Quién resistirá cuando el arte ataque, se preguntaba el Flaco Spinetta en los inicios de ese mundo que unas décadas después el sociólogo Zygmunt Bauman definiría como líquido. Que Agustín Guerrero no se piense Spinetta y no se dedique a la sociología no quiere decir que no tenga vínculos con los dos nombrados. Con el primero, concebir el arte como la búsqueda de disrupción sobre el sentido; con el segundo, una explicación del mundo actual y las relaciones que produce. Así, con su Agustín Guerrero Quinteto, Pablo Marchetti y Gonzalo Duro, concibieron la obra conceptual interdisciplinaria “Estupidez”, que en julio y agosto se presentará en Buenos Aires, Temperley, La Plata y Rosario.
La obra nunca fue presentada completamente. Hasta el momento “es un disco en potencia, que además todavía no está grabado. ‘Estupidez’ es una obra que representa muy bien este momento de la Argentina”, explica Guerrero. “Hay cinco piezas de las quince que nunca se tocaron y se van a tocar por primera vez ahora. Lo que veníamos haciendo era un adelanto de la obra, tocando algunas de las composiciones. Ahora se va a tocar completa como fue pensada desde un principio. Hemos probado nueve, diez piezas el día que hicimos ‘Epopeya Argentina’ (la obra hasta entonces inédita de Piazzolla). Fue como una prueba y terminamos de consolidar ahí cómo tiene que ser el espectáculo. La obra no tiene una linealidad, es como un rompecabezas; las piezas están conectadas pero aparecen en distintos momentos.”
–¿Se divirtieron mucho, no?
–Sí, sí, sí. Y creo que nos vamos a divertir mucho ahora cuando lo hagamos en vivo. Las charlas con este loco (Marchetti) para ver cómo lo armábamos. Es idea mía la obra y los sumo a él y a Gonzalo Duro que el que hace las imágenes. Primero a Pablo, y decidimos entre los dos que tienen que ser sonetos los que estén antes de cada una de las piezas. Y después a Gonzalo le digo que tiene que aparecer el título de la pieza y cuando aparece la música tiene que hacer un trabajo con imágenes que estén relacionadas con la temática de la pieza. Pablo lee lo que tiene escrito, aunque sí caracteriza la voz según el tema.
-¿Siempre fue un espectáculo multimedia?
-Siempre como algo multimedia. Lo que se sumó después fue la idea de la poesía. Primero era música e imágenes. Después se me ocurrió que era interesante, dada la variedad temática, tener en cuenta la literatura, las palabras, que lo pone un poco más a tierra, permite conectar mejor con la música. Al principio tenía un texto que tenía una explicación que leía Pablo sobre cómo había sido la pieza, pero parecía muy largo. Hay que hacer unos sonetos, me dice él. Una estructura muy clásica y que contrataste con toda la locura musical que viene después. Y ahora es una hora de corrido sin hablar, sin aplausos sin nada.
Buenos Aires, Temperley, La Plata y Rosario son las sedes elegidas para presentar el proyecto. La primera por su centralidad, la segunda porque es lugar geográfico en el que se concentra el grueso de los integrantes del grupo, La Plata por ser la capital de la provincia en la que viven y Rosario porque, además de ser un lugar en el que tienen muchos amigos, es como la puerta de entrada hacia el resto del país para una obra que puede convertirse en película, y que seguro tendrá un disco con libro que contendrá todas las partituras.
Desde esos centros, esperan poder irradiar al planeta su mensaje sobre este mundo y sus relaciones, que parecen estar organizadas a partir del vínculo que cada individuo establece con su teléfono celular: Guerrero cuenta que, a partir de renunciar por cuestiones económicas –y también prácticas– a tener un paquete de datos, ha tenido algunas dificultades logísticas: “Más de una vez llegué a un lugar y porque no andaba el timbre o nadie te daba bola tuve que irme hasta un lugar con wi-fi para avisar que había llegado”.
–¿Así nació esta obra?
–Tiene que ver con eso. Por eso “Zapping” es la última pieza, es como llevar eso mismo que tiene la obra a una síntesis y una exageración de esa cosa volátil que tiene la información hoy, que salta de un lado a otro; la cosa volátil del estado de ánimo, de las relaciones humanas, las amorosas, de las construcciones, que así como algo se hace se rompe y eso se disipa y pasa a otra cosa. Tiene que ver con eso que dice (Zygmunt) Bauman de la era líquida. Está todo vinculado a una necesidad de representar el caos en el que vivimos en el siglo XXI, que es un exceso de información que no llegamos a procesar, que cada vez se mueve a más velocidad y cada vez el saber es más específico, puntual y menos abarcativo. Es un poco pesimista, porque la obra plantea que eso lentamente va llevando a una autodestrucción. Pero visibilizarlo y plantearlo es un poco oponerse a esa especie de final ya anunciado. Es plantear una lucha un poco utópica desde el arte contra todo eso que avanza y lo va convirtiendo al hombre en algo volátil, algo que está en la nube, en las redes.
Integrantes de Agustín Guerrero Quinteto: Julio Coviello (bandoneón), Martín Rodríguez (guitarra eléctrica), Diego Rodríguez (contrabajo y bajo eléctrico), Lucas Diego (batería), Agustín Guerrero (piano, sintetizadores y composición musical), Pablo Marchetti (locución y poesía).
Shows:
● Buenos Aires: viernes 19 de julio, 22:30 hs, Ciclo Nuevo Tango Baires, Espacio Cultural Oliverio Girondo (Vera 574). Anticipadas $200, en puerta $250.
● Rosario: domingo 21 de julio, 21 hs, Complejo Cultural Atlas (Mitre 645.
Anticipadas $200, en puerta $250.
● La Plata: viernes 2 de agosto, 21:30 hs, Estación Provincial (17 y 71, sala A). Anticipadas $200, puerta $250.
● Temperley: sábado 3 de agosto, 22 hs, El Padilla (Espacio Cultural, Meeks 1058). Anticipadas $200, en puerta $250.