Mónica Flores Andrade, una mujer boliviana de 44 años y residente en México desde sus 19, sintió una energía que la movilizó a una búsqueda que nunca había hecho: escribir en Inteligencia Artificial la consigna “Qué pasó con el asesinato de Zulema Flores Andrade”.
La respuesta de IA fue un artículo publicado en septiembre de 2024 por Tiempo, al sur del continente. Titulado “La historia del Chango Peña, de la idolatría en Boca a la cárcel, acusado de un femicidio y una violación”, el texto recorría la carrera del delantero argentino, que entre los 60 y los 70 también jugó en San Lorenzo, Estudiantes y Central, hasta sus dos etapas en la cárcel.
El primer arresto de Ignacio «Chango» Peña fue en Bolivia en 1982, cuando era jugador de The Strongest y pasó algunos meses en la cárcel de La Paz sospechado de haber matado a su novia, justamente Zulema Flores Andrade, y la segunda en Argentina, condenado por haber encubierto la violación a un menor (quien igual denunciaría que Peña también fue su violador, pero que “por ser conocido» recibió una pena menor).
Aunque lo aclaraba, aquel artículo estaba incompleto: “Tiempo intentó comunicarse con familiares de Zulema Flores Andrade pero no pudo contactarse”. Era una búsqueda difícil: los crímenes de Peña, que todavía vive a sus 75 años en Formosa, siempre permanecieron invisibilizados, a tal punto que ni siquiera tienen una referencia en la entrada del futbolista en Wikipedia.
Hasta que Mónica, la hija de Zulema, saldó ese vacío: entre un recuerdo repentino de su madre y las posibilidades de la tecnología, primero por IA y luego por Instagram, se comunicó con Tiempo para aportar una voz en memoria de la víctima del futbolista femicida.
Si el actual ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, anunció que buscará eliminar del Código Penal la figura de femicidio como agravante por violencia de Género, aquellos eran tiempos de “crímenes pasionales” y el asesinato nunca fue esclarecido por la Justicia boliviana.
Lo que se informó entonces fue que Zulema, de 23 años, y el Chango Peña, de 33, estaban en pareja y discutieron: la joven cayó de un octavo piso de un edificio en La Paz y murió en el acto. “¿Asesinato o suicido?”, preguntaron los diarios de Bolivia en 1982. Aun a falta de testigos directos, la sospecha obvia fue que la mujer había sido arrojada.
El futbolista, cuyo pico de popularidad había sido en el Nacional 1969, cuando dio la vuelta olímpica con Boca en el Monumental, pasó algunos meses preso pero recobró la libertad tras una colecta entre futbolistas y siguió jugando. En el medio, los abogados de Peña habían blanqueado a El Gráfico en 1983: “Hay dos formas de ver el tema. Ateniéndose al proceso legal o llegando a un acuerdo con la otra parte. Nosotros queremos un acuerdo con la otra parte”.
En la nota de Tiempo de 2024, un futbolista boliviano recordó ese arreglo extra judicial: “Se juntó una plata y se la dieron a la familia de la chica, que retiró la acusación”. Pero justamente, de la familia de la víctima, nunca se supo nada.
Mónica, que es hija de Zulema con una pareja anterior –un padre al que recién conocería de adolescente-, tenía dos años y medio cuando su madre fue asesinada. Desde entonces, la criaron sus abuelos maternos. No habla del “Chango” sino de “Ignacio»: “De chica me decían que mi mamá era mi abuela y mi papá, mi abuelo. Pero había cosas que me confundían: a los 7 años escuché ‘pobrecita, es igual a Zulema’. A los 14 hablé con mis abuelos y les pedí la verdad. Ahí me contaron que mi mamá había salido con Ignacio, un jugador de fútbol conocido pero muy celoso y posesivo”.
«En la noche del crimen, primero fueron a una fiesta -sigue, ante Tiempo-. Ignacio le tiró un cenicero a mi mamá, la sacó a los empujones y se fueron al departamento. Ahí, Ignacio llamó a mi abuelita y le dijo ‘Su hija se ha tirado’. El forense dijo ‘esta chica no se suicidó, fue asesinada’, y mis abuelos contrataron un abogado, pero Ignacio quedó libre».
«El año pasado, mi abuelito se puso a llorar de repente y me contó algo que yo no sabía: ‘Me dieron dinero cuando murió tu mamá. Era un jugador famoso, iba a ganar el juicio y pensé mejor recibir eso’. Estaba muy arrepentido, hablaba de mi mamá pero también de su hija. Este personaje salió impune en dos crímenes», dice Mónica desde México, mientras envía una foto con sus dos hijos sin abuela materna, en memoria de la víctima del futbolista femicida.