La hija del no es una película sobre una historia que en su andar se convierte en una sobre una identidad, sobre la relación de una hija con su madre, sobre el poder de las mujeres en las luchas de hoy y de siempre. También sobre una memoria que parece presentarse como el principal baluarte ante una parafernalia tecnológica que ahora, encabezada por la IA, quiere borrar la historia que la especie humana hizo junto a la tierra que le dio posibilidad de ser y sentido de existencia; una que, reescrita a su antojo o directamente borrada, permita la expoliación sin límites de los recursos que manan de ella. Silvina Hermosa es la responsable del documental que veinte años después de aquella epopeya que resignificó el vínculo entre el humano y su medio ambiente, reconstruye desde sus más tiernos inicios la lucha que llevaron adelante los habitantes de Esquel, Chubut, para conseguir un plebiscito y así impedir la mega minería transnacional en las montañas patagónicas.
“En la pandemia surgieron estas ganas de ir por un desafío mayor como es la dirección -explica Hermosa el origen de su debut en la realización después de haber producido entre otras Quemenlos (Adrián Jaime), Elan Impulso Vital (Dina Spivak), Amor y cine (Victoria Carreras)-. La historia personal me permitía estar en un rol con mucho más compromiso y con una mirada mucho más integral de todo el proceso.”

-En todos estos años de ir a Esquel -su madre, protagonista del film, vive ahí-, ¿cuáles fueron las cosas que te llamaron la atención en cuanto a cambios y continuidades?
-El día 23 de marzo es el Día de la Dignidad del pueblo de Esquel porque ese día se votó el plebiscito para el no a la mina. Cada año, esa semana la Asamblea que se formó y sigue funcionando hace una serie de actividades. Este año se mostró por primera vez la película en el auditorio municipal de Esquel, en una sala colmada. Para mí fue un momento más que importante: toda la gente que está allí me conoce desde hace 20 o 30 años. Recibí comentarios muy agradecidos de gente muy emocionada por la realización de esta película. A mí me gusta decir que es una historia colectiva retratada por una actividad colectiva como es el cine. La mostramos en Esquel, en Trevelin y en toda la comarca, y en todos los lugares fue muy buena la recepción.
-¿El espíritu de aquella lucha sigue intacto?
-Llegás a una ciudad que desde el ingreso te empieza a decir cuál es su espíritu: municipio no nuclear; no a la mina, que hace referencia al 23 de marzo del 2003, el día en que toda la ciudad votó y más del 83% lo hizo por el no a la instalación de la mina. Caminás por el centro y ves mosaiquismo que hace referencia a no a la mina, ves murales, banderas en los negocios carteles que dicen este negocio le dijo No a la mina en 2003. Muchos habitantes hacen la metáfora de que es como la llamita del piloto del calefón: cuando la situación se pone extrema se prende la llama general y si no quedan piloto en funcionamiento. Y la legislatura hace unos días hizo la apertura al fracking en Chubut y hoy los vecinos y vecinas están en alerta.
-¿Y en cuanto a lo material? Porque en aquel momento había mucha desocupación.
-Es una ciudad que ha crecido muchísimo. En la película pongo material de archivo con las montañas casi vacías y material actual dónde ves que ha crecido la población. Antes no había viñedos y ahora a partir de una técnica se logró que la uva crezca a pesar del frío; y también te puedo hablar de otras producciones orgánicas. La ciudad ha crecido a pesar de lo que nos decían en ese momento: si no venía la minería no iba a haber progreso.
-Es un momento que se vive como de retroceso de derechos .Por ejemplo impusieron el RIGI, que es directamente un régimen de expoliación. ¿Allá hay discusiones sobre por qué vuelven con tanto ímpetu políticas de este tipo?
-Estamos en un sistema capitalista que es muy exitoso: hay una concentración de la riqueza en muy pocas manos y estos intereses vinculados a establecer ciertas zonas del mundo como zonas de sacrificio, tiene mucho poder de lobby. Incluso gente que tal vez para llegar a un puesto político en la provincia dijo no a la mina, después te lo encontrás impulsando una ley que abre la posibilidad de la explotación minera. Son muy poderosos y vienen por todo el bien común que tenemos en nuestro país. Que tiene que ver con el agua. No somos el único país que está sufriendo los embates de la mega minería y el extractivismo. Es la famosa lucha de David contra Goliat que uno de los testimonios dice en la película.
-En el documental ese poder se evidencia cuando los que están por el sí contratan a Ráfaga, y uno de los testimonios dice: nos ganaron.
-Con ese show y otras cosas buscaban que la gente pensara que ya había ganado el sí. Y la gente va y disfruta el concierto, y está bien que así sea: desde la Asamblea siempre lo remarcan. Si vos tenés padecimiento y necesitás una chapa para el techo y vino la minera a darte la chapa, está bien, pero el voto es otro cantar. Y en ese momento había mucho debate, todos los profesionales daban tres o cuatro charlas por semana. Hay una página web (www.noalamina.org) donde la Asamblea volcó un montón de información que fue sistematizando durante todos estos años -de este y otros aspectos-, y también con nuevos temas como el uranio (la reciente apertura para el fracking).

-¿Cómo fue en todos estos años la relación con la comunidad mapuche?
-Fueron los primeros que denunciaron que había movimientos para la megaminería. Los pueblos originarios siempre fueron ninguneados y maltratados, pero yo en la película me enfoco en las dos profesoras universitarias porque una es mi madre. De hecho un mes antes había habido un desalojo en lo que es Vuelta del río. Siempre estuvieron vinculados al No a la mina, más allá de las diferencias que siempre puede haber. Pero en las marchas, donde en principio la bandera era la argentina, hoy están intervenidas por la cosmogonía mapuche tehuelche: no somos los hombres separados de la tierra, sino que somos uno, que además es la tierra de nuestros hijos.
La hija del no
Dirección y producción general: Silvina Hermosa. Guión: Gabriel Bobillo – Silvina Hermosa. Estreno: 7 de mayo a las 20 en el Gaumont, Av. Rivadavia 1635.