Como vino, se fue. El presidente Javier Milei sobrevoló este miércoles algunas de las más de 65 mil hectáreas de monte nativo arrasadas por los últimos incendios en Córdoba y abandonó la provincia sin tomar contacto con más dirigentes que el gobernador y algunos de sus funcionarios. De hecho, al no descender en ninguna de las zonas afectadas, tampoco dialogó de primera mano con bomberos, brigadistas y vecinos, que llevan más de una semana batallando contra los incendios más devastadores del tiempo reciente, cuatro de los cuales siguen activos y cuyo daño ambiental es aún inconmensurable.
Recién llegado de un nuevo viaje a los Estados Unidos, el mandatario arribó a Córdoba las 14.46, acompañado por uno de los vértices de su “triángulo de hierro”, su hermana y secretaria general de la Presidencia Karina; además del jefe de gabinete, Guillermo Francos, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y su par de Defensa, Luis Petri. A diferencia de su anterior visita, el 25 de mayo pasado, la delegación presidencial no aterrizó en el Aeropuerto Ambrosio Taravella sino que lo hizo en la Escuela de Aviación Militar. Milei descendió del avión vestido con el uniforme de fajina con la insignia que lleva su apellido. Allí lo recibieron el gobernador Martín Llaryora y el intendente capitalino Daniel Passerini, con quienes los visitantes mantuvieron una breve reunión antes de partir en un sobrevuelo de helicóptero de una hora por zonas afectadas.
Las autoridades sobrevolaron uno de los focos más dramáticos, el que afecta al norte del departamento Punilla, y se dio allí una imagen llamativa: la de decenas de bomberos formados en Capilla del Monte para recibir al presidente, rostros tiznados y brazos cansados tras largas jornadas de lucha contra el fuego, y a la postre una decepción indisimulable, al ver que la aeronave visitante apenas los sobrevoló. Fue el mismo sentir de decenas de vecinos de Capilla del Monte que se congregaron alrededor de un vallado dispuesto para proteger a un mandatario que nunca descendió del cielo.
Antes, en la red X, Milei había calificado a los bomberos como “héroes”, al tiempo que en los últimos días desde Nación se esforzaron por mostrar cuánto apoyo logístico habían enviado a la provincia para el combate de los múltiples focos.
En la misma línea, el gobernador Martín Llaryora informó que “recibí al presidente de la Nación @JMilei, en la Escuela de Aviación Militar, en el marco de los operativos que llevamos adelante para combatir y contener los #incendios forestales en #Córdoba. Junto a la comitiva nacional sobrevolaremos las zonas afectadas”. No hubo funcionarios nacionales o provinciales que se refirieran públicamente a la visita, toda vez que el trabajo de la prensa fue restringido al máximo y apenas se difundieron un par de fotos oficiales. Entre ellas, la imagen en la que Milei muestra el poncho con la imagen del cura Brochero que le regaló el mandatario provincial.
Sin reclamos callejeros
Lo imprevisto de la visita presidencial -la había anunciado el vocero Manuel Adorni el martes a la noche- impidió que sectores contrarios a las políticas del actual gobierno nacional organizaran marchas en repudio. El rechazo quedó entonces para el ámbito virtual y los comunicados de prensa, por caso el de la Asociación de Trabajadores del Estado, que fustigó la llegada del “ajustador serial”. “Declaramos persona no grata a este ajustador serial, hambreador del pueblo, represor de nuestros jubilados; personaje cipayo que encarna la restauración oligárquica y el revanchismo patronal para plantar una bandera de remate a nuestra Patria” señalaron desde el gremio, a la vez que indicaron que “Milei es responsable de esta catástrofe: el DNU 70/23 que destrozó la Ley de Manejo del Fuego; la destrucción de las capacidades del Estado; la desjerarquización de la cartera ambiental; y el negacionismo de la Crisis Climática-Ecológica, constituyen el combo fatal detrás de los incendios”.
Para la Ate, Córdoba es “una provincia devastada por el fuego indiscriminado de los intereses financieros, empresariales y de una clase dirigente corrupta que, por acción u omisión cómplice, arrasa con bosques nativos e implantados y pastizales, atacando y arrasando con la naturaleza y las poblaciones que la habitan. Los intereses de los grandes capitales, del agronegocio exportador, del extractivismo inmobiliario y turístico, el saqueo de nuestros bienes comunes están detrás de los incendios, que son negados, desatendidos y desfinanciados”.
En una línea similar, esta semana la diputada de La Cámpora Gabriela Estévez anunció la presentación de un proyecto para que se declare la emergencia nacional en las zonas afectadas y pidió a Milei que «se comprometa en serio” en la lucha contra el fuego. El reclamo de la declaración de emergencia surgió este fin de semana de brigadistas comunitarios y vecinos de las localidades afectadas, que han visto cómo las llamas consumían sus casas, vehículos y animales, en una provincia que hasta estos focos apenas sostenía el 3% de su monte nativo original.
Sigue ardiendo
Así las cosas, y con una superficie afectada que supera las 65 mil hectáreas, hasta este miércoles a la tarde seguían activos los focos de Punilla Norte, Chancaní, La Granja y Villa Berna, separados por decenas de kilómetros y diferentes temporalidades en un origen de sino común: la mano humana. En ese sentido es que ya fue apresado un puñado de hombres, bidones con combustible en mano, acusados de iniciar los focos e imputados en sendas causas judiciales. A la vez, desde los territorios afectados y sectores ambientalistas denunciaron vía redes la presunta desidia por parte de efectivos de los Equipos Técnicos Ante Catástrofes, culpándolos incluso del inicio de algunos focos en el fragor del combate del fuego.
Son en total unos mil los bomberos desplegados en los distintos departamentos con focos activos, al tiempo que en los territorios crece una consigna conocida: “todo fuego es político”.