas y filtraciones en las paredes. El informe de la inspección realizada por el GCBA fue entregado cuando la tragedia ya había pasado. Entre otros puntos, confirmó las sospechas de los vecinos, las cloacas se habían movido producto de la construcción, un claro indicador de inminente colapso. El informe titulado «Hundimiento y Descalce Cloacal y Pluvial», elaborado por el gobierno de la Ciudad, corroboró las decenas de denuncias que habían manifestado los vecinos. «Los movimientos de estructuras ocasionados por la gran obra en construcción de al lado hicieron ceder la cañería cloacal y pluvial como era de esperarse». «