El Gas Natural Licuado (GNL) se afianza como una alternativa clave para satisfacer la creciente demanda energética a nivel mundial.
La guerra en Ucrania profundizó la crisis de abastecimiento, acelerando cambios en el mercado. La retirada del gas ruso, que durante décadas sostuvo el suministro europeo, abrió la puerta a nuevos actores y reconfiguró el comercio global de energía. En este contexto, el GNL emergió como una solución estratégica para garantizar el abastecimiento y diversificar las fuentes energéticas.
Tiempo dialogó con Juan Pablo Costas, economista del Centro de Economía Política (CEPA), y con Ariel Slipak, coordinador de investigación de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), sobre la importancia de esta producción y sobre los proyectos en curso en Argentina.
El “GNL es una manera de comprimir el gas para exportar. Un procedimiento de enfriamiento permite reducir su volumen para ser almacenado y transportado sin necesidad de grandes gasoductos que pueden estar sujetos a cuestiones geopolíticas. Facilita la exportación e importación del mismo”, explicó Slipak.
Los proyectos argentinos
El desarrollo de GNL es considerado una de las apuestas más importantes de Vaca Muerta, la cual es la segunda formación de shale-gas del mundo. En Argentina hay dos grandes proyectos que buscan posicionar al país como un importante proveedor de este bien.
Por un lado se plantea construir una planta de licuefacción en territorio nacional. En 2022, YPF firmó un acuerdo con la petrolera malaya Petronas para transportar, industrializar y exportar el gas a través de Bahía Blanca. “Había una ley en el Congreso que ya tenía media sanción que otorgaba algunos beneficios impositivos y tributarios a las empresas por la inversión. Además, alentaba la producción nacional de este recurso. Al momento de buscar la segunda media sanción el Gobierno optó por avanzar con el RIGI, y ahora sostiene que, sin ese régimen, estas inversiones no hubieran llegado, lo cual no es cierto”, puntualizó Costas.
Entre discusiones técnicas y políticas la administración de Javier Milei decidió mover la ubicación de la planta de licuefacción a Sierra Chica, Río Negro, y definió que Punta Colorada será el futuro puerto de exportación. A fines de 2024, YPF lanzó una empresa subsidiaria, Argentina LNG, y confirmó la alianza con Shell para el desarrollo de esta iniciativa que prevé una inversión de 30.000 millones de dólares.
El otro proyecto pertenece a Pan American Energy (PAE) y la empresa noruega Golar LNG, las cuales establecieron una alianza para instalar una unidad flotante de licuefacción (FLNG). Esta iniciativa fue presentada para su adhesión al RIGI como un Proyecto de Exportación Estratégica de Largo Plazo, lo cual implica mayores beneficios para las empresas por más tiempo. La inversión inicial está calculada en 2900 millones de dólares y se estima que su capacidad de producción será de 2,4 millones de toneladas anuales de GNL.
El buque Hilli Episeyo, donde se realizará la licuefacción y envasamiento del gas, se emplazará en el Golfo San Matías, en las costas de Río Negro. El gas que se utiliza en este caso proviene de la cuenca Austral y se plantea la posibilidad de exportación desde 2027.
De esta forma, Argentina busca instalarse dentro de los pocos países que podrían exportar GNL al mundo junto con Estados Unidos, Rusia, Canadá, México y Qatar.
Desde la FARN señalan que los impactos de estas iniciativas son nocivos en términos ambientales, culturales, sociales y económicos, y que solamente benefician a un grupo concentrado de empresas. “La producción de GNL es altamente contaminante por las emisiones de dióxido de carbono y metano, pero también, la ubicación de estos proyectos puede afectar al turismo de Las Grutas o de Puerto Madryn, así como a las comunidades costeras”, explicó Slipak.
Al respecto, Costas señaló que: “El RIGI establece la posibilidad de no liquidar divisas del producto de las exportaciones, es decir, es muy problemático porque la Argentina tiene mucha necesidad de divisas y la gracia de todo el esquema energético de Vaca Muerte es que pueda proveer esas divisas”.
En búsqueda de mercados
El presidente de YPF, Horacio Marín, acaba de finalizar una gira de 20 días por Asia en la que fue en búsqueda de inversiones y acuerdos comerciales.
Lo concreto es que se firmó un Memorandum de Entendimiento con las tres principales empresas de gas de la India con el objetivo de exportar hasta 10 millones de toneladas de GNL al año, más una alianza en litio y otros minerales. Además, Guillermo Francos anunció futuros acuerdos con empresas europeas y se estima que Brasil podría ser otro mercado.
Los próximos años dirán si la aspiración gubernamental de consolidar la exportación de energía como una fuente de divisas alternativa al campo es viable o no. «
El límite que pone Trump
El segundo mandato de Donald Trump suma nuevos interrogantes al sector energético en general y a la explotación del GNL en particular.
Por redes sociales, el republicano amenazó a la Unión Europea que aplicaría aranceles en caso de que no incrementen sus compras de gas y petróleo estadounidense. “Es un escenario posible que Trump reoriente los esfuerzos del desarrollo de energía renovable, que realizó Biden, hacia los combustibles fósiles. Por lo tanto, si EE UU ofrece más gas y petróleo al mundo el valor del mismo puede bajar”, alertó Juan Pablo Costas.
En la misma línea Slipak reflexionó que: “Las tendencias globales indican que estos proyectos pueden convertirse en activos varados. Porque implican una inversión muy costosa en infraestructura con una vida útil determinada. Pueden llegar a quedar inutilizables antes de ser amortizados. Si la transición energética avanza y/o por la competencia con países como EE UU que tienen una infraestructura más competitiva, así como un posible acuerdo de paz en Ucrania, podría hacer que estos proyectos sean económicamente inviables”.
Se trata de una incógnita que podría poner fin a la ambición oficial antes incluso de que comience a andar.