Los candidatos presidenciales de los Estados Unidos, la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump, atravesaron las últimas horas de campaña con la vista puesta en los estados clave para definir la elección nacional. Este martes, se espera una participación de unos 150 millones de ciudadanos de los 244 millones que se habían  registrado previamente. Más de 75 millones ya emitieron su sufragio por correo de manera anticipada, según los últimos datos oficiales.

La actual vicepresidenta y el ex mandatario pelean voto a voto para quedarse con los electores de los distritos que terminarán de inclinar la balanza para un lado o para el otro.

Según los sondeos, los estados de Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin son los más reñidos y serán definitorios para la victoria de quien sucederá al actual presidente Joe Biden.

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En el último día de campaña, tanto Trump como Harris eligieron pasar por Pensilvania. De los siete estados decisivos, es el que más delegados otorga para el Colegio Electoral, con 19 electores.

La vicepresidenta cerró la jornada con uno de sus mitines en Pensilvania, junto a los artistas Katy Perry, Lady Gaga, Ricky Martin, y la presentadora Oprah Winfrey. Antes de la presentación, Perry publicó en sus redes sociales que completó oficialmente su boleta y votó por Harris para la presidencia. En tanto, el candidato republicano aseguró que impondrá aranceles a las importaciones de México de un 25 por ciento si no se frena el flujo de inmigrantes y drogas.

«Si no detienen este embate de criminales y drogas que vienen a nuestro país, voy a imponer inmediatamente un arancel de 25% a todo lo que envíen a Estados Unidos«, aseguró Trump en un acto en Raleigh.

Desde Pensilvania, Trump prometió «rescatar a cada ciudad y pueblo que ha sido invadido y conquistado» en un discurso ya habitual en él contra los migrantes, a los que acusa de hacer de Estados Unidos un «país ocupado».

El expresidente acusó a todas las personas migrantes -con y sin documentación- de perpetrar «invasiones militares sin uniformes» en el país. «Eso es todo lo que es», declaróo, reiterando su promesa de ordenar una deportación masiva si se alza con la victoria este martes.

Durante su intervención, una de las cuatro programadas antes de cerrar su tercera carrera a la Presidencia estadounidense, Trump describió un país en declive, «ocupado» por la población migrante, asegurando que «atacará» a las «bandas» y pidiendo, como ya ha hecho en otros actos, la pena de muerte para «cualquier inmigrante que mate a un ciudadano estadounidense o a un agente de la ley».

Por otra parte, el magnate lamentó el tiempo que se tarda en conocer los resultados, pidiendo que se vote en un solo día y en papel, en lugar de emplear máquinas de votación electrónicas.

En esta línea, Trump cuestionó nuevamente la transparencia de las elecciones. «Creo que es demasiado grande para amañarlo. Lo intentarán. Y lo están intentando, pero es demasiado grande para amañarlo. Este es un gran movimiento. Lo hicimos genial en 2016, lo hicimos mucho mejor en 2020, pero pasaron muchas cosas malas», indicó.

El republicano sugirió que los estados juegan un papel en los resultados electorales, puesto que «hacen la colecta, por así decirlo, y tienen que recibir órdenes del Gobierno federal». Por ello, insinuó que «arreglen» el sistema: «No podemos permitir que esto ocurra. Tenemos que ganar a la antigua usanza y arreglarlo».

Trump aseguró también que impondrá fuertes aranceles a sectores como el automóvil de México y el acero fabricado, con el objetivo de rejuvenecer la industria manufacturera estadounidense, prometiendo acabar con la inflación y achacando además a la candidata demócrata, Kamala Harris, «cuatro años de infierno económico para los trabajadores estadounidenses».

«Si Kamala Harris consigue cuatro años más, nuestra economía nunca podrá recuperarse. Si yo gano, construiremos rápidamente la mayor economía de la historia del mundo», insistió.

Kamala Harris, en tanto, cerró su campaña electoral desde la ciudad de Filadelfia, pidiendo el voto masivo con un mensaje optimista en el que apeló al sueño americano para «quienes empiezan como los menos favorecidos y escalan hasta la victoria».

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«Filadelfia, ¿estamos listos para ganar?», preguntó a la multitud congregada en el Museo de las Artes de la localidad. «Es bueno estar de vuelta en la ciudad del amor fraternal donde se forjaron los cimientos de nuestra democracia. Y aquí, en estas famosas escaleras, un homenaje a quienes empiezan como los menos favorecidos y escalan hasta la victoria».

La vicepresidenta cerró su carrera a la Casa Blanca con un mensaje de «optimismo, con energía, con alegría». «Estados Unidos, empezamos esta campaña hace 107 días y desde el principio, la nuestra no ha sido una lucha contra algo. Ha sido una lucha por algo», señaló desde esta ciudad del estado de Pensilvania.

Una vez más, la vicepresidenta apeló a su pasado como Fiscal General de California: «Me he pasado la vida luchando por la gente que ha sido herida y descartada, pero que nunca deja de creer que en nuestro país todo es posible. He vivido la promesa de Estados Unidos y hoy veo que la promesa de Estados Unidos está en todos los que están aquí. En todos vosotros. Somos la promesa de América», dijo.

Previamente, desde Pittsburgh, Harris había prometido el fin de «una década de política impulsada por el miedo y la división». Y aseveró: «Hemos terminado con eso. Se acabó. Hemos acabado. Estamos agotados de ello, y Pittsburgh, no vamos a volver atrás«.

Durante el mitin celebrado en el Monumento Histórico Nacional de los Altos Hornos de Carrie, la vicepresidenta se entusiasmó con que los demócratas «marcarán la diferencia en las elecciones, el impulso está de nuestro lado”.

alg con. Europa Press y NA