La ciudad boliviana de La Paz vivió momentos de tensión cuando seguidores de Evo Morales y del presidente de Bolivia, Luis Arce, se enfrentaron en las calles de la capital, tras una masiva marcha y un posterior cabildo organizado por la facción «evista» del Movimiento al Socialismo (MAS).

Hubo abundante uso de petardos y dinamita, algo que no es de extrañar en un país minero como ese, pero que no se veía desde hace décadas. Los choques se registraron en puntos estratégicos de la ciudad como las avenidas Ismael Montes y Sucre, ambas cercanas a la simbólica Plaza Murillo, el epicentro del poder político boliviano.

La marcha, encabezada por Morales, había culminado con un cabildo en el que se lanzó un ultimátum al presidente Luis Arce, exigiendo la destitución de algunos de sus ministros. “Si Lucho (Arce) quiere seguir gobernando, primero en 24 horas que cambie a ministros narcos, a ministros corruptos, ‘drogos’, racistas, fascistas”. Asimismo, se solicitó al Tribunal Supremo Electoral la validación del congreso de Lauca Ñ, donde Morales fue ratificado como líder del MAS y candidato para las elecciones de 2025.

Enfrentamientos en las instalaciones de la Central Obrera Boliviana (COB), una institución tradicionalmente aliada al Gobierno de Arce, derivaron en una rápida intervención de la policía, que con el uso de agentes químicos logró dispersar a ambos grupos, aunque la atmósfera continuó estando tensa.

El presidente Arce agradeció a través de sus redes sociales a “las hermanas y hermanos de las organizaciones sociales, trabajadores y profesionales comprometidos con el país, que se dieron cita hoy a Plaza Murillo para defender la democracia y la estabilidad de un pueblo que quiere trabajar en paz”, y aseguró que no está dispuesto a cambiar el rumbo de su gobierno.

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El mandatario responde así al ultimátum que le había presentado Evo Morales. El gobierno acusa a los “evistas” de impulsar un golpe de Estado, desde los sectores del MAS IPSP que responden al expresidente critican la represión a los manifestantes.

Los choques entre Evo Morales y Luis Arce se fueron intensificando en los últimos meses y a esta altura la brecha es insalvable. Sectores campesinos del departamento de La Paz afines a Morales, encabezados por David Mamani desarrollaron bloqueos en diferentes municipios del altiplano paceño, exigiendo la renuncia de las máximas autoridades de Bolivia, el presidente y el vicepresidente David Choquehuanca. Ambos pidieron desde un mensaje difundido en las redes sociales directamente a Morales mantener el diálogo “sin condicionamientos” y denunció a sus partidarios por violencia registrada en El Alto.

La llegada de la marcha encabezada por el líder cocalero y tres veces presidente de Bolivia, derrocado por un golpe civil-policial-militar en 2019, elevó la tensión entre sectores del oficialismo que se enfrentan por el manejo del gobierno pero también por la sucesión, ante las elecciones de agosto del año próximo. Morales quiere presentarse a un nuevo mandato, mientras que sus opositores internos interpretan que la Constitución del Estado Plurinacional no se lo permite.

En la Plaza Murillo, la Policía, junto a organizaciones sociales leales a Arce, mantenían una vigilia bajo el lema «Por la defensa de la democracia». El dirigente de la facción del MAS alineada con Arce, Grover García, aseguró que la vigilia en Plaza Murillo continuará hasta que los manifestantes de Morales se retiren por completo.

El Ministerio de Exteriores de Bolivia, por su parte, denunció que el expresidente ha «amenazado con interrumpir la continuidad del orden democrático al dar un ultimátum» al presidente boliviano, Luis Arce, para que en 24 horas cambie su gabinete de ministros «si quiere seguir gobernando».

alg con NA y Europa Press