Los octógonos negros que señalan el exceso de sodio, grasas, azúcares o edulcorantes en los envases surgieron de la ey 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable en 2022, y si bien contaron con la resistencia inicial del empresariado, finalmente pasaron a ser parte de la escena cotidiana en las góndolas. Y con buenos resultados. Sin embargo, su futuro es incierto.

Desde su reglamentación, organizaciones como la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) han impulsado y monitoreado el cumplimiento de la normativa que busca garantizar el derecho a la salud y a una alimentación adecuada de la población, algo que ya venía implementándose en otros países de la región.

No obstante, días atrás comenzaron a circular versiones acerca de la posible modificación de la ley, del tamaño de las etiquetas e incluso de las fórmulas. Una nueva desregulación posible dentro del plan del ministro Federico Sturzenegger no es negada por fuentes oficiales.

El impacto positivo del Etiquetado Frontal

“Estamos al tanto de la información que circula en torno a posibles cambios de la Ley de Etiquetado y vemos esta noticia con gran preocupación”, expresa Victoria Tiscornia, coordinadora de proyectos de FIC y magíster en Nutrición. Y dice que existe evidencia científica sobre el impacto positivo de la ley que debería tomarse en cuenta al momento de evaluar un cambio normativo.

Al final de su gestión en 2023, el Ministerio de Salud de Nación (previo a la asunción de Milei) publicó un informe cuantitativo que se complementa con el cualitativo que realizaron FIC y Unicef. “Ambos reflejan que hay un alto nivel de apoyo de la población a la ley, las personas consideran que es una medida clara y comprensible que les permite tomar decisiones informadas respecto a su alimentación diaria facilitando la identificación de los productos saludables”, manifiesta.

La encuesta que realizó Salud en diferentes regiones del país durante los meses de agosto y septiembre de 2023 arrojó como resultado que el 80% considera que es una la ley muy beneficiosa; y nueve de cada diez encuestados están de acuerdo en que son útiles para tomar decisiones informadas respecto a su alimentación. “Esto demuestra que estamos logrando el objetivo deseado de la ley, que se cumpla el derecho a la información clara para que las personas puedan elegir libremente qué consumir”, resalta Tiscornia.

Marketing

El estudio cualitativo de FIC se centró en grupos focales de cuidadoras/es de niños y niñas: “el objetivo fue analizar el conocimiento, la comprensión, las percepciones y los comportamientos de los cuidadores asociados a la regulación de etiquetado frontal”.

Como resultado, las y los encuestados expresaron que los sellos son útiles ya que brindan información, promueven la toma de decisiones conscientes y aportan información nueva sobre algunos productos que antes consideraban saludables y ahora descubrían su verdadera composición nutricional. “En marketing algunos productos se presentan como saludables por el color verde o por decir light, cero grasas trans, y de repente se dan cuenta que no lo son”, señala.

El principal efecto documentado de la implementación de la ley en el consumo de las personas de distinto nivel socieconómico es claro: el etiquetado generó una disminución en el consumo de productos con sellos tanto en la frecuencia como de la porción consumida. “Por ejemplo, si compraban todas las semanas una gaseosa, ahora la compran solamente los fines de semana o para una ocasión especial, o en vez de consumirla libremente consumen un solo vaso”, indica.

Las empresas y las fórmulas

“La reformulación de esos alimentos no es un objetivo buscado de la ley, sino informar a los consumidores para que puedan decidir qué consumir y tratar que elijan productos más frescos, frutas, verduras, no envasados. Pero fue un efecto secundario”, asegura Tiscornia.

Un análisis realizado por FIC durante el primer año de implementación comparó la composición nutricional de los mismos productos antes de la ley y un año después. Observaron una disminución significativa en la proporción de productos con, al menos, un nutriente crítico en exceso o con la leyenda precautoria: «disminuyó la cantidad de productos que debieran llevar los sellos entre una etapa y en la otra”, asevera.

Los cambios más destacados en los productos, según el estudio de FIC, fueron implementados en aquellos que contenían exceso de sodios (sobre todo en cereales y derivados) o edulcorantes. Tiscornia señala que la iniciativa coincidió con normativas similares en Chile y Perú, y pondera que la ley local –a diferencia de esos otros países– dispuso la leyenda de exceso en edulcorantes: “en Chile se dio que sacan el azúcar de la fórmula y ponen edulcorantes, en cambio no pasó en Argentina”. «

Los mejores estándares en salud pública

De acuerdo a encuestas oficiales, más de la mitad de los consultados modificó su decisión de compra por la presencia de sellos. De ellos: 63,1% en bebidas, 61,9% en yogures y 49,9% en galletitas. Este sistema de etiquetado (que utiliza el perfil de nutrientes de la OPS) «está basado en la mejor evidencia científica libre de conflicto de interés que se haya desarrollado en Argentina y presenta los mejores estándares de salud pública de toda la región”, asevera Tiscornia. Está demostrado –remarca– que el diseño gráfico de los octógonos “es el más efectivo porque es el que más comprende la población al momento de hacer las compras en comparación con otros sistemas que se han hecho como Nutri Score o GDA”. Al compararlo con el de otros países, el local es el que más disminuye la intención de compra de los productos no saludables y ayuda a identificarlos más fácilmente.