Encastres, la muestra de collages de Florencia Dacunto está ya casi lista. “¡Eso que hacen ustedes no es arte!”, grita todos los jueves, sin falta, a las 14 horas un señor que pasa por la puerta del taller de collage analógico que dicta la artista y tallerista en Villa Urquiza.

Foto: Prensa

 Adentro se escuchan cosas como: “¿Le dejo o le saco la cabeza?”, “Yo trabajé un montón con mujeres hongo, así que te puedo ayudar”, “¿Vos necesitabas aviones?”, “Que no tenga sentido, es un poco eso”. Se cortan fotografías de revistas de arquitectura, National Geographic, de los años 60, de botánica.

No se piensa -casi- en nada. Se intuye. Se vuelve, de alguna forma, a la infancia. Florencia, la creadora de Encastres,  ofrece consignas disparadoras -desde la creación de bestiarios y la inclusión de un “hilo rojo” hasta el recorte de fotografías antiguas-, guía, acompaña con la composición, le da un toque mágico a las obras que van quedando, porque parece verlas antes de que sucedan. Después se pega.

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El resultado es la creación de una imagen nueva, absurda, donde parece que todos sus recortes siempre estuvieron allí y no en cualquier otro lado. Se detienen allí.

Con invitación a parar, encontrarnos, desautomatizarnos, observar materiales que escapan del presente y salir de la lógica del producir que impone la cotidianidad, este fin de semana Dacunto estrena la muestra de collage Encastres en Espacio García.

 Los encastres de lo cotidiano, los roles “encastrados” que pesan sobre las mujeres ―fieles protagonistas de la obra de Florencia― imponiéndoles exigencias que dejan poco espacio para la expresión o lo humano hasta automatizar su existencia son algunos de los temas que se desprenden de las obras de una artista que no dejó, desde que era una niña de cortar y pegar. De desarmar y volver a armar en medio de un caos de papeles.

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-¿Cómo comenzaste a hacer collage hasta llegar a Encastres?

-Ya casi no me acuerdo exactamente, pero fue mutando. Lo lúdico de cuando era niña y adolescente, cuando intervenía cuadernos, agendas, vinilos, cajas o incluso una pared de corcho que tenía en mi dormitorio donde había posters, fotos entradas de recitales, imágenes de todo tipo. Después,  en la búsqueda de una profesión me fui inclinando hacia la fotografía, el diseño gráfico y de interiores y en esa misma búsqueda con un costado artístico y estético me encontré con el collage como una forma de expresión.

-Se suele decir que un collage lo hace cualquiera, que hasta un chico lo puede hacer. ¿Qué es el collage para vos?

-En realidad el arte en general creo que puede practicarlo cualquiera, es una forma de expresión,  hay diferentes  disciplinas en lo artístico  entre los que está el collage. Luego  se puede decir que la subjetividad del arte permite que todo esté bien, hay gustos para todo, en el equilibrio,  la composición,  el color, la estética,  los estilos… Entonces, ¿quién puede decir que algo está bien o mal?

 Lo pueden hacer los niños fundamentalmente porque están despojados de la mirada de lo que luego intenta «corregirlos » en lo que deben ser las cosas. Creo que en lo de «hasta un niño lo puede hacer» está la clave, deberíamos hacer más lo que hacen ellos.

En los talleres que doy lo más difícil de establecer en los adultos es cambiar la mirada de lo que es el collage en ese sentido, justamente  abrir la cabeza y ver las cosas diferentes,  disruptivamente, cambiar el sentido de lo establecido.

-¿Por qué hacés collage manual o analógico y no digital?

-En toda actividad manual está el contacto con los materiales, el olor del papel,  las texturas, los hallazgos. El sentido del tacto, el trabajo con las manos y ese detenerse, usar las manos para luego obtener un resultado de lo hecho con ellas es muy satisfactorio. Como tejer, cocinar, escribir, es una tarea introspectiva y completamente catártica. Uno vuelve a encontrarse. Lo digital es muy válido, pero va por otro lado.

-¿Qué parte de razón y qué parte de azar hay en hacer collage?

-Diría que son las dos maneras de hacerlo. Desde la imagen o encuentro azaroso, donde uno va jugando con esas imágenes y terminan, o en una idea o en un mensaje, pero siempre desde «la ruptura de lo sabido», lo no  convencional.

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-¿De qué forma trabajaste para Encanstres?

 Para Encastres hice una serie de collage que hablan de determinado material pensado y determinada temática. Todos esos collages que tienen un sentido común y el mensaje está determinado por la idea que tuve. En el día a día hago collage espontáneo y cuando encuentro una imagen que me gusta, me dejo llevar por las imágenes que tengo ahí, sobre la tabla. A veces con un sentido y a veces no.

-¿Qué temas trabajaste particularmente para Encastres?

―En Encastres se verá un trabajo relacionado  con la mujer, como siempre, tema que me interpela eternamente. Habla de los roles de las mujeres, de los encastres de nosotras mismas en el cumplimiento de esos roles, de las distintas mujeres que hay dentro de nosotras, todas las que somos en simultáneo.

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Encastres de Florencia Dacuntose inaugura este sábado 15 de junio, de 19 a 21 horas, en Espacio García (Vidal 3801, CABA,) con música en vivo de la mano de Cata Vin. La entrada es gratuita. También se podrá visitar el domingo 16 de junio, de 15 a 19 hs y el lunes 17 (feriado)  de 17 a 21 horas. El cierre es con música y feria de “collagitos”. Se ofrecen talleres, workshops y obras en venta.